El pintor conquense José María Lillo expone ‘Pensar un árbol’ en el Real Jardín Botánico

La muestra, que se puede visitar hasta el 14 de julio, se aleja de la representación formal botánica y utiliza la poética del árbol para ofrecer una mirada contemporánea sobre el dibujo

El Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) de Madrid acoge la exposición ‘Pensar un árbol‘, integrada por una selección de 15 obras realizadas por el pintor conquense José María Lillo que muestran las vivencias y recuerdos del artista, donde la naturaleza, elemento constante en su obra, ejerce como pretexto para hablar del arte y unifica la abstracción de sus primeras obras con la figuración sus recientes trabajos.

La muestra, con la que se inaugura la Cátedra Cavanilles como nuevo espacio expositivo dentro del Pabellón Villanueva, se aleja de la descripción arbórea de la botánica formal para dibujar cada árbol pensando en un signo gráfico distinto con el que destacar la individualidad de cada uno. Utilizando dos puntos de vista: uno frontal abstracto más oriental y la occidental perspectiva cónica, para construir otra mirada con la que comprender el objeto representado.

«Decidir dibujar un árbol a escala real es desafiar el tiempo. El árbol, símbolo universal, es un elemento estrechamente vinculado al desarrollo de nuestra cultura, se convierte en el pretexto idóneo para dar a conocer algunos de los interrogantes que plantea el arte contemporáneo. Dibujar un árbol trata de las similitudes entre la emoción que produce un ejemplar en medio de un bosque y de la emoción que supone trasladarlo al papel en el estudio. De la diferencia de dibujar un ciprés erguido o abatido. De los silencios y los ruidos de las propias imágenes», señala José María Lillo.

Esta quincena de obras forma parte de más de un centenar de piezas inéditas presentadas en la Fundación Antonio Pérez de Cuenca. Para esta exposición en Madrid en el Real Jardín Botánico, el pintor ha realizado una selección de dípticos y obras de gran formato realizadas sobre papel.

Pensar un árbol, el proyecto

Pensar un árbol es un proyecto artístico integral de José María Lillo compuesto por acuarelas, libros de artista o cuadernos de campo, además de las composiciones de gran formato que se exhiben en el RJB, en el que el artista ofrece sus experiencias y observaciones en las que la naturaleza ejerce como pretexto para hablar sobre el arte y la gozosa sensación de estar en el mundo.

El proyecto nace de una relación directa del artista con la naturaleza pues todos los árboles dibujados integran sus vivencias y evocaciones personales. La elección de la técnica atiende al deseo de conectar idea y obra con los menores intermediarios posibles, con la mano como nexo. Utiliza por tanto el carbón y el papel, sacado de la propia pulpa del árbol y del fuego para restituir su imagen.

La idea de los dípticos surge ante la imposibilidad de hacer una lectura del árbol frente a él de una forma unitaria. Las piezas de gran formato dividen la visión en dos pasos y llevan al espectador a reaccionar con un nuevo modo de mirar pues se necesitan al menos dos miradas: frente y perspectiva, es decir, tronco y copa. De este modo, el artista huye de la representación botánica formal para destacar del árbol su individualidad y su piel.

El material empleado, carbón graso de intenso color negro, no se puede borrar lo que exige que cada trazo sea reflexionado y certero. Como define el pintor, ello le obliga a dibujar de forma lenta y muy concentrada, comenzando el dibujo desde el ángulo superior izquierdo y terminándolo por el inferior derecho para no ensuciar el papel.

Más sobre José María Lillo

José María Lillo nace en Cuenca en noviembre de 1956, nueve años antes de la apertura del Museo de Arte Abstracto de las Casas Colgadas de Cuenca. Con 15 años participa en su primera exposición colectiva donde es descubierto por Fernando Zóbel, con quien desarrolla una relación de aprendizaje y amistad. Asimismo, Lillo convive y crea lazos de amistad con Gustavo Torner, Gerardo Rueda, José Guerrero y un largo número de artistas de la abstracción española.

En 1980 realiza su primera exposición individual en la Galería Egam en Madrid -hoy desaparecida- a raíz de la cual fue seleccionado para participar en el «Primer Salón de los 16», en el Museo de Arte Contemporáneo Español, y en Preliminar, exposición de obras de artistas nacionales más significativas que se hacían en España. Hasta el momento no ha parado de exponer regularmente su obra, principalmente en España y en Estados Unidos.

Su obra está representada en colecciones y museos entre los que se encuentran el Museo de Arte Abstracto Español, la Fundación Juan March, la colección la Caixa, la Fundación Antonio Pérez, en Cuenca, o el Museo de Santa Cruz de Toledo. Es catedrático de Pintura en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, de la que ha sido Decano y, actualmente, director del Departamento de Arte.

Sobre su obra han escrito textos autores tan reconocidos y prestigiosos como Ángel González García, Juan Manuel Bonet, Fernando Huici, José Ramón Danvila, Miguel Logroño, Mercedes Lazo, José Vicente Selma, Santos Amestoy, Tomás Paredes, Francisco Calvo Serraller, Javier Rubio o Vicente Jarque.

La presentación e inauguración de la exposición ha contado con la presencia de Esteban Manrique Reol, director del Real Jardín Botánico-CSIC; Fátima García Sahuquillo, diputada delegada del Área de Cultura de la Diputación de Cuenca y vicepresidenta del Patronato de la Fundación Antonio Pérez; Jesús Carrascosa, director de la Fundación Antonio Pérez; y el propio artista, José María Lillo.