Patotski engulle la moral del Incarlopsa Cuenca y afianza la victoria del Nava (29-32)

El encuentro ha estado muy igualado y los locales han mantenido opciones casi hasta el final, pero los segovianos han sabido marcar el ritmo del partido

El Nava ha logrado una valiosa y trabajada victoria en su visita de este domingo a Incarlopsa Cuenca (29-32) en el duelo que ha cerrado la novena jornada de la Liga Sacyr ASOBAL antes del parón de la competición por los compromisos de las selecciones nacionales.

Aunque el partido ha tenido tramos muy igualados y los conquenses se han mantenido vivos prácticamente hasta el final sin renunciar a nada, el Viveros Herol BM. Nava ha sabido llevar la batuta gracias a una mayor regularidad, brillantes actuaciones individuales en ataque y un balance mucho mejor en portería. En la segunda mitad Dzmitry Patotski ha estado soberbio, desbaratando oportunidades -ha parado dos penaltis y varios tiros claros- y desmoralizando a los tiradores conquenses como Arnau, para el que fue una pesadilla.

Montaña rusa

La historia del partido para los conquenses ha sido la de una montaña rusa, lejos de esa regularidad que reclamaba en la previa el entrenador Lidio Jiménez. Los primeros minutos han sido muy parejos para ambos cuadros, con los ataques mucho más inspirados que las defensas y porterías; Pozzer y Thiago goleaban con relativa facilidad. 5-5 en el 7:45, a más de un gol por minuto.

El problema llegó cuando los de Nava de la Asunción mantuvieron ese ritmo ofensivo pero en las filas locales la pólvora se mojó con esa lluvia que amenazaba las goteras de El Sargal, con precipitaciones, fallos y errores a los que también contribuyó un buen Haris Pleh, que estaba ejerciendo de sustituto de lujo en la meta visitante. Pizarro y Simonet fueron el rostro de esa frustración colectiva.

Un parcial de 0-3 obligaba a Lidio Jiménez en el minuto 12 a pedir su tiempo muerto, un recurso que tuvo su efecto, no inmediato, pero sí progresivo a pesar de algunas discutibles (y muy discutidas por la grada y el banquillo) decisiones arbitrales. Gracias a las internadas de Mach y a las buenas conexiones con Doldan, el partido tomaba otro color. Mucho tuvo que ver también en la mejoría la entrada de Grbavac en la portería en el minuto 23 para sustituir a Samuel Ibáñez. A falta de tres minutos y medio para el descanso Bulzamini ponía el 14-15 en el marcador y el miedo en el cuerpo a los de Zupo, que consiguieron atemperar la remontada e irse 15-17 al descanso.

En la segunda mitad el Cuenca se aferró a sus virtudes consiguió el ansiado empate en el minuto 33 de partido con un tanto de Leo Prantner. Mach mantuvo su buen estado de forma y mientras Grbavac siguió parando, las distancias variaban entre cero y un gol, pero el Nava sabía ser más rápido y hábil en las transiciones y al Cuenca se le volvían a atragantar las estratagemas de la pizarra de Zupo y los balones volvían a colarse fácilmente hasta las mallas. ¿La consecuencia? Otra vez tres goles de distancia, 23-26, poco después del ecuador del partido.

Lidio volvió a dar entrada a Samuel, que tuvo algunas paradas más que meritoria en momentos clave, y el Cuenca se entonó para acechar a su rival, espoleado por un Sargal que quería su ración de épica para el puente. Pero por el camino se cruzó Patotski, que con algunas molestias y había sido reservado para que su calidad inclinara el fiel de la balanza. Lo consiguió. De qué manera. Penalti parado a Arnau cuando el equipo podía ponerse de uno. El joven extremo de pasado culé se encontraría un par de veces más en los seis metros con el meta bielorruso, héroe para los suyos y verdugo de los nuestros.

Cuando faltaban menos de cinco minutos para el final, la distancia era ya de 26-30. Pero entre los defectos que se pueden achacar este domingo a los del Incarlopsa Cuenca no figura el derrotismo o el precoz de abandono de la esperanza, y gracias a nuevas paradas de Samu y a rápidas conexiones coronadas por Nacho o Thiago, a falta de dos minutos el marcador se apretaba hasta el 29-31.

Fue un buen intento, pero un espejismo para morir en la orilla. Patotski cercenó con paradas de muestrario las ocasiones clave y el Nava, con un Moyano a lo suyo, meter goles, sentenció hasta el definitivo 29-32.

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