Con el río Júcar teñido de marrón los senderistas han emprendido la subida este martes, festividad del patrón, hacia la ermita de San Julián. Por los caminos mojados han querido recordar, un año más, a aquel hombre que hacía cestillas de mimbre y daba el dinero a los pobres.
Niños y mayores, con gorros, bufandas y guantes, los más previsores con bastones o paraguas, pero todos con un buen calzado de montaña, han disfrutado del paraje a su manera: el que hace el selfie con las antenas nevadas al fondo, el que busca el hueco del sol entre el extenso pinar, el que para a coger aire porque lleva tiempo sin andar y el que cuenta pasos, o historias, según se mire. Subidas y bajadas, todas a la vez, con una bolsa de panecillos entre manos, aunque solo han podido comerlos los más madrugadores.
Dos kilómetros con tramos empinados en los que los peregrinos han tenido que extremar el cuidado entre las innumerables piedras de la hoz del Júcar debido a la meteorología adversa que empezó del fin de semana. La lluvia y la nieve han dado un respiro, pero el viento ha agudizado la sensación de frío, además del olor a romero. Este año la imagen del santo ha permanecido dentro de la ermita durante las misas por precaución.
No obstante, la Misa Estacional de San Julián tiene lugar este martes a las 17:30 horas en la Catedral de Cuenca, presidida por el Obispo José María Yanguas. Y la Misa por los Archicofrades Difuntos es este miércoles 29 a las 17:30 horas en la capilla honda de la Catedral.
