La nueva Cátedra de Inteligencia Artificial aplicada a la Salud que dirige el profesor de la Facultad Politécnica de Cuenca, Jorge Mateo, tiene el claro objetivo de crear un sistema de algoritmos aplicados a la Medicina que sea un referente a nivel nacional e internacional. La investigación dará a luz una herramienta para ayudar a los clínicos a tomar decisiones en el diagnóstico y tratamiento de las patologías, en base a los datos que la aplicación analiza de las pruebas realizadas a los pacientes. Actúa «a modo de alerta» en caso de tener que hacer más pruebas o avanzar más rápido con algún caso, puesto que arroja el grado de mortalidad y las variables relacionadas.
¿En qué consisten las tareas directivas asociadas a la Cátedra? ¿Qué actividades conlleva?
Antes que nada, la nueva Cátedra está ligada con Cuenca porque buscamos que sea un polo de creación de inteligencia artificial de cara a la Medicina. Nuestro objetivo es fomentar esa tecnología y que Cuenca sea relevante. Puesto que la atracción ya está localizada en grandes polos como Madrid y Barcelona, es un punto importante introducir nuestra ciudad.
Es una Cátedra de investigación, nos vamos a dedicar a desarrollar una aplicación con nuevas técnicas, es decir, vamos a generar muchos algoritmos que, poco a poco, permitan obtener modelos y herramientas para predecir y analizar diferentes patologías.
¿Qué tipo de enfermedades están sobre la mesa de la investigación?
Llevamos ya mucho tiempo trabajando para aplicar esta tecnología con el virus del COVID, pero también vamos a trabajar con el cáncer, en concreto, el cáncer de hígado, para ayudar al pronóstico de la mortalidad. Creamos herramientas que ayudan a mejorar el tratamiento, o sea, que el clínico puede detectar qué pacientes pueden evolucionar de peor forma.
¿Puedes poner un ejemplo concreto de cómo actúa la herramienta y qué información práctica ofrece?
Automáticamente el sistema analiza la imagen clínica y arroja un dato al médico. Vamos a poner el caso de que haya 10 pacientes de cáncer de hígado, pues la herramienta te dice que 7 «parece» que tienen un alto grado de mortalidad. Y además te dice qué variables están influyendo (edad, etiología o causa, otros niveles clínicos relacionados) con el fin de poder tomar una decisión.
Así, el clínico ve que es una herramienta que le va a ayudar, sabrá en qué pacientes debe aplicar más recursos, sobre todo, cuando el estado es de gravedad por si hay que ir más deprisa con él. De hecho, hay algunos pacientes que tienen buena cara pero luego les pasa algo grave, este sistema es como si fuera una alerta.
¿Está pensado entonces a la hora de tomar una buena decisión clínica?
Sí. También tenemos un servicio en Urgencias para evaluar pandemias. Si un médico ve que el paciente está de tal forma, con esta herramienta se puede derivar más rápido a un sitio o a otro, sabrá si hay que hacer más pruebas de Rayos X u otra prueba distinta para que su evolución mejore. O al revés, la aplicación tiene la capacidad de determinar si no es muy grave y no hay que actuar más allá de las primeras pruebas.
Se trata de una gran ayuda al diagnóstico para el facultativo. Igual que tiene una radiografía o unos análisis de sangre va a tener otro sistema que le ayude a decidir. Sabrá que, según esta herramienta, puede hacer tal cosa, pero la decisión siempre la toma el clínico.
¿Cuándo va a llegar a los hospitales?
Estamos en fase de investigación. Ahora se trata de generar un núcleo de conocimiento sobre las herramientas de diagnóstico y ayuda clínica. Después vamos a participar en conferencias, talleres, simposios y eventos nacionales e internacionales que ayuden a la difusión.