El Rebi Cuenca empata un trabado partido contra el Benidorm y sigue sin sacudirse el miedo (24-24)

Los conquenses tuvieron balón para marcar el gol de la victoria a 30 segundos del final, pero no fueron capaces de rentabilizarlo

Los partidos entre Cuenca y Benidorm, que vienen a ser prácticamente un género literario en sí mismos, tienen avalada fama de duros, intensos e igualados. Y más con las circunstancias y los miedos que planeaban sobre la cita de este domingo: no iba a ser día para exhibiciones técnicas ni alardes tácticos. Lo esperable se cumplió en ese aspecto. Empate a 24 y desigual valoración. Para los locales, amargo, un punto insuficiente que no permite alejarse del playout ni quitarse los medios. Para los visitantes, renta prácticamente tranquilizadora, que les asegura además el golaverage. Normal que lo celebrasen.

El Rebi Cuenca empezó valiente y contundente con un gol precoz de Fede Pizarro, pero pronto el partido se vistió de la que iba a ser su indumentaria de esta tarde: lento y trabado. El Benidorm no solo empató rápido sino que una sucesión de precipitaciones en ataque de los locales -tiros fallados o errores en los pases- le permitió tomar una ventaja de tres goles (2-5) en el minuto 8. 

Sendas exclusiones en el cuadro alicantino que permitieron una defensa más centrada y un ataque más tranquilo del Rebi Cuenca supusieron romper esa dinámica. Los de Lidio Jiménez empataron otra vez en el ecuador de la segunda mitad y abrieron una fase de igualdades numéricas o incluso pequeñas ventajas.

Más que de acertar más, el partido iba de equivocarse menos. La dureza era una constante en ambas áreas y, ante jugadas muy trabadas, eran individualidades fugaces como las de Simonet, Hackbarth o incluso alguna parada de Espinha las que marcaban la diferencia. Con 10-8 llegó a nueve minutos del partido pero el Cuenca no pudo insistir en sus aciertos y varias paradas de Witkowski, y prisas que desbarataron buenas ocasiones, dejaban en  tablas al marcador en el descanso. 11-11 un tanteo muy bajo. 

La segunda mitad no supuso en su inicio un giro radical en los acontecimientos. El tanteo siguió perezoso y lento y, salvo algún ejemplo aislado, no había fluidez alguna en los ataques, los goles que llegaban tenían que ver más con aquello de hacer la guerra por su cuenta. 

Estuvo algo mejor Espinha, lo que daba crédito a un ataque demasiado nervioso, con un Tchitombi Aurelien-Morgan que incluso falló unos 7 metros como paradigma de lo que estaba pasando. Es verdad, justicia es decirlo, que soportó agarrones y empujones muy por encima de lo que el rigor arbitral hubiese tenido que permitir. Pero, lo cierto es que no se aprovechaban en todo su potencial los acontecimientos.

En el 45 seguía el empate, esta vez a 17. El Benidorm no brillaba pero había sabido compensar sus flaquezas aprovechando mejor los huecos de una defensa conquense que, más cansada, fue perdiendo en intensidad. El que se puso las botas fue el central Nacho Vallés con unos números espectaculares: 13 goles (más de la mitad del tanteo global de su equipo) y un 76% de eficacia.

El Cuenca iba sobreviviendo gracias a un Fede Pizarro que no fallaba, o fallaba poco, cuando le llegaban balones a su desmarque del extremo o que se echaba el equipo encima desde el centro.  

Lidio Jiménez quiso serenar los ánimos y recuperar los estribos con un tiempo muerto a falta de once minutos para el pitido final, con 18-18.  No funcionó demasiado al principio más bien al contrario, pero con algo de retardo y la afición en El Sargal echando el resto, el partido empezó a cambiar.

A falta de seis minutos Tchitombi ponía el 22-21, les tocaba remar a la contra a ellos. La defensa se repuso con una demostración que evocaba a los mejores tiempos (sobresaliente Juanjo en ese aspecto). Y hasta hubo ocasión de ponerse dos arriba en el 56, pero un Pozzer casi solo, el portero estaba llegando, tiró muy alto el balón que debía haber entrado dentro. 

Espinha lo compensó parando un penalti para el delirio de la Furia Conquense y el resto del respetable y Juando desde el pivote la lanzó con fuerza y precisión para la escuadra, limpiando las telarañas.

Llegó otro paradón del guardameta portugués, pero el rechace fue del Benidorm, que consiguió aocrtar distancias hasta el 24-23. Un balón del Cuenca al poste poco después y algo de mala suerte devolvió el empate a treinta segundos del pitido final. No fue tiempo suficiente para el Cuenca, incapaz de marcar el gol de la victoria. Es más, el Benidorm recuperó el balón y por muy poco, apenas unos segundos, a punto estuvo de desbaratar el empate. Unas tablas que saben a poco porque lo son. La promoción de descenso sigue acechando con el Cangas, que la marca, un puesto y un punto por debajo.

ESTADÍSTICAS DEL PARTIDO