Recetas para evitar el absentismo laboral: cuidar la vida personal y dejar de exigirse el cien por cien

Entrevista a la psicóloga de QSalud, Miriam Orbís, sobre la estadística de Adecco: "Una buena relación con uno mismo es un factor protector frente al estrés laboral".

Las estadísticas rara vez no son noticia. Esta, en concreto, se hacía un hueco entre las primeras del año, situando los porcentajes de crecimiento y productividad laboral por los suelos. Todo por culpa de un factor clave que el mercado no puede controlar: el absentismo. La cifra de empleados que no acude cada día a su puesto de trabajo, según Adecco, se eleva un 0,5% anual y escala al 7,5% en el tercer trimestre de 2024. Problema difícil de resolver desde el ámbito empresarial, pero nada que se le resista a la psicología. La psicóloga de QSalud, Miriam Orbís, confirma a este periódico que la estabilidad emocional y cuidar las distintas facetas de la vida es lo que se sitúa en la base de la felicidad, y no tanto el éxito profesional según establecen los cánones sociales.

Miriam, ¿por qué tanta gente no acude a trabajar?

El problema es que buscamos el bienestar emocional en los demás en vez de en nosotros, a través de lo que la sociedad nos dice que tenemos que conseguir, más que a través de lo que nosotros mismos necesitamos conseguir. Si preguntamos qué es la felicidad se suele contestar que tener amigos o un buen puesto de trabajo, pero muchas veces hay quien tiene todo eso y psicológicamente se encuentra mal.

¿En qué basarías entonces el bienestar?

Es muy importante la forma en que aprendemos a ver la vida, la perspectiva, cada uno tiene una percepción de la realidad y ninguna vale más que otra, por tanto, en vez de perseguir los valores que la sociedad indica debemos perseguir los propios. Tenemos que ser exigentes, pero también permisivos. Esto consiste en ser críticos para analizar lo que hacemos, pero no machacarnos por lo que no sale bien. Una cosa es decir «esto no lo he hecho perfecto, podría hacerlo mejor la próxima vez», y otra distinta decirse «yo no valgo, no puedo hacerlo, no lo voy a sacar nunca adelante». En este segundo caso, la autocrítica es excesivamente negativa.

¿A qué factores crees que se debe el absentismo laboral?

Los orientaría en dos direcciones. Por un lado, hacia los problemas que puedan surgir dentro del trabajo (el hecho de no sentirse cómodo en el puesto asignado o el estrés laboral) y, por otro, hacia los problemas más personales (en caso de tener un problema familiar, de pareja o similar no resuelto). Depende de qué signifique para cada persona el trabajo, puesto que ganamos seguridad y validez cuando desarrollamos tareas útiles. Si se trabaja solo para conseguir dinero y llegar a fin de mes la motivación no es la misma que si se trabaja porque esa labor nos hace sentir bien y nos gusta desempeñarla, la interna es mucho más duradera que la externa. Para entenderlo mejor es como si alguien se apunta al gimnasio por un amigo o porque se siente bien haciendo eso, esto hace que se mantenga en el tiempo y no deje de ir porque su amigo no vaya.

No hay que pasar por alto el estrés, el funcionamiento del equipo y la relación con el jefe. Los modelos organizacionales están cambiando, ahora se intenta que el jefe sea líder y ese cambio de rol hace que se conecte mejor con los empleados, que no lo vean como un superior sino como un igual, sus directrices son una guía. De lo contrario, el rol superior establece una diferencia y pone una distancia que dificulta una relación tan personal. Es cierto que por valores culturales se trata de usted por educación, pero en el ámbito laboral no procede porque coloca arriba y abajo a directivos y empleados respectivamente. En cuanto a la comunicación entre ambas partes debe existir la posibilidad de decir lo que se necesite, sin miedo a comentar nada. Esto aumenta la confianza del trabajador en la persona que tiene delante.

¿Qué papel tiene la psicología positiva en el ámbito laboral?

Sirve en muchos aspectos, pero en otros nos pasamos. No todo se puede ver bien o mal, no podemos ser muy positivos o muy negativos, hay que adoptar una visión objetiva. Lo objetivo es lo que podemos describir igual. Luego hay modelos de pensamiento diferentes, por ejemplo, en una misma situación en la que hay necesidad de trabajar alguna hora extra hay quien lo puede ver como una oportunidad de sacar el trabajo adelante y avanzar para mañana o de hacer una crítica al coste que supone. Esto depende de lo que hemos vivido, no tanto de la situación en sí. Vemos la vida a través de nuestros aprendizajes.

¿Está relacionado el trabajo con los motivos por los que tus pacientes acuden a terapia?

En general, lo que más se repite en consulta es que las empresas exigen más que lo que la persona puede dar, exigen el cien por cien. A la hora de trabajar no podemos dar siempre el cien por cien, igual que en otras facetas, porque es agotador. El tiempo tiene que estar distribuido en todos los ámbitos de la vida: pareja, familia, hobbies, tiempo personal, trabajo, factor académico. No podemos dedicar toda la energía al trabajo porque dejamos de lado lo más importante: el tiempo personal. De hecho, suele ser lo primero que quitamos pero, gracias a ese tiempo, podemos hacer frente a todo lo demás.

Establecer una buena relación con uno mismo es un factor protector muy grande del que tirar en el trabajo. Si estamos mal con nosotros mismos el resto de factores estarán mal. Por eso es tan importante invertir tiempo en cuidarnos personalmente: ir al gimnasio, correr, quedar con amigos, ir al cine… No nos enseñan a cuidarnos, sí a cuidar las relaciones con los demás, pero no con nosotros porque son internas y no se ven.

También se habla mucho en consulta del cansancio laboral. La mayoría de las veces es psicológico al no poder desconectar del trabajo, pero el descanso de pantallas con estímulos rápidos no sirve a la mente. El descanso tiene que ser activo, o sea, descansar practicando un deporte favorito, quedando a tomar algo… En definitiva, cuando el empleado está a gusto, se siente válido y tiene una buena relación con el equipo puede conseguir que el trabajo también sea un factor protector.

¿Cómo se relaciona la productividad con la estabilidad emocional?

Es más importante estar estables que en equilibrio, es decir, vamos a tender de manera natural al equilibrio, pero si alguien busca algo para sentirse muy bien porque se siente muy mal eso produce inestabilidad, lo interesante sería reducir la diferencia entre el punto alto y bajo de la recta para estar más estables. Igual que no se está muy alegre o muy triste, todos los días solemos estar «normal».

Por tanto, una «productividad sana laboral» tiene que buscar el equilibrio entre el ámbito del trabajo y el resto de esferas de la vida. Quitando el trabajo por objetivos, lo ideal es que se desempeñen puestos con cierta carga sin que pese en exceso, que supongan un 70 por ciento de la energía personal, aunque en momentos puntuales puede bajar a un 40 por ciento si hay un problema interno. La productividad no es tener que hacer cosas todo el rato, si no se llegaría a casa y no se podría hacer nada más. Hay que ser flexibles. Tenemos una mala conciencia de que para hacer las cosas bien hay que exigirse demasiado, se pueden hacer bien en ese margen del 70 por ciento.

¿Qué pasa cuando un trabajador da el cien por cien todo el tiempo?

Lo más probable es que se acabe «quemando» (lo que se conoce como el síndrome del burnout). Tiene una repercusión psicológica, por ejemplo, dejar de quedar con amigos, dejar de invertir tiempo en uno mismo… Al cien por cien solo se puede estar un periodo de tiempo corto, pero no todo el rato. A nivel físico también genera muchos problemas, pues el estrés afecta al cuerpo, a nivel dermatológico, en el pelo, en las uñas, disfuncionalidades digestivas… Necesitamos que el equilibrio sea transversal, si no nos sentimos a gusto en el trabajo vamos a tener problemas, además de perjudicar a otros compañeros.

Las condiciones laborales no se deben aceptar por miedo. Hoy en día, los jóvenes tienen más facilidad para cambiar de trabajo, pero todavía hay un gran sector de la población que tiene miedo al despido porque conseguir trabajo era algo muy difícil. Además, el estereotipo laboral sobre la escasez de oportunidades hace que la gente se conforme, pero realmente tiene un gran poder de decisión. Parece que la elección está entre un trabajo que requiere menos formación u opositar, que tiene la ventaja de tener un puesto fijo, pero menos posibilidades en caso de no encajar con el equipo.

Luego hay casos de personas que se pasan todo el día trabajando (denominadas workaholic) porque el trabajo se convierte en un refugio de problemas en casa o internos: «si me siento mal conmigo me inflo a trabajar». No hay que ir de un extremo al otro, ni tanto ni tan poco.

¿Qué soluciones propones?

La pregunta que se tiene que hacer todo trabajador es: «¿Qué necesito hacer?». La solución no siempre pasa por dejar un trabajo ante una dificultad, sino por tomar distancia y mirar qué se puede cambiar para adaptarse a las nuevas situaciones. Se trata de poner límites y tomar medidas. En caso de acoso laboral estaría más claro qué hacer. En otros casos una baja puede ser la solución, pero si no consigue llegar a la raíz del problema hay que recordar la pregunta inicial: «¿Qué significa el trabajo para mí?». Y plantearse si siento que crezco con él y aporto algo en algún ámbito a la sociedad.

Es brutal cómo han aumentado los casos de salud mental, las épocas más marcadas son enero y septiembre, como si fueran dos inicios de año, y primavera. Yo diría que la actitud es el mejor signo para detectar cómo nos hace sentir un puesto de trabajo. Hay casos de personas más serias pero, en general, una buena señal es si se las ve interesadas y hablan con buen ánimo de lo que hacen, sin lugar a confusiones.