La Hermana Isabel Jordán (Cuenca, 1987), transmite una enorme sensación de paz al hablar. Sus palabras son sanadoras. Sierva del Hogar de la Madre desde 2006, se ha dedicado al apostolado a través de su trabajo en HM Televisión, donde desempeña un papel clave como guionista y editora. A lo largo de los años, ha sido la responsable de la creación de guiones para diversos proyectos, destacando su labor en cortos como Pierina Morosini, Enfermeras Mártires de Astorga y La Séptima Corona. En esta entrevista, la Hna. Isabel nos comparte su experiencia en el ámbito audiovisual, su vocación y el profundo sentido que le otorga a cada uno de los proyectos en los que participa, siempre al servicio de su fe y de la misión del Hogar de la Madre. Es profundamente espiritual, entregada y empática, con una sensibilidad especial para el dolor humano y una fe sólida que impregna cada aspecto de su vida. Posee una gran delicadeza interior. Es afectuosa y cercana. Hay en ella una profunda devoción mariana: no solo invita a confiar en la intercesión de la Virgen, sino que vive esa maternidad espiritual de forma concreta, ofreciendo consuelo, escucha y compañía, como haría una madre con su hija.
–¿Cómo nació su vocación dentro del Hogar de la Madre y cómo fue su primer acercamiento a la evangelización a través de los medios?
-Mi vocación dentro del Hogar de la Madre nació junto con mi crecimiento humano y espiritual. Conocí el Hogar a los seis años y, desde ese momento, sentí un llamado a formar parte de lo que es el carisma del Hogar: «Ser el regalo que el Señor le quiere hacer a su Madre». Recuerdo claramente decir interiormente: «Yo tengo que ser ese regalo». A partir de ahí, esa semilla fue dando frutos en mi juventud, donde me acerqué más a la fe como miembro del Hogar. El Señor me llamó a ser Sierva del Hogar con una claridad casi «a lo San Pablo» cuando tenía 15 años, y, gracias a Dios, respondí afirmativamente. En cuanto al apostolado y la evangelización a través de los medios, era algo que ya se hacía en el Hogar desde años antes de que yo ingresara a los 19. Aunque siempre sentí una atracción por el mundo del arte, especialmente la pintura y el diseño, lo había entregado completamente a las manos de Dios. No era algo que deseaba o a lo que dirigiera mi entrega, pero Él, de manera sorpresiva para mí, quiso utilizar esos dones incipientes que ya estaban en mí para engrandecerlos con muchos otros a través de la obediencia y así llevar a las almas a Dios.
–¿Cree que el cine y la televisión son herramientas fundamentales en la evangelización actual? ¿Por qué?
-Sin duda, las generaciones actuales hemos crecido acompañados desde niños por la televisión, el cine, la música, la radio, y ahora las redes sociales. Todos estos medios tienen una enorme influencia sobre nosotros. San Pablo VI y San Juan Pablo II lo comprendieron con gran claridad y pidieron a los católicos que estuviéramos a la altura para ofrecer la Verdad con mayúsculas a través de ellos. Aunque sigue siendo un reto, es un reto que debemos enfrentar con la fuerza del Espíritu, para llegar a las almas, donde muchas veces el enemigo las afecta o las desvía. El cine, en particular, tiene un atractivo especial, aunque requiere una gran profesionalidad, pero la Iglesia debe estar presente. Creo que las mejores historias que podemos ofrecer son aquellas que realmente hemos vivido o estamos llamados a vivir, y la vida y la fuerza de los Santos son una excelente fuente de inspiración para ello.
–¿Cómo es el proceso de investigación y guionización de una historia con tanto peso histórico y espiritual como la de las Mártires de la Visitación?
-Lo primero que hacemos, además de pedir suficiente luz al Espíritu Santo para que sea Él el auténtico «Director» de la película, es profundizar en la verdad histórica, personal y espiritual de aquellas que vamos a interpretar. Nosotras, como hermanas Siervas, trabajamos apostólicamente con chicas, por lo que intentamos que las historias que seleccionamos tengan personajes femeninos como protagonistas. Nos ponemos en contacto con las personas que hayan postulado o estén postulando la Causa de las que vamos a interpretar, o con quienes tengan la información más veraz y segura. A partir de ahí, comenzamos a estudiar a fondo la historia para conocerla en detalle. Con ese conocimiento profundo, seleccionamos los aspectos más sustanciales, aquellos con los que más puedan identificarse tanto las actrices que interpretarán los personajes como el público que verá la película. El objetivo es ofrecer el mayor beneficio espiritual y humano posible a través del cortometraje.
«El mayor reto para mí ha sido siempre luchar contra algo que cualquier productor, guionista o director podría buscar: la espectacularidad»
–¿Cuál ha sido el mayor reto a la hora de dirigir y editar un cortometraje con una historia tan intensa?
-El mayor reto, para mí, ha sido siempre luchar contra algo que cualquier productor, guionista o director podría buscar: la espectacularidad. Nosotras no buscamos crear un impacto superficial o espectacularidad «por el simple hecho de impactar». Si la historia resulta ser espectacular o impactante, no debe ser producto de un «buen efecto cinematográfico» logrado a través de elementos superficiales como la música, los efectos visuales o un guion brillante – aunque, por supuesto, estos elementos deben estar bien logrados para ofrecer un producto digno y profesional. Lo que buscamos es que la espectacularidad provenga de la belleza, la fuerza y la verdad del testimonio de fe que las vidas que estamos mostrando realmente vivieron.
Si esas historias son impactantes, es porque realmente lo fueron, y lo que queremos es que el público se sienta interpelado por lo que estamos mostrando, provocando en él el deseo de vivir grandes cosas al caminar de la mano de Dios. Ese es el gran reto: que cada espectador, al ver el cortometraje y las vidas que presentamos, pueda decir: «Quiero ser como ellos. Quiero vivir así. Estoy dispuesto a vivir y sufrir así. Si otros han podido, yo también podré». Ese es el reto principal.
–¿Cómo logran transmitir la crudeza de los martirios sin perder la esencia de la luz y la esperanza en el relato?
-Algo que he «aprendido» (aunque sigo aprendiendo, ya que no soy ninguna experta) es que es importante mostrar que esas muertes, que a menudo son crudas o trágicas, son vividas previamente, y de manera especial en ese momento, desde la Gracia de Dios. Esto les permite entregar la vida sin rencor, perdonando y por Amor a Dios y a la fe. Esas muertes suelen haber sido asumidas con antelación por quienes las han vivido, ya sea al percatarse de la proximidad de una persecución, al recibir amenazas previas, o simplemente por el hecho de saber que, como cristianos, estamos llamados a vivir e identificarnos con la Cruz hasta el extremo. Este proceso de preparación es fundamental, y es algo que debemos mostrar en el guion y a lo largo del cortometraje.
El amor auténtico y esos actos heroicos no se improvisan. Es importante que el público entienda que los mártires han visto en sus muertes, sean estas crudas o no, una puerta a la vida ¡con mayúsculas! No un fin vacío que socava al alma, sino la plenitud de su existencia. Por ello, han podido marchar, aunque a veces temblando, con alegría y esperanza, sabiendo que ese momento de dolor será recompensado con una eternidad preciosa entre los brazos de Dios. Si logramos transmitir la fuerza y la profundidad del amor en esos corazones, el martirio nunca será excesivamente crudo, porque se estará viendo, simplemente, que se está devolviendo amor por Amor.
–¿Qué impacto ha tenido el cortometraje en las jóvenes que participaron en el proyecto y en quienes lo han visto?
-El curso de medios de comunicación en el que realizamos los cortometrajes, y a través del cual las jóvenes aprenden y participan (pues ninguna de ellas es técnica profesional ni actriz), se convierte en una inmersión total en la vida de fe de aquellos que se interpretan. Al tener que profundizar en su día a día, en sus corazones y en sus almas, las jóvenes se dan cuenta de la belleza que esconden los santos y del motivo por el cual la Iglesia los presenta como modelos a seguir. Esto hace que para ellas la experiencia de interpretar estas almas tan impresionantes, a la vez que verse rodeadas de un ambiente familiar y de oración, pero también muy profesional en el aspecto técnico y exigente (dado el poco tiempo que tenemos para el rodaje y el aprendizaje), sea una vivencia muy única e intensa que siempre desean repetir. Incluso meses o incluso un año después, siguen recordando, agradeciendo y guardando esa experiencia como algo «trascendental» en sus corazones.
Generalmente, los que después ven el cortometraje suelen sentir que están ante algo que es más grande que simplemente una película o un rodaje, más o menos bien hecho o profesional. Se sienten interpelados por el mensaje que deseamos transmitir. Para nosotros, esto es una gran alegría, ya que es lo más importante.
–¿Ha recibido algún testimonio que le haya sorprendido sobre el impacto de la película en alguien?
-Sí, hubo un testimonio que ciertamente me impactó mucho. Fue en torno al primer Corto que rodamos en él. Era sobre la Beata Pierina Morosini, Mártir de la pureza. Esta joven italiana es considerada la «segunda María Goretti» y murió de manera muy similar a ella; el tema de la pureza y la defensa de ella como un tesoro, fue algo que envolvió todo el curso y que intentamos transmitir en el Corto. Una chica, meses después de publicar este Corto (“El silencio de la pureza. Pierina Morosini”: bit.ly/CortoPierina) y que no conocía nada de esta mártir ni del valor tan precioso de la virtud de la pureza -ni realmente de la fe-, al llegarle el Corto lo vio y se sintió muy interpelada en la vivencia de su vida, de su fe (pues no practicaba la fe). Le impactó tanto que comenzó a cambiar su estilo de vida y a practicar la fe. Esta chica, pasado un tiempo me conoció y me quiso agradecer el que lo hubiéramos hecho, puesto que para ella fue algo trascendental. Me quiso contar -para que yo fuera consciente de hasta qué punto había sido trascendental…-, que después de haber visto el Corto, un chico comenzó a acosarla para que mantuvieran relaciones sexuales, y ella -tras la luz respecto de la fe y su vida- se negó rotundamente, y por su negación el chico llegó a comenzar lo que fue realmente un auténtico intento de violación.
Ella me confió con lágrimas en los ojos y temblando al recordarlo -¡pero con una gran fuerza y sonrisa!- que: «No paraba de pensar en lo que vivió Pierina Morosini… ¡porque era igual! y recordaba cómo ella luchó para defenderse ¡e incluso me vi dispuesta a ser mártir! Así que, comencé a pedirle ayuda y, sin dudarlo, dije con fuerza en mi corazón: «¡No! ¡Prefiero morir antes que perder mi pureza y perder la Gracia de Dios! ¡Y me defendí!». Gracias a Dios, milagrosamente la chica realmente pudo defenderse hasta que llegó ayuda para salvarla de esa situación. Ella me confió que antes se hubiera dejado llevar por la situación y el miedo, pero que esa experiencia y el ver que el Señor la había preparado para vivir algo así a través de conocer a Pierina Morosini, le dio una visión nueva de todo su ser, de toda su vida, que Dios te prepara para guardar la Gracia y la fe, y que nunca nos deja. Finalmente, con una gran sonrisa y asombrada de la fuerza de Dios en ella -sobretodo en aquel momento-, me dijo: «Hermana, ¿¡te imaginas!? Si al final este chico hubiera logrado matarme, ¡realmente habría llegado a ser otra mártir de la pureza!». Este para mí, ha sido el mayor regalo que he podido recibir tras el gran trabajo -humano y espiritual- que suponen estos Cursos y Cortos, sobretodo siendo ese el primero.
–¿Han considerado llevar este tipo de proyectos a otros formatos, como una serie documental o una producción de mayor alcance?
-Desde HM Televisión rodamos lo que se llamarían «Docudramas» que hacen que sean entregas más completas y sólidas en información y fondo -puesto que son de mayor duración-, pero acompañadas de una puesta en escena cinematográfica que hace más cercano y atractivo el personaje o tema a transmitir… La realización de películas no está descartada, pero para ello habría que pedir al Señor lo que Él mismo nos dijo que pidiéramos «Manda trabajadores a tu mies…; Porque la mies es mucha y los obreros pocos»… Pero si Él lo quiere, sin duda lo haremos.
«Mientras la mujer no mire a la que es el modelo por excelencia, la Mujer dada por Dios, no podrá sacar todo el potencial que guarda en su corazón y en todo su ser»
–¿Qué papel cree que tiene la mujer en la transmisión de la fe y en el testimonio cristiano en el mundo actual?
-La mujer tiene un papel fundamental, porque actualmente muchas mujeres, aunque no todas, no saben cómo vivir su feminidad ni conocen a fondo para qué han sido creadas. En ese sentido, los cursos y cortometrajes que realizamos han ayudado a muchas jóvenes a darse cuenta de que existen virtudes y dones escondidos, tanto en mujeres como en hombres, que son necesarios y preciosos para la sociedad. Además, estos dones son aún más especiales y únicos en su identidad femenina. Si esos dones se anegan o distorsionan por falsos prototipos o modelos, se está rompiendo el curso y rol preciosos de lo que es la familia, el matrimonio, la verdadera maternidad, la esposa auténtica y la genuina amiga.
Este proceso solo se puede recuperar si la mujer vuelve a mirar al Creador. Mientras la sociedad dé la espalda a Dios, no encontrará su verdadero ser. Y mientras la mujer no mire a la que es el modelo por excelencia, la Mujer dada por Dios, María, no podrá sacar todo el potencial que guarda en su corazón y en todo su ser. Por ello, buscamos ofrecer ejemplos de mujeres impresionantes, fuertes y a la vez totalmente humanas. Necesitamos modelos que imitar, y la Iglesia nos los ofrece a través de las Santas.
–¿Cómo puede una joven cristiana de hoy en día fortalecer su fe en un entorno que a menudo no la comprende?
-La fuerza de la fe, para todos, reside en los sacramentos: la Eucaristía, donde recibimos a Cristo mismo, la confesión, y la entrega total al amor, ya sea a través del matrimonio o del Orden Sacerdotal.
Una joven, por ejemplo, universitaria, que vive su fe con coherencia en un ambiente como el de España o gran parte de Occidente, no es un «bicho raro», sino que se convierte en una luz. Al no ser común, ¡por desgracia! ilumina los ambientes más oscuros y las almas apagadas de sus compañeros y entorno. El cristiano que es realmente cristiano siempre será signo de contradicción, en mayor o menor medida, pero eso es algo que el mismo Señor nos advirtió. Parte de la fuerza interior del cristiano reside en esa elección de Cristo y no del mundo.
La Iglesia está compuesta por cientos de movimientos y grupos, además de las parroquias y grupos pastorales, que son espacios en los que se puede crecer en la fe, fortalecer la formación de la conciencia, profundizar en la vida de la gracia y hacer buenas amistades. Creo que, hoy más que nunca, hay excelentes medios para vivir la fe, solo hay que tener la valentía de acogerla y entregarse a ella sin condiciones.
–En un mundo donde los referentes femeninos han cambiado tanto, ¿qué mensaje cree que pueden aportar figuras como las mártires de Astorga o de la Visitación a las jóvenes de hoy?
-Como he dicho antes, la visión o percepción de lo que es la mujer está muy dañada, totalmente contaminada… Las mártires que hemos presentado en los Cortos hasta ahora hechos son mujeres, jóvenes, íntegras -humana y espiritualmente-, que se han ido forjando y madurando a través de las virtudes: la paciencia, la mansedumbre, la magnanimidad, la caridad, la munificencia, la fortaleza, el olvido de sí mismo, la humildad, la docilidad…
Y todas esas virtudes vividas a la luz de lo que Dios quería en cada una de ellas y un continuo dejarse labrar por la Voluntad de Dios en su día a día, las ha hecho resplandecer. Cuando las chicas estudian la vida de estas mujeres, se dan cuenta de que ellas han sido ¡humanas! como son ellas, que han tenido dificultades como las tienen ellas, que no estaban hechas «de otra masa» sino que también les costaban esfuerzos y sufrimientos las mismas cosas que nos pueden costar ahora a nosotras, que tuvieron incluso nuestras mismas tentaciones… Y a través de esto, uno se empieza a dar cuenta de que el mundo/la sociedad nunca ha acariciado a aquellos que se convierten en sus «conciencias andantes» al vivir de frente a Dios, y que si ellas han podido afrontar situaciones extremas -o incluso más difíciles de las que ellas viven en su cotidianidad-, ¿por qué no van a poder llegar ellas a ser así? ¿por qué no van a poder ser esas mujeres impresionantes que incluso han llegado a ser santas? Y eso engrandece y ennoblece a las personas, a las jóvenes… Les hace darse cuenta de que son importantes a los ojos de Dios porque han nacido, han sido creadas, para cosas grandes…, y que tienen una dignidad como hijas de Dios que las hace saberse herederas de un gran Reino que las espera. Sembrando todo esto hemos visto auténticos cambios ¡preciosos! en muchas de ellas a través de los cortos.
–¿Tienen planes para nuevas producciones centradas en otros mártires o santos?
-Sí. Si Dios quiere este verano en el siguiente curso de medios rodaremos en un pueblo muy conocido de España un corto sobre una mujer -en proceso de beatificación, por lo tanto, todavía no santa y tampoco murió de manera martirial- que esperamos sea un torrente de esperanza y luz para toda España y el país de origen del que ella era.
–¿Cómo puede alguien apoyar este tipo de proyectos o involucrarse en la evangelización a través de los medios?
-Se pueden apoyar a nivel espiritual, humano y material. Espiritual: rezando y encomendando todos los proyectos audiovisuales (en este caso, los Cortos y cursos de medios) que llevamos a cabo, para tener siempre la ayuda del Cielo!; a nivel humano animando a los jóvenes a participar en los cursos de medios que realizamos y difundiendo los realizados; y a nivel material colaborando con donaciones de material audiovisual o directamente monetarias, para poder seguir realizando las producciones.
–Si tuviera que elegir otra historia de fe para llevar al cine, ¿cuál sería y por qué?
-Es gracioso, pero no lo he pensado… Supongo que una vez más sería alguna historia de mártires -puesto que veo en ellos la mayor y mejor entrega del amor, por lo que dice el Señor: «No hay amor más grande que el que da la vida por aquellos que ama»-. Creo que serían las Santas Perpetua y Felicidad -patricia y esclava, cristianas romanas martirizadas en un circo; Perpetua fue condenada estando embarazada y dio a luz en la celda antes de morir prefiriendo dar a su hijo una madre mártir que una madre apóstata- o también sobre Santa Inés -joven romana mártir de la pureza-. Estas tres mujeres son almas grandes, impresionantes y preciosas que iluminan a todo aquel que las conoce. Creo que el mundo necesita ver que han existido -y por lo tanto pueden seguir existiendo ¡y existen!- almas, personas, que muy por encima de lo meramente terrenal -y ellas no tenían sociedades mucho mejores que las nuestras en muchos ámbitos-, han sabido vivir con fuerza, magnanimidad y alegría sus vidas y sus muertes, señalándonos con ellas -sin dejar duda- lo que verdaderamente importa, llegar al Cielo.