Jorge Pla-García es doctor en Astrofísica en el Centro de Astrobiología (CSIC), asociado al NASA NAP, y al mismo tiempo está asociado al Instituto de Ciencias Espaciales (Space Science Institute). Está involucrado en las tres misiones que tiene la NASA en suelo marciano (Rover Curiosity, el Aterrizador Insight y el Rover Perseverance). Se encuentra, posiblemente, entre los científicos españoles que mejor conoce el Planeta Rojo y el viernes, 6 de octubre, ofrecerá una conferencia a las 12:00 horas en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha con sede en la ciudad de Cuenca con el título «La exploración humana del Sistema Solar: de la Luna a Marte». Reivindica la necesidad y la importancia de la divulgación científica y destaca con orgullo que España es «la primera y única nación de la historia en tener en Marte tres estaciones meteorológicas midiendo al mismo tiempo un cuerpo extraterrestre».
¿En qué se va a centrar tu conferencia en el Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha?
Bueno, pues básicamente lo que voy a hablar es de la exploración humana del sistema solar porque casi siempre hablamos de la exploración robótica, las naves que mandamos para explorar el sistema solar… el programa Artemisa será el centro de la charla que, incorrectamente, todo el mundo piensa que es para volver a pisar la Luna. Sin embargo, su objetivo primordial es poner un ser humano en Marte, pasando primero por la Luna para utilizarlo como laboratorio natural y como entrenamiento. En realidad, lo que queremos es poner un ser humano en Marte a toda costa. Lo que pasa es que para ello necesitamos pasar primero de nuevo por la Luna, que es todo el programa que se está viendo ahora de la NASA, de la ESA y nada era un poco contar pues cuáles son los planes de las agencias nacionales para las diferentes fases de Artemisa en la Luna, cuándo y cómo pensamos poner un humano en Marte y la última parte era contar un poco mi experiencia personal en las pruebas de candidato astronauta que me presenté el año pasado y tuve la suerte de pasar la primera fase que es la más difícil, digamos, el primer cribado.
¿Cuáles son los planes y los calendarios que manejan las diferentes agencias espaciales para el programa Artemisa?
La primera fase ya se completó con éxito que consistió en construir el cohete SLS de la NASA, que es el que necesitamos para poner en órbita la nave que nos va a llevar a La Luna. Eso ya se completó el año pasado. Ahora estamos en lo que denominamos Artemisa II que consiste en, una vez que hemos demostrado que el cohete funciona, meter personas dentro para llevarla a la Luna sin aterrizar, es decir, van a dar solo la vuelta a la Luna. Esto está planificado para finales del 2024 aunque ya sabemos que hasta el 2025 no se va a lanzar. Y, bueno, luego ya sería a partir del 2028 cuando ya asistiríamos a los primeros aterrizajes en la Luna para poner personas en suelo lunar. Durante 2028, 2029, 2030 y en 2031 lo que se pretende es poner un pequeño hábitat para tener una base científica, como la que podemos tener en la Antártida, una base científica, lo que pasa es que en lugar de tener una base permanente en la Antártida pues estaría en la Luna a partir del año 2031.

¿Y el siguiente hito sería poner seres humanos en Marte?
Así es. Aquí soy un poco más, no pesimista, sino realista. Lo vamos a ver en nuestro tiempo de vida pero para la década de 2040. Yo creo que en la década del 30 va a ser un poco precipitado. Ahora estamos conociendo e investigando Marte , hoy mismo, con los robots de la
NASA que tenemos en el suelo marciano para preparar la exploración humana de Marte en la década de 2040.
¿Cómo fue tu experiencia presentándote a la convocatoria de astronautas de la Agencia Espacia Europea?
Nos presentamos 22.500 europeos, que a mí me parecen pocos para los 750 millones de habitantes que tiene Europa, pero tuve la grandísima suerte de pasar el primer cribado. Sólo pasaron 1.300 de los 22.500 que se presentaron, es un 6% del total. Me puse a llorar cuando recibí la carta, no me lo creía. Y las siguientes fases de la candidatura fueron ya presenciales en Alemania. Esas pruebas ya no las superé porque ahí el cribado era muy fuerte pero tuve la suerte de hacer las pruebas con otros 66 españoles con los que hemos creado un grupo muy variopinto. Te puedes imaginar, hay pilotos aéreos, médicos, científicos, es brutal. Y de ahí han salido dos españoles que finalmente han sido seleccionados como astronautas, uno titular, que es Pablo Álvarez, y la astronauta de reserva que es Sara García. Lo que me llevo del proceso además de toda la experiencia es la amistad con Pablo y el poder hablar a diario con quien va a ser la primera persona que yo conozca que va a estar en el espacio. Es algo que cuando se lo digo a mi niña casi no se lo cree.
«España tiene tres estaciones meteorológicas en Marte, algo que la mayoría de la gente desconoce»
Una cuestión de base ¿Es realista plantearnos llevar seres humanos a Marte en estos plazos con nuestros conocimientos científicos y limitaciones en materia de propulsión?
Sí, es totalmente realista. Tenemos los medios, tenemos la tecnología, tenemos los motores… Hace falta un pelín de voluntad política y de dinero porque es una misión muy costosa… Se ha estimado que puede costar aproximadamente unos 400 mil millones de dólares, que es una pasada. Pero tenemos todo lo necesario para ir. Marte es factible porque es lo más cercano que tenemos. Aunque Venus está un poquito más cerca, es muy difícil aterrizar porque la atmósfera es muy gruesa y tiene unas condiciones muy difíciles. Marte, aunque es muy difícil llegar y cuesta mucho, es lo más factible que tenemos desde la Tierra. Aunque no es lo más interesante. Tenemos una unas lunas heladas en Júpiter y Saturno que son para poner los vellos de punta. Pero Marte está más en nuestra mano y será uno de los hitos más importantes de la historia de la humanidad.
¿Imagino que la experiencia que han aportado las sondas enviadas a Marte habrán sido fundamentales a la hora de calibrar, de evaluar las posibilidades reales de un viaje con seres humanos?
Absolutamente. Imagina que es como si ya estuviéramos allí y nosotros trabajamos en varias misiones. De hecho, estamos en Marte todos los días, robóticamente. Una de mis tareas es comunicarme con los robots que tenemos en el suelo, a día de hoy en Marte, para medir la temperatura del aire, el clima que hace, tomar muestras del suelo…. Conocemos las rocas, la orografía, la topografía. Tenemos mejor cartografiada la superficie de Marte que la de la Tierra. En la Tierra es más difícil porque tres cuartas partes del planeta son océanos y es muy difícil tener cartografiado todo el suelo oceánico de la Tierra. Sin embargo, en Marte, como no hay mares, no hay océanos, conocemos cada desierto, cada región, cada campo de dunas, cada cráter. Conocemos Marte como la palma de nuestra mano. No hay ningún secreto que nos vaya a sorprender en Marte.
«Los primeros asentamientos en Marte debería ser en cuevas para evitar la radiación cósmica»
Como científico que estás metido en el día a día de las misiones que se desarrollan en Marte…. ¿Qué es lo que más te ha sorprendido hasta ahora de las lecturas, de los parámetros que han venido de allí? ¿Y qué es lo más complicado que se puede encontrar el ser humano para mantener una colonia más o menos estable o permanente?
Quizá una de las cosas que más nos ha sorprendido es la química: la química del suelo y la química atmosférica. Procesos químicos que no esperábamos. Por ejemplo, hay mucho cloro en el suelo, muchas sales de perclorato que están por todo el planeta y hay un ciclo de cloro en la atmósfera que interactúa. Hay metano en Marte y todavía no sabemos qué es lo que lo está produciendo. Es de las cosas que más me ha sorprendido. Y a nivel de nuestras estaciones meteorológicas, tenemos tres estaciones meteorológicas españolas en Marte, en tres robots de la NASA, y estamos todo el día monitorizando la atmósfera. Es un planeta frío, la temperatura media son menos 55 grados aproximadamente. Y el día más caluroso del año, a la hora más calurosa, hemos registrado unos 6 o 7 grados positivos cerca del ecuador. O sea, imagínate el frío que hace allí. Las temperaturas nos preocupan pero no excesivamente. Lo que más nos preocupa es la radiación porque la atmósfera es muy finita y no protege como la de la Tierra frente a la radiación solar. Pero, sobre todo, de la radiación cósmica, que es una radiación muy dañina y es por eso que creo que los primeros asentamientos en Marte deberían ser en cuevas. Y nos preocupa para la exploración también el polvo porque ahí hay muchísimo polvo en la atmósfera marciana y se forman tormentas de polvo bastante fuertes que pueden trastocar los planes ya que se reduce la visibilidad, no puedes planificar bien hacia donde dirigirte, el polvo se mete por todos lados. Diría radiación y polvo como mayores riesgos para los humanos.

Has comentado, el tema del coste económico de esta exploración espacial y este es uno de los asuntos que genera debate y suscita la pregunta de ¿Merece la pena? ¿Merece la pena ese desembolso inmenso para ir a Marte cuando quizás se podría utilizar de forma eficiente en la Terra, en solventar problemas que tenemos aquí al lado?
Sí, por supuesto. Merece muchísimo la pena. Me gusta mucho que me hagas esta pregunta porque hay que decir que de todo el dinero que se invierte en el espacio se retorna casi el doble en beneficios directos en forma de nueva tecnología, nuevos dispositivos. Los instrumentos que ponemos en Marte o para explorar el sistema solar luego los aplicamos en la Tierra para nuestros satélites, para predecir catástrofes naturales…. Ahora mismo ya muere muchísima menos gente debido a los huracanes porque podemos predecirlos, a las inundaciones porque podemos predecirlas. Podemos crear nuevas tecnologías de cultivos para nutrir de alimentos en regiones como en África o en otras regiones más desprotegidas gracias a los satélites. Podemos mejorar las comunicaciones, por lo que zonas donde están más deprimidas en cuanto a sanidad pueden tener acceso a telemedicina gracias a tener esta tecnología de comunicación a través de los satélites, GPS. Y, sobre todo todo, los materiales que se inventan para espacio, que se aplican en el espacio y luego los aplicamos aquí en la Tierra. Como, por ejemplo, el teléfono móvil con todo lo que ha supuesto, el microondas con el que nos calentamos el café todas las mañanas, las lentes de contacto, la vitrocerámica, los pañales y compresas, la fibra de carbono, el kevlar, el teflon, el Gore Tex…
Has comentado que la fase intermedia consistiría en llevar gente a la Luna pero sin llegar a posarse. ¿Cómo va a ser posible?
Digamos que se hace todo de forma incremental. Primero, lo que hemos hecho es probar el cohete y ha funcionado. También ha funcionado la nave. Son dos cosas aparte. El cohete lleva la nave, la nave es la que va a ir a la Luna y la que va a volver. Tiene potencia y combustible suficiente como para ir hasta la Luna y regresar a la Tierra. Se ha probado tanto el cohete como la nave y los dos han funcionado bien. Dentro de la nave iban unos maniquíes para tomarles mediciones y ahora se trata de meter personas. Ir hasta la Luna pero sin tener un aterrizador. Digamos que esa nave que va hasta la Luna tiene un aterrizador, que es lo que sería el Eagle, el módulo lunar que utilizaron en los Apolo. Pues esa nave aterrizadora, la fábrica SpaceX, la compañía de Elon Musk que todavía no lo ha terminado y eso es lo que está retrasando un poco la misión de finales del 24.
«De todo el dinero que se invierte en la investigación espacial retorna casi el doble en beneficios directos»
Para la comunidad científica puede ser importante la experimentación y el análisis pero queda el caballo de batalla de la divulgación, dar a conocer la investigación del espacio y ponerla al alcance de todo el mundo, porque a todo el mundo nos afecta.
Absolutamente. Pienso que debería ser algo obligatorio para cada científico e ingeniero que trabaje en las misiones. Debería dedicar una pequeña parte de su tiempo a divulgación, porque ese conocimiento hay que transmitirlo a la sociedad. Nuestros sueldos vienen de los contribuyentes y la sociedad merece saber y conocer todos los avances que se hacen en ciencia y en tecnología. A mí es algo que me gusta y lo hago mucho pero hay compañeros que no lo hacen y deberían hacerlo. En Estados Unidos cuidan mucho la divulgación, aquí no se cuida tanto.