La representación teatral de Cuenca Histórica conquista de nuevo una Plaza Mayor repleta de locales y turistas

Puntual comienzo de la escenificación, que cambiaba de hora e incorporó algunas leves novedades aunque mantuvo en lo esencial su estructura de espectáculo de variedades historicista

La representación de la entrega de las llaves de la ciudad de Cuenca tras la conquista castellana, acto principal del Cuenca Histórica, había retrasado su horario de inicio para huir del calor y al final hubo que cruzar los dedos para que no fuera la lluvia la que la entorpeciese. Cuando la escenificación ya había sobrepasado la media hora de duración, unos negros nubarrones se colocaron sobre la Plaza Mayor e incluso alguna gota hizo amago de caer. Pero finalmente se marcharon, como si fueran los soldados musulmanes en retirada, permitiendo que la luz dorada del atardecer bruñera la fachada de la Catedral conquense, el gran decorado de esta historia.

Miles de personas, tanto autóctonos como turistas, contemplaron ambos espectáculos, la obra de teatro y el sol crepuscular. Algunas aguardaron más de una hora para obtener mejor ángulo de visión. La teatralización fue puntual e incorporó algunas leves novedades respecto a años anteriores, sobre todo en sus primeros compases, en los que tras las llegadas de las dos delegaciones -cristianos y musulmanes- juega a romper la cuarta pared con un pregonero que se asoma desde un balcón de una vivienda o una actriz que irrumpe desde el público.

El siguiente esquema respetó la fórmula que ya se ha ido asentado: diálogos presentando a los personajes, pequeños cuadros de argumento independiente entre sí, alguna lucha de espadas, romanza musical, bailes, algo de humor y hasta zancos y malabares. Aproximadamente una hora de duración que se vio alterada por algún problema de megafonía y, sobre todo al final, por algo de revuelo en el público, que no obstante en general se mostró respetuoso, tímidamente participativo y visiblemente satisfecho. 

De clara vocación didáctica, es una suerte de espectáculo de variedades historicista que a cuentagotas va desgranando las claves y personajes principales -unos históricos, otros legendarios y otros arquetípicos- de la conquista de la ciudad por parte de Alfonso VIII de Castilla para la ciudad y los musulmanes.

La iniciativa, coordinada por Miguel Romero y la Asociación de Peñas Mateas, implica a diversos colectivos deportivos, musicales, teatrales, festivos y culturales.  

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