Fue un 27 de julio de 2013, hace ahora casi ocho años, cuando Anna Grechishkina salió de Kiev conduciendo su moto KTM 1190 Adventure y apenas 1.000 dólares de saldo. El objetivo: dar la vuelta el mundo, sobre dos ruedas y en solitario. La aventura le iba a llevar inicialmente dos años pero, cuatro continentes y miles de kilómetros después, fue ampliando esa forma de vida nómada y sigue inmersa en un reto que tiene en 2023 su horizonte final salvo nueva ampliación.
Un viaje único que ha llenado su pasaporte de sellos y su mochila vital de experiencias inolvidables que va reflejando en distintos soportes, como su cuenta de Instagram. No exento de dificultades, ha sido también un encuentro con la solidaridad y la hospitalidad por encima de idiomas, nacionalidades y credos. Un itinerario con hechuras de gesta que ha llegado recientemente a Cuenca. Los perfiles oficiales de la Catedral conquense en redes sociales han informado este lunes de la visita de Grechishkina, cuya moto la llevó hasta la Plaza Mayor para que visitara el mayor templo de la ciudad y la provincia y otros rincones del Casco Antiguo conquense.
La motorista de Europa del Este había pasado los días previos en el Maestrazgo de Aragón y, como tantos otros moteros amantes de las curvas, había enlazado las precarias carreteras de las sierras del Sistema Ibérico para pasar de Teruel a Cuenca e impregnar con sus bellos paisajes unas retinas más que cosmpolitas.
