El domingo 26 de noviembre, este periódico publicaba un texto hablando sobre la Casa de la Demandadera, su pasado, su presente y posibles propuestas para su futuro. Una de ellas era la de convertirla en una residencia para artistas.
Este proyecto proviene de la Asociación Cultural Triple A, ubicada en Cuenca y que actualmente posee tres galerías de arte en la ciudad: dos situadas en el Casco Antiguo y una en la calle de los Tintes. Esta Asociación presentó, en 2020, tanto al Ayuntamiento como a la Diputación un dossier de 39 páginas detallando la propuesta más otras cuatro en la que se desglosaba la financiación de la misma; ya que, según esta información, sería la Asociación la que correría con todos los gastos para la puesta en marcha de este espacio.
Aunque es cierto que algún dato puede estar desactualizado por tener tres años (por ejemplo, el número de asociados o algún precio que haya podido variar con la inflación, incluso cuenta con estrategias para evitar contagios del COVID-19), la práctica totalidad del dossier sigue siendo actual.
«Pretendemos crear un centro social y cultural, un espacio abierto y dinámico para todos los públicos donde convivan algunas de las expresiones artísticas más vanguardistas con actividades que giren en torno a la cultura y a Cuenca, respondiendo a los intereses de un público cada vez más comprometido e interesado en las derivas del arte abstracto», se expone en la propuesta.
Primera planta
En el hall de entrada se porpone establecer paneles informativos y una proyección multimedia, con información sobre la historia de la Casa de la Demandadera y la importancia del arte abstracto en Cuenca en el siglo XX, explicando la proyección internacional que dio a la ciudad.
La sala contigua se utilizaría, según detalla el proyecto, para un espacio multimedia basado en un entorno virtual, con hologramas en 3D e Inteligencia Articificial. Esta propuesta, recordemos, data de 2020, tres años antes de que se pusiera de moda la inteligencia artificial para este tipo de espacios.
En esta sala, el «artista del momento», que podría ser Fernando Zóbel, Antonio Millares, Carlos Saura, Luis Feito o cualquier otro artista expuesto, «respondería» a las preguntas de los visitantes según la base de datos proporcionada. Aunque se incluyen varios ejemplos de tecnología a utilizar, se reconoce que «se irá actualizando con el tiempo y mejorando la tecnología».
La tercera sala de este piso sería para incluir una galería propiamente dicha. Un espacio expositivo con obras propias del fondo de la Asociación, que además podría variar debido a que «disponemos de una gran red de galeristas nacionales que aportarán obras para exposiciones temporales».
Como la mayoría de espacios museísticos, también habría una tienda con productos relacionados con lo expuesto, desde catálogos de la exposición hasta posters y tazas. Incluso se valora la opción de que la entrada a este Espacio/Galería costase 2€, descontables si se adquiere algún producto de la tienda.
Planta baja
En esta planta, la Asociación explica que es su «mayor propuesta del proyecto, no queriendo hacer un espacio expositivo al uso». Se plantea la opción de realizar exposiciones temporales con artistas concretos, combinando este espacio para realizar cenas «en una sala rodeados de obras de arte, en un espacio incomparable».
En general, estos eventos serían exclusivos con chefs de renombre (el proyecto incluye la vinculación con ciertos restaurantes y Escuelas de Hostelería). Mientras que la sala contigua serviría de cafetería para los visitantes y huéspedes.
Sótano
La Casa de la Demandadera cuenta con un sótano con paredes de roca viva, pero con suelo y techos rehabilitados, que se propone como espacio multiusos. Ya sea para presentaciones, charlas, conferencias, conciertos o representaciones teatrales, entre otras propuestas.
Además, uno de los extremos de este sótano, serviría, según se explica en el dossier, como taller de serigrafía y grabado en colaboración con la Facultad de Bellas Artes de Cuenca y con la Escuela de Arte Cruz Novillo.
Habitaciones
Como se ha comentado al principio, las habitaciones de las que dispone la Casa de la Demandadera servirían para alojar a los visitantes, pero, sobre todo, que sirviera de Residencia de Artistas.
Según este programa, se daría cabida a artistas tanto nacionales como internacionales, de manera gratuita a través de becas, subvenciones u otro tipo de ayudas, para que pudiesen trabajar en obras propias a condición de exponerla, explicarla en conferencias o cederla a los fondos de la asociación.
Viabilidad del proyecto
Según Diego Forriol, presidente de Triple A, esta propuesta de proyecto sería viable ya que, como también se ha comentado, estaría totalmente financiado por la Asociación. Hasta tal punto confiaba en las posibilidades de este proyecto, que confirma que, hace tres años, cuando se presentó «teníamos hasta el banco que nos iba a dar el dinero».
Eso sí, no descarta la posibilidad de financiación a través de instituciones públicas, ya sea a nivel local, provincial, regional o estatal. «La colaboración público-privada siempre ha funcionado para estos espacios», declara.
En cuanto a los fondos (tanto de obra como monetarios), Forriol habla de la red de contactos de la Asociación. Por ejemplo, habla de su participación, este año, en 20 exposiciones, diez talleres y 18 ferias en lugares como Bélgica, Los Ángeles, Berlín, Madrid y Bilbao.
Esto también sucedería con los propios artistas residentes, ya que Triple A tiene también un convenio con la ‘Juilliard School’ de Nueva York, un conservatorio de artes en el que se imparten materias relacionadas con la danza, el teatro o la música. Además de existir en Europa una red de Residencias de este estilo, con las que, en opinión de Forriol, sería fácil colaborar.
Además, según las estimaciones que aparecen en el dosier, entre personal fijo y personal de refuerzo, este espacio daría trabajo de manera directa a 31 personas, sin contar con otros puestos temporales.
Con todo esto, Forriol comenta que este proyecto no es «parecido» al que presentó la administración de Prieto en 2016, con la idea de convertir este edificio en un Centro de Alto Rendimiento Turístico debido a las actividades que se desarrollarían en su interior.
Eso sí, y, aunque asegure no conocer la propuesta del profesor de la Universidad de Navarra Rafael Zafra para convertir la «Casa de Covarrubias» en una residencia de investigadores y artistas, con especial importancia para el Siglo de Oro, ambas ideas comparten ciertas características. Aunque el contenido de las salas sea, en este caso, un espacio museístico y algunas habitaciones estén reservadas para el turismo, la idea de estudiantes, investigadores o ponentes de congresos junto a la explicación y exposición de sus obras es compartida; al igual que la de la financiación público-privada.