Expedida la correspondiente licencia para la exageración, uno podría decir que el partido disputado por el Incarlopsa Cuenca en la mañana de este sábado en Valladolid ante el Recoletas se ha resuelto con un marcador más propio de baloncesto que de balonmano. 32-36, 68 goles en total, en el primer encuentro en cinco meses de los de Lidio Jiménez, que comienzan con victoria una de las pretemporadas más atípicas que se recuerdan.
El encuentro, abierto a la asistencia del público con las pertinentes medidas de seguridad, no estuvo exento de las tónicas habituales de los partidos amistosos: mucha rotación, ensayo de jugadas y testeo de jugadores. Y, como refleja el luminoso, mejor los ataques que las defensas y porterías, que siempre requieren de más sosiego para finarse y acompasarse. En el caso de los conquenses estuvo marcado por el intenso hambre de gol y de juego si bien es cierto que el cansancio físico se dejó notar y fueron de más a menos.
A los diez minutos de partido la brecha ya era de cinco goles (4-9) y esa posición preferente en el marcador no se alteró ya, llegando al descanso con una brecha de 14-21. Los pucelanos estuvieron mejor en la segunda mitad, especialmente en su inicio, y llegaron a ponerse a 4 en el minuto 36, pero los de Cuenca supieron hacer buena esa ventaja que se mantuvo sin apenas variaciones hasta el final.