Sustituyendo a la en principio programada conferencia sobre la Reforma Agraria en España del catedrático de la Universidad de Salamanca Ricardo Robledo que no podía desplazarse a Cuenca por problemas de su agenda laboral, este martes 14 de marzo, dentro de los llamados Martes de la Academia, el investigador y profesor de la Universidad de Navarra Rafael Zafra Molina disertará sobre la figura del lexicógrafo, escritor y autor del “Tesoro de la lengua castellana o española” Sebastián de Covarrubias.
Bajo el título de «Sebastián de Covarrubias, conquense universal”, la conferencia del profesor Zafra Molina dará comienzo a las ocho de la tarde en el salón de actos de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, en la segunda planta del edificio de las antiguas Escuelas de San Antón con, como siempre, entrada libre y gratuita. Aunque Sebastián de Covarrubias vino al mundo el día siete de enero del año 1539 en la parroquia de San Lorenzo de la ciudad de Toledo donde hacía tiempo radicaba la familia, acabaría teniendo una relación especial con Cuenca.
Tras sus estudios en la Universidad de Salamanca sucedió a su tío Juan en la ración que éste disfrutaba en la catedral salmantina y recibía tres años después el orden sacro en Pedraza de manos del primo de su madre Diego de Covarrubias, obispo de Segovia a cuya sombra se mantuvo primero en la propia Segovia y más tarde en la Corte. Fallecido ya su tío y protector fue nombrado capellán real, título que mantuvo hasta 1581 y, valido seguramente de las buenas relaciones establecidas en la corte hispana, obtuvo una carta de recomendación de Felipe II para la curia de Roma. Fue durante esa su estancia romana cuando recibiría la correspondiente bula papal para la canonjía de Cuenca vacante tras el fallecimiento de su anterior titular el conquense Alfonso González de Cañamares de Teruel y en Cuenca se instalaba en septiembre de 1579, asumiendo la vida canonical ordinaria en la catedral. Reconocido intelectual, en 1590 le fue confiado el arreglo de la biblioteca capitular, desalojada en aquellos días del espacio que hasta entonces había ocupado, transformado en capilla, denominada “Honda” por su situación en la girola de la iglesia; en junio de 1601 le nombró maestrescuela de Cuenca el papa Clemente VIII y en 1606 fue designado capellán mayor de la Capilla del Espíritu Santo, lugar de entierro en el claustro catedralicio de los marqueses de Cañete. Gravemente enfermo desde 1610 fallecía el 8 de octubre de 1613. Y en Cuenca, donde, a decir de su sobrino Francisco de Alarcón, “llegó a juntar una de las insignes y universales librerías de su tiempo”, una biblioteca cuyos saberes supo sin duda aprovechar de manera cumplida fue donde, casi al fin de sus días iba a plasmar la quintaesencia de sus muchos conocimientos en dos obras singulares aparecidas en Madrid en el corto espacio de un año: los “Emblemas morales” y, en especial, “El tesoro de la lengua castellana o española”, el primer diccionario
general monolingüe del castellano y el primer diccionario de este tipo publicado en Europa para una lengua vulgar, una obra cuya valía sería especialmente reconocida cuando la Real Academia Española, tras su fundación en 1713, la tomara con referente de primer orden para su proyecto principal, la redacción del gran repertorio del español justificado sobre el uso literario, que iba a llevar a cabo con el “Diccionario de
Autoridades”.
En 2012, con ocasión de la celebración del cuatrocientos aniversario de su publicación, Académica, la revista de la Real Academia Conquense de Artes y Letras, publicó un número extraordinario y monográfico íntegramente dedicado a conmemorar la edición de tan magna obra con veintidós trabajos de otros tantos profesores e investigadores de centros o universidades españolas, europeas y americanas.
El conferenciante
Rafael Zafra Molina es investigador titular de la Universidad de Navarra y miembro desde sus comienzos del GRISO, el Grupo de Investigación Siglo de Oro fundado en 1990 que reúne a once investigadores de la propia Universidad de Navarra y cerca de cuarenta miembros asociados de distintas universidades e instituciones culturales españolas y extranjeras. Su labor investigadora en diversos ámbitos de precisamente esa época del Siglo de Oro se ha centrado especialmente en el teatro sacramental de Calderón de la Barca (con especial atención a las loas, la música o la escenografía), la emblemática, la iconología y las relaciones entre la literatura y otras artes (música, pintura, etc.). Desde su tesis doctoral he desarrollado también una fuerte línea de trabajo en el desarrollo y explotación de herramientas informáticas para la investigación y difusión de resultados.