Dos profesionales conquenses han presentado esta semana en el XXIII Congreso Nacional Farmacéutico celebrado en Valencia el póster sobre el «Estudio del consumo de fentanilo en oficina de farmacia». Antonio José Lillo y Juan Miguel Martínez ejercen en Fuentelespino de Haro y Albalate de las Nogueras. Son autores de una investigación desarrollada sobre el uso de un potente fármaco opiáceo sintético para tratamiento de dolores crónicos que ha saltado a la luz pública por su uso como estupefaciente por jóvenes en Estados Unidos con una secuelas severas de adicción.
Ambos farmacéuticos han recopilado durante dos meses el uso terapéutico que se ha registrado entre vecinos de avanzada de ambos municipios. La conclusión es que se ha producido un aumento del 3,8% en el número de dispensaciones de fentanilo respecto a los años 2021 y 2022. Juan Miguel Martínez precisa que «nosotros mayoritariamente lo que tenemos es población anciana y lo que se utiliza es el fentanilo en parches de liberación prolongada. Se suele utilizar cuando aparecen dolores crónicos. Se suele comentar con paracetamol va subiendo a tramadol y el paso siguiente es el fentanilo, un fentanilo con una dosis baja en forma de parches», que se produce una liberación sostenida. Correcto. Vale, y claro, comentas que es mayoritariamente población mayor, claro».
Ambos profesionales desarrollan su labor en pequeñas localidades de poco más de 200 habitantes. «Cogimos este tema porque se oían muchas cosas a nivel internacional pero la regulación en España de los estupefacientes y psicotrópicos es muy estricta. Aquí todo se produce por dispensación ordinaria, con recetas de la seguridad social, el 90 y mucho por ciento. Entonces, está muy regulada tanto la prescripción como la dispensación. Existe un control muy riguroso». Además, otra de las variables que dificulta su uso como droga por parte de población joven es su modo de administración. «La forma que más se dispensa, la más corriente, es en parches de liberación sostenida. No provoca ni adicción, ni efecto de sobredosis, ni nada por el estilo porque la liberación se va produciendo poco a poco, durante 72 horas. Es decir, no tiene nada que ver con la crisis del fentanilo de Estados Unidos ni nada de eso. Lo que pasa es que sí que ahora mismo está creando cierta expectativa porque en el mercado negro empieza a entrar como droga de consumo, como ha pasado en Estados Unidos. Pero aquí la regulación a nivel farmacia, sistema nacional de salud, es muy estricta».
Regulación estricta
Estas mismas fuentes subrayan que «nosotros tenemos que facilitar las dispensaciones anuales a la Agencia Española del Medicamento y se cotejan que las compras coincidan con las dispensaciones. La regulación es muy estricta tanto para nosotros como para los médicos» y aseguran que no han detectado un aumento del mercado negro. «Aquí en la farmacia nos movemos a través de distribuidores oficiales y no hay nada de esto. Cualquier receta se ha de cotejar muchísimo porque es una de las maneras de prevenir el fraude y es muy complicado de falsificar. No sé si se habrá dado algún caso puntual pero es prácticamente imposible». En este sentido, remarca que «el problema de Estados Unidos es la regulación. Al no existir un sistema sanitario fuerte, entonces todo funciona mucho con médicos privados. Tú pagas y al médico se le incentivaba ya por las compañías para dispensar este tipo de medicamentos. Y dispensaban estos medicamentos con una regulación muy laxa. Entonces, es una máquina de crear adictos. Aquí, en la sanidad española, este tema está muy regulado».
Juan Miguel Martínez explica que el porcentaje que recibe tratamiento con fentanilo ronda el 5% de la población mayor de 65 ó 70 años. Su administración se prescribe «cuando se establecen los dolores crónicos, que prácticamente no se pueden tratar. Aunque hay analgésicos es posible que provoquen algún efecto secundario como náuseas, malestar… entonces se sube la escala de algesia. En cada uno de los dos municipios objeto del estudio se contabilizan entre 4 y 5 personas que reciben tratamiento con fentanilo. «El muestreo es reducido y simplemente refleja el consumo a nivel de pueblo muy pequeñito de la provincia. No se puede extrapolar ni a nivel nacional pero la población puede quedar tranquila es que es casi imposible que se produzca un fraude en el tema de los estupefacientes, porque viene todo exhaustivamente controlado. Tanto la prescripción por el médico hasta la dispensación por el farmacéutico está totalmente controlado».
En cuanto a los motivos que explican el aumento del 3,8% registrado en el estudio apunta que «la población va envejeciendo y necesita más este tipo de tratamiento. La gente se hace mayor, el dolor se cronifica y una forma de tratarlo, una forma segura, se ha visto que es el fentanilo en parches».