“Animo a los jóvenes a que hagan deporte porque no sólo es bueno para la salud sino también socialmente”

Entrevista con Paulino Fernández, deportista

Cualquiera que haya practicado baloncesto de forma federada en Cuenca conoce a Paulino Fernández. Auténtica alma mater de este deporte en Cuenca, lleva ligado a su actividad desde hace más de 70 años, siendo uno de los pioneros de un deporte que llegó a ser el más seguido en nuestra ciudad. Recientemente ha sido noticia porque ha recibido el merecidísimo homenaje de que la pista principal del pabellón El Sargal haya recibido su nombre. Desde la atalaya que le confieren sus recién cumplidos 88 años Paulino, con una envidiable lucidez, hace memoria en esta entrevista del devenir del deporte de la canasta en Cuenca, que comenzó por la ya lejana década de los 50 del siglo pasado y que en la actualidad sigue contando con equipos masculinos y femeninos en distintas categorías que buscan reverdecer los laureles de antaño.

– ¿Qué ha supuesto para usted que se le haya puesto su nombre a la pista principal del polideportivo El Sargal?

Una alegría tremenda por el hecho de que se le haya puesto el nombre y también porque hay muchísima gente que me está parando por la calle para darme la enhorabuena y para decirme que se alegran muchísimo y que está muy bien que este reconocimiento se me haya hecho en vida.

– Usted ha sido una persona que ha estado ligada toda su vida al deporte, y además a deportes que no eran mayoritarios.

Cuando se creó Cuenca Asociación Recreativa, que fue el primer equipo de baloncesto de nuestra ciudad, en España no se jugaba a baloncesto a nivel de competición nada más que en Madrid y en Barcelona, era un deporte absolutamente minoritario.

– ¿Eso en que año fue?

Eso fue en el año 1953, tenía yo 20 años, pero ya jugábamos desde antes, lo que pasa es que no estábamos federados.

“Jugábamos con equipos como el Real Madrid, Estudiantes, Canoe, FENSA, Hermandades de Trabajo, etc…, que hacían un esfuerzo para venir a Cuenca”

– ¿Cómo le dio por jugar al baloncesto?

Pues la verdad es que no lo sé muy bien. Me imagino que a través del Frente de Juventudes alguien propondría jugar a baloncesto y así empezamos, no fue nada muy organizado. Estuvimos jugando varios años y cuando llegamos al 53 ya organizamos el equipo. Tuvimos que pedir permiso a la federación madrileña para poder participar en su campeonato porque aquí no había competición. Jugábamos con equipos como el Real Madrid, Estudiantes, Canoe, FENSA, Hermandades de Trabajo, etc…, que hacían un esfuerzo para venir a Cuenca. Recuerdo que yo tenía una panadería y al terminar los partidos los invitábamos a una zurra con unas magdalenas para tenerlos contentos y que siguieran viniendo a jugar a Cuenca.

– ¿Y cómo era jugar entonces, porque me imagino que en esa época ni pensar en jugar bajo techo?

Bueno, jugábamos cómo y dónde podíamos, siempre al aire libre. Jugábamos en el cine Alegría de verano, en el cine Palmeras, luego empezamos a jugar en el Vivero, donde está ahora la escuela de Santa Ana, nos construyeron una pista de cemento al aire libre y por lo menos teníamos ya una pista y unos vestuarios, porque antes nos cambiábamos como podíamos.

– ¿Y para ir a jugar a Madrid cómo lo hacían?

Nos llevaba un taxista que tenía un coche un poco grande y ahí nos metíamos los seis o siete que componíamos el equipo.

– ¿No llegaban ni a diez jugadores?

No, y no en todos los partidos éramos los mismos, dependía de quién pudiera ir. Nos llevábamos nuestro bocadillo, parábamos en Tarancón, luego íbamos a Madrid, jugábamos y nos volvíamos a casa. Así era entonces la competición, todo muy cogido por los pelos.

– ¿Recuerda a algunos componentes de aquel equipo?

Sí, claro, estaba Pedro Marzo, que falleció el otro día, Joaquín Romero, Manolo Velasco, que era hijo de uno de los barquilleros, incluso tuvimos a un chico que se llamaba Jesús que vino a trabajar a Campsa y jugaba bien al baloncesto y lo fichamos para que nos echara una mano. 

– Lógicamente todos de Cuenca y por supuestísimo amateurs.

Claro, lo de cobrar ni lo pensábamos, lo único que queríamos era que nos dejaran un sitio donde pudiéramos jugar y donde botara el balón, que por cierto eran balones de badana, como los del fútbol, que tenía unas costuras y cuando botabas el balón según cómo cayera salía para un lado o para otro. Todo era muy primitivo, pero nos lo pasábamos muy bien y disfrutábamos mucho. Llegamos a jugar en primera división de Madrid con los equipos que he nombrado.

– Cuando dejó de jugar siguió ligado al baloncesto ya para toda la vida.

Sí, hice un poco de todo, jugué muchos años y lo compaginé con muchas cosas, fui árbitro, entrenador, organizador de equipos, y he seguido ligado al baloncesto hasta ahora, que todavía presido el Club Baloncesto Cuenca.

– Usted fue presidente de la Federación Provincial de Baloncesto 30 años, de 1969 a 1999, el tiempo en que el baloncesto realmente se desarrolló en Cuenca. ¿Cuéntenos cómo fue la evolución de ese baloncesto de los pioneros a ser un deporte que llegó a tener un seguimiento enorme en nuestra ciudad?

Sí, el baloncesto se convirtió en un deporte con mucho seguimiento, especialmente a finales de los setenta y durante los ochenta. Además tuvimos competiciones internacionales como dos campeonatos de Europa juveniles, uno femenino y otro masculino, y también los torneos de San Julián, al que vinieron grandes equipos como la Cibona de Zagreb, la selección de Yugoslavia (con los dos hermanos Petrovic) y el Real Madrid. El baloncesto entonces tenía un enorme seguimiento.

“El baloncesto se convirtió en un deporte con mucho seguimiento, especialmente a finales de los setenta y durante los ochenta”

– A eso, lógicamente, ayudó mucho la construcción de El Sargal a principios de la década de los 70, porque hasta entonces se seguía jugando al aire libre.

Claro, a partir de entonces fue mucho más cómodo ir a ver el baloncesto, y además coincidió con una generación de jugadores de Cuenca como de las Heras, Yubero, Píter, Víctor, etc… que engancharon mucho a la gente y salvo el fútbol era el deporte con más seguimiento. Nosotros insistimos mucho cuando jugábamos en que había que construir un pabellón, porque jugar al aire libre era muy complicado, y más con los inviernos tan fríos que hay en Cuenca.

– Además el baloncesto movía a muchos chicos y chicas que lo practicaban.

Sí, desde la federación provincial nos ocupamos de que hubiera muchas competiciones para que el baloncesto siguiera creciendo. Además las chicas lo practicaban tanto como los chicos, en eso también fuimos pioneros y de hecho el equipo femenino sigue ahí. En Cuenca había un gran ambiente de baloncesto y mucha gente que lo practicaba.

– ¿Por qué cree que el baloncesto en Cuenca se ha atenuado tanto con respecto a aquellos años?

Pues quizá porque el equipo no tiró para adelante, cuando se fue esa generación de la que hemos hablado no salió gente de Cuenca para mantener la categoría del equipo, hubo que buscar gente de fuera y quizá se perdió un poco la identidad del equipo. Además las estructuras del baloncesto de Cuenca eran muy amateurs y para crecer hacía falta mucho dinero y no lo había, y no sólo dinero sino también organización. Además ahora hay mucha oferta de deporte en televisión y es difícil retener a la gente en deportes como el baloncesto con el nivel que tiene en Cuenca.

– ¿Cómo recuerda esa época, porque además El Sargal, como ahora con el balonmano, era un pabellón donde se apretaba mucho al rival y en el que había mucho público?

Iba bastante gente y había un muy buen ambiente, además también iba gente significativa de la ciudad como el alcalde o el gobernador civil. Los partidos eran los domingos a las 12:15 y mucha gente ya tenía reservada esa hora para ir al pabellón. Era una liga seria, con muy buenos equipos, y se llegó a ascender a 2ª división. 

– Además usted ha inculcado también el amor por el deporte a sus hijos. 

Sí porque ellos han vivido mucho el ambiente del deporte en casa y unos un deporte y otros otro todos lo han practicado.

– Con el tiempo también hizo sus pinitos políticos y fue concejal de deportes del Ayuntamiento de Cuenca.

Lo hice sobre todo para ayudar al deporte de mi ciudad. Fue una experiencia gratificante. Recuerdo que cuando llegamos al Ayuntamiento el pabellón San Fernando estaba a medias y tuvimos que retomar el asunto para poderlo terminar, pero tuve mucho apoyo del resto de concejales y creo que hicimos las cosas razonablemente bien.

– Para terminar me gustaría que les diera un consejo, desde sus 88 años y con la experiencia que tiene, a todos esos chicos y chicas que les gusta el deporte pero que tienen también muchas distracciones y mucha oferta de cosas que no son precisamente saludables.

Yo les animaría a que se metieran en una organización deportiva porque la verdad es que sirve no sólo para practicar deporte sino también para mejorar en otros aspectos de la vida y para conocer a mucha gente que tiene tus mismos gustos e inquietudes. El deporte no sólo te beneficia desde el punto de vista de la salud sino también socialmente.