Tuvo que esperar hasta el tiempo de descuento del partido, cuando casi se oía ya el pitido final si se permite la hipérbole, pero La Fuensanta ha podido celebrar este domingo otra victoria de la Unión Balompédica Conquense. Y no un triunfo cualquiera sino ante una de las plantillas más potentes de la categoría pese a sus inicios renqueantes, la del Toledo, uno de los más firmes candidatos a estar en el playoff de ascenso y quien sabe si algo más. Un 1-0 que vale tres puntos y una tonelada de moral.
Tanto el desarrollo del partido como el perfil del rival denotan que no fue un partido sencillo ni hubo opción al paseo familiar. Hubo que trabajar, confiar, esperar… y también beneficiarse de esa suerte que es propia de los campeones.
Los blanquinegros no especularon y fueron ambiciosos desde el primer momento, como atestiguan las precoces ocasiones de Javi Herranz, Coba da Costa o Antonio Fernández. Por muy poco no se materializaron.
En esa dinámica, una contra de Pablo Olivares tuvo que ser atajada por el visitante Theo en una acción que mereció amarilla. En esa mitad también cayó, en este caso en el área Marco Recuenco, pero no se pitó el penati solicitado.
La primera mitad había sido de empuje balompédico y apenas algún acercamiento aislado de los toledanos, pero no había sido suficiente con dominar el terreno de juego y la posesión. Faltaba un plus.
La segunda mitad estuvo marcada por la expulsión de Theo tras recibir una segunda amarilla en una dura entrada en el 49 de partido. Con uno más, la Balompédica podía permitirse mantener la intensidad física que había venido demostrando. Se repitió la sucesión de internadas de los nombres ya antes activos o de otros como Luca.
En el minuto 69 el Toledo se quedó con nueve en el campo al ser expulsado por roja directa Gabri tras una entrada durísima a Rubén Bernabeú.
Con tan superioridad numérica se multiplicó la ofensiva conquense, acumulándose los casis… Y en plena vorágine casi es el Toledo el que marca pero un eficaz Bernabeú desvió de puños para que el fútbol hiciera justicia.
Porque el partido había entrado en unos derroteros extraños. En el 90 tuvo que detenerse el juego debido a que uno de los jugadores del conjunto toledano ha lanzado un balón al terreno de juego desde la grada, por lo que se anunciaron siete minutos de añadido. Y, como si el karma hablase japonés, justo después fue Yuya Yoshimura el que marcó el gol de la victoria.