Este jueves visita Cuenca Felipe de Borbón o Felipe VI, al que las informaciones periodísticas añadirán entre comas su condición de de «rey» o, las que prefieran ser más específicas y menos devotas de los sobreentendidos, «rey de España». Sin embargo ese no es ni mucho menos el único título con el que cuenta el Jefe de Estado, que es titular de un largo listado de blasones, honores y distinciones.
La Corona de las Españas se ha formado por sedimentos, de manera acumulativa. A partir de los reconquistadores reinos cristianos y de decenas de alianzas matrimoniales y militares. Y lleva asociado desde entonces numerosos títulos asociados a ella, un rastro que ni las pulsiones más centralistas de los borbones pudieron borrar. La propia Constitución en su artículo 59.2 reconoce el derecho a usar esos títulos.
Varios de esos títulos, además del obvio, están vinculados histórica o territorialmente a lo que actualmente llamamos provincia de Cuenca. Estos son algunos de ellos:
Rey de Castilla. Es el título inmediato que en las enumeraciones suele seguir al de España porque el Reino, y posterior Cororna, de Castilla fue el más poderoso de los que luego fraguaron la unión hispanánica, la España que es ahora. Cuenca se incorporó al reino castellano por la conquista del rey Alfonso VIII en 1177, una afiliación y luego histórica y cultural que no ha cambiado desde entonces. En ello tuvo que ver la repoblación de sorianos, burgaleses, guadalajareños y logroñeses. Y junto a la ciudad gran parte de su territorio. Algunas plazas indubitativamente y más precozmente que la capital, como la antes cristiana Huete. En las distintas organizaciones administrativas y regionalizadas ha pertenecido posteriormente a Castilla La Nueva y, desde los años 80 del siglo XX, a Castilla-La Mancha.
Rey de Toledo. Felipe de Borbón es también el titular del Reino de Toledo, que es heredero de la taifa toledana se configuró institucionalmente tras la conquista de la ciudad toledana en 1085 por Alfonso VI para la cristiandad y que nunca fue un ente autónomo de la Corona de Castilla, aunque mantuviese su distinción nominal. Como estuvo siempre más en lo simbólico que en lo plenamente efectivo, las batallas nominativas y territoriales sobre su ámbito geográfico son densas, bizantinas en algunos casos, y demasiado extensas para despachar en una reseña de prensa. En lo que nos atañe, y simplificando mucho, hay estudiosos que identifican el Reino toledano con todo lo que luego fue Castilla La Nueva y otros, a nuestro juicio más atinados, que acotan sus extensión, que en el caso conquense abarcaría más o menos lo que ahora es comarca de La Mancha. El añorado historiador taranconero Dimas Pérez señalaba como en testimonios de los más antiguos del lugar a principios del siglo XX señalaban que pertenecía a «Tarancón, antiguo Reino de Toledo».
Señor de Molina. El rey ostenta dos títulos de señor: el de Vizcaya y el de Molina, en referencia a la actual Molina de Aragón, municipio de la provincia de Guadalajara y cabeza de un señorío que nació por las disputas entre aragoneses y castellanos por la primacía del territorio. Mantuvo un alto grado de autonomía entre 1138 y 1321, cuando ya quedó definitivamente ligado y supeditado a la Corona de Castilla. Y al señor de Molina perteneció Beteta desde que en 1195 el Obispado de Sigüenza, al que estaba ligada desde 29 años antes, la cambiase por Santa María de la Hoz.
Beteta, por cierto, era cabeza a su vez de un pequeño Señorío incluido en el de Molina -algo así como una muñeca matrioska de las divisiones territoriales- que abarcaba sus «siete aldeas»: Santa María del Val, Lagunaseca, Masegosa, Cueva del Hierro, Valtablado y Valsalobre.
Gran maestre de la Orden de Santiago. Si hay una orden militar que ha estado vinculada con fuerza a la actual provincia de Cuenca es, sin duda, la Orden de Santiago, que tuvo en el Monasterio de Uclés su sede principal. Desde allí se administró un extenso territorio que abarcaba la llamada Mancha Alta conquenses, como evidencian la cruz santiaguista que acompaña muchos escudos municipales de la zona o los sobrenombres «…de Santiago» de lugares como Horcajo, Villamayor o Pozorrubio. También está ligada a la capital. Caballeros santiaguistas colaboraron en la conquista de la ciudad para la Cristiandad y Alfonso VIII supo agradecer el apoyo con varias generosas donaciones, de las que nació el Hospital de Santiago, ahora residencia de ancianos, una de las instituciones sociosanitarias más antiguas del país, que sigue perteneciendo al Consejo de Órdenes Militares de España.
El 1523, tras la llegada al trono del emperador Carlos I, el papa Adriano unió para siempre la Corona a los maestrazgos de las órdenes de Santiago, Calatrava y Alcánzara. Hasta entonces era un título electivo por el llamado consejo de los trece. Y Felipe VI es, por tanto, Gran Maestre de la Orden de Santiago desde su proclamación como rey hace seis años. Desde su etapa de Príncipe de Asturias ya era Comendador Mayor de Castilla de la Orden y con esa condición visitó el Monasterio ucleseño en 1996.
Alcalde de honor de Cuenca. Felipe de Borbón recibió también 1985 la Medalla de Oro de Castilla-La Mancha, honor que compartió ese año con el pintor Antonio Saura. En septiembre de 2008, junto a su mujer y cuando todavía era príncipe de Asturias, se le entregó en una visita a la capital conquense el título de alcalde de honor de la ciudad de Cuenca por parte de Francisco Pulido, por aquellos tiempos primer edil de la ciudad. En esa misma fecha inauguró el Parque de los Príncipes, en Villa Román, dedicado a él y a Letizia Ortiz.
Hermano mayor honorario de Jesús Nazareno de El Salvador y medalla de oro de la Junta de Cofradías. En 1994, cuando el actual jefe del Estado era el príncipe de Asturias, fue nombrado hermano mayor honorario de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador, un título “graciable, personal y vitalicio”. El ahora monarca es el único que tiene esa distinción y es el número 0 en las listas de la entidad. Durante los años 90 era una un rumor recurrente que su alteza iba como incógnito de bancero de Jesús de la Mañana, un extremo que desmienten desde la hermandad.
Asimismo Felipe de Borbón, todavía en su condición de príncipe, recibió en 2008 junto a su esposa Letizia la medalla de honor de la Junta de Cofradías de Cuenca. Su presidente, Jorge Sánchez Albendea, les hizo entrega de la distinción y de un libro de láminas de Miguel Zapata en un acto en el Ayuntamiento conquense. Ya como rey, Felipe VI fue presidente de honor del IV Centenario de la Procesión Camino del Calvario.