El ‘VIA CRUCIS’ de estreno del compositor conquense Manuel Millán tendrá «un toque dramático y teatral»

Asegura que la obra que se le ha encargado para la SRM refleja todos sus "amores", tanto a la polifonía clásica como al compositor Alonso Lobo, además de ser un homenaje a Torner.

Manuel Millán de las Heras es el compositor conquense en quien ha recaído la obra de encargo de la presente edición de la Semana de Música Religiosa. Se llama «Via Crucis» y se escuchará en el Auditorio el Viernes Santo con la orquesta y coro de la Comunidad de Madrid. Millán ha asegurado que «es difícil para un compositor decir cómo ha preparado una composición» y se ha decantado por explicarlo desde la parte emocional, empezando por una metáfora, en vez de entrar en cuestiones técnicas.

«Tengo asimilado que, aunque he estudiado con grandes profesores de composición, el que más me ha guiado ha sido un profesor llamado SMR», ha afirmado. Cuando era adolescente escuchó cantar a Andoni Sierra, actual director de la SMR, en el Orfeón Donostiarra y, según ha relatado, «eso educa e imprime carácter».

Se siente un privilegiado, junto al compositor barroco Carlos Patiño del municipio conquense de Santa María del Campo Rus, por haber «sonado» en la Semana de Música Religiosa. En el año 2011 tuvo un encargo para violonchelo, pero ha considerado esta obra «un paso adelante muy grande».

«Es una obra sinfónico-coral con un recitador en la que plasmo todos mis amores», ha expresado. Es decir, la polifonía renacentista y el compositor Alonso Lobo a quien hace un homenaje explícito. «Confieso que tengo una obsesión con un motete lúgubre suyo llamado Versa est in luctum», ha desvelado. Pero más allá de estos detalles, ha subrayado que se trata de un «homenaje al gran Gustavo Torner» que, a su juicio, no solo es importante en las artes plásticas para entender el estilo abstracto, sino que es un gran amante de toda la creación contemporánea musical, ya que «mientras esculpía escuchaba música de Cristóbal Halffter». Entiende que era un hombre «contemporáneo y comprometido».

Según ha explicado, la obra sigue unos patrones clásicos porque es un Via Crucis y tiene sus 14 paradas, pero con un toque dramático, casi teatral. En su opinión, las obras que hay del Via Crucis en la historia de la música son más bien «místicas o meditativas», pero ha aclarado al público de la SMR que no se va a encontrar algo parecido en su obra, sino otra cosa «profundamente dramática». Aun así, está convencido de que «a mucha gente le llegará» su música y espera «estar a la altura».