Manuel Millán de las Heras
Las patas sobre las que se sustenta la arquitectura de las Semanas de Música Religiosa de Cuenca son firmes e irrenunciables, cobrando cada año más sentido ante la mayor competencia de festivales por toda la geografía nacional. Una de ellas, que suele ser la que pasa más inadvertida para el gran público, es la de promocionar, recuperar y dar luz al patrimonio musical de nuestro pasado. Las SMR han dado un nuevo impulso a partituras inéditas u olvidadas, enriqueciendo la nación, ya que un país que protege su patrimonio es un lugar más bello y justo donde vivir. Para la presente edición se ha recuperado el proyecto previsto para 2020 y que no pudo realizarse por razones obvias.
Nebra y Nebra. Conferencia y concierto alrededor de nuestra catedral.
Antes del concierto realizado por la agrupación de música barroca “Los Músicos de su Alteza” tuvo lugar una excelente conferencia llevada a cabo por el musicólogo, compositor y profesor en la Facultad de Educación de Cuenca, José Luis de la Fuente Charfolé. En un desglose puramente científico y basado en datos irrefutables reivindicó a uno de los grandes músicos de la historia de nuestra catedral de Santa María y San Julián: el bilbilitano José de Nebra Mezquita. La principal desgracia de este compositor ha sido el haber sido silenciado por algunos investigadores, confundiendo su producción con la de su hijo José de Nebra Blasco, organista de la corte de Felipe V y el principal compositor escénico de la España del siglo XVIII. La conferencia se ve perfectamente resumida y argumentada en una de las mejores (si no la mejor) notas al programa de la historia del festival, tanto por la cuestión pedagógica como por las fuentes fotográficas, referencias y citas.
La clara distinción entre ambos se reflejó en el concierto, en el que dos partituras inéditas del padre envolvieron el extenso Miserere escrito por el hijo.
Los Músicos de su Alteza. Referencia barroca.
En sus más de 20 años de vida, Los Músicos de su Alteza han rescatado de archivos europeos y americanos importantes obras del rico patrimonio musical hispánico de los siglos XVII y XVIII. Su director, Luis Antonio González, es musicólogo del CESIC y busca en su empresa las fuentes primigenias y la interpretación historicista. La agrupación se presentó con catorce instrumentistas y cuatro cantantes, bastante cercana a la disposición de ambos Nebras en sus capillas. Enseguida percibimos la gran diferencia estética entre el padre y el hijo. El organista y maestro de capilla de la catedral de Cuenca posee un estilo muy hispánico, de marcados contrastes rítmicos y ecos, acompañados por un lenguaje austero, espiritual y elevado. Su hijo, envuelto en el mundo escénico italiano, desarrolla un lenguaje más moderno, con influencia evidente del Stabat Mater de Pergolesi, más vuelo melódico y virtuosismo vocal de las sopranos, resuelto de manera sobresaliente por Irene Mas Salom y Olalla Alemán. El compromiso y profesionalidad de la agrupación mostraron los resultados. Descubrimos el magnífico nivel de la música de nuestra catedral en el siglo XVIII y pudimos confrontarlo con otro hijo de nuestra tierra que emigró para buscar fortuna, y encontrarla, en la corte. Primera pata del festival resuelta con una versión de referencia.
El escenario.
Todos los que conocemos la historia de las SMR sabemos que los conciertos de recuperación musicológica son trascendentes para la historia, pero poco llamativos para el gran público, que prefiere obras y compositores canónicos y conocidos. En ese sentido, el Teatro Auditorio queda desangelado y siempre es preferible realizar estas apuestas en escenarios como la por desgracia no rehabilitada iglesia de San Miguel. Otra opción posible hubiera sido el templo en el que desarrolló su carrera José Nebra Mezquita: la catedral, pero hay que barajar los problemas de temperatura que pueden existir en estas fechas. Tal como fuere, es una cuestión para plantear en próximas ediciones.
En conclusión, ayer se inauguraron las 60 SMR de Cuenca con un concierto al nivel exigido y con la filosofía adecuada. Que siga.