Fallece Perpetuo Jiménez, el cura emprendedor que impulsó la Parroquia de San Julián de la Fuente del Oro

Dejó una profunda huella también en destinos como Fuente de Pedro Naharro, Torrubia del Campo, Huete y su pueblo natal, El Acebrón

Ha fallecido este lunes Perpetuo Jiménez (don Perpetuo o ‘Perpe’, como también era conocido cariñosamente por sus feligreses), un cura que dejó una profunda huella en en varias parroquias de la Diócesis de Cuenca por su generosidad y trabajo y por una personalidad repleta de coraje, coherencia y vehemencia.

Natural de El Acebrón, fue ordenado sacerdote en 1969. Tras ejercer diversas responsabilidades pastorales en lugares como Villar del Horno o el Colegio La Milagrosa de Cuenca, su gran reto llegó al inicio de la década de los años 80 del siglo XX, cuando le pidieron que atendiera espiritualmente al entonces naciente barrio de la Fuente del Oro de la capital conquense, por aquel entonces una embrionaria cooperativa de viviendas. 

Allí impulsó la construcción de un templo que es una de de las obras arquitectónicas más interesantes de las levantadas en esa época en ciudad y en cuya edificación colaboró literalmente, con sus propias manos, como muchos vecinos. «Pasé por la pala la mayor parte de las masas», recordaba. A los problemas y la escasez de recursos, él y las familias recién llegadas a la urbanización respondían con esfuerzo, entusiasmo y colaboración. Sobre todo, y como destacaría en diversas conversaciones y entrevistas, «lo importante era crear comunidad y parroquia». Fue así el primer responsable de la Parroquia de San Julián, erigida canónicamente en 1987, y desde su liderazgo, visitando casa por casa, se tejieron vínculos humanos y religiosos que aún perduran. 

En 1998 fue trasladado a la Parroquia de San Esteban Protomártir de Huete, donde permaneció hasta 2007 y también impulsó diversos proyectos parroquiales, como los campamentos rurales. Posteriormente, el Obispado le destinó a Fuente de Pedro Naharro (donde estuvo hasta 2023) y otras localidades de la comarca, como su pueblo natal, El Acebrón, y Torrubia del Campo. En estos destinos también sembró un legado que se recuerda con agradecimiento, admiración y cariño, especialmente por su compromiso por los problemas cotidianos de sus habitantes y con las necesidades materiales y espirituales de las comunidades. Fue también un hombre implicado en diversas causas en defensa del progreso de Cuenca y sus pueblos y preocupado por su patrimonio, además de un orador didáctico y contundente.

Poco después de conocerse su fallecimiento han proliferado las muestras públicas de pésame, como las expresadas en redes sociales por la Hermandad de la Virgen de la Soledad de la Fuente de Pedro Naharro, el Ayuntamiento de esta localidad, la parroquia optense y la de San Julián de Cuenca ciudad. «Pedimos a Dios por su alma y le damos gracias por una vida que tanto ha dado a nuestra parroquia. Gracias por su entrega y dedicación construyendo nuestro templo y nuestra comunidad. Ahora nos sigue cuidando desde el cielo. Descansa en paz», ha manifestado la entidad de la Fuente del Oro.

La misa exequial se celebrará este martes a las 17:00 horas en la iglesia de Santo Domingo de Silos de El Acebrón.