La Universidad Autónoma de Madrid ha investido este viernes como doctores honoris causa al escritor Paul Auster y al profesor e historiador Richard L. Kagan, en un solemne acto académico presidido por la rectora Amaya Mendikoetxea. Ambas candidaturas han sido promovidas por la Facultad de Filosofía y Letras de la universidad. Un acto al que ha asistido como vicerrector el conquense Félix Zamora.
El acto comenzó con la reunión de la presidencia y la comitiva académica, que se dirigieron a la Sala Polivalente de la Plaza Mayor al son del coro y la orquesta de la UAM. Una vez situados en sus puestos, han permanecido de pie con la cabeza descubierta, mientras el coro interpretaba Veni, Creator.
A continuación, la secretaria general, Alma Rodríguez, ha leído el acuerdo del Consejo de Gobierno por el que se concede el grado de doctor honoris causa por la UAM a Paul Auster, a iniciativa del Departamento de Filología Inglesa de la Facultad de Filosofía y Letras, y al profesor Richard L. Kagan, a iniciativa del Departamento de Historia Moderna de la misma facultad.
Tras la lectura del acuerdo, la madrina y el padrino han ido a buscar a los candidatos, que han entrado en el salón revestidos de toga y muceta.
Investidura de Paul Auster
La profesora Laura Arce, del Departamento de Filología Inglesa, fue la encargada de pronunciar la laudatio de Paul Auster, al que solicitó investir como doctor honoris causa por “la gran excelencia de su obra literaria y artística, su compromiso social y cultural desde el comienzo de su carrera y por la extraordinaria relevancia que sus textos tienen en el canon literario norteamericano y universal”.
Arce repasó la trayectoria del escritor, uno de los autores de más prestigio de la literatura contemporánea norteamericana y universal. Escritor, traductor y guionista, Auster nació en Newark, New Jersey en 1947. Tras cursar estudios de Grado y Máster en la Universidad de Columbia (Nueva York), Auster comenzó su carrera como poeta y traductor en Europa, concretamente en París, viaje que proyectará en su obra la gran influencia de la literatura europea. Autor de tres libros de poemas, 16 novelas, nueve libros de ensayo y cuatro guiones de cine, es uno de los autores norteamericanos más vendidos y premiados, finalista de los premios PEN/Faulkner, Booker y ganador del Premio Príncipe de Asturias en el año 2006. Su último trabajo, La llama inmortal de Stephen Crane, publicado en 2021, es una detallada biografía sobre el escritor Stephen Crane y el extraordinario legado que ha dejado su obra en la literatura norteamericana. Auster es uno de los autores más vendidos a nivel mundial y su obra se ha traducido a más de 40 idiomas.
Tras la glosa, la rectora entregó al escritor el título y los símbolos que le acompañan –el birrete laureado, el anillo, los guantes blancos y el libro de la Ciencia– y le impuso la medalla de doctor, dándole la bienvenida al colegio de Doctores y Doctoras de la Universidad Autónoma de Madrid.
A continuación, Auster pronunció su discurso de investidura, en el que reprodujo un artículo escrito por él mismo hace dos años, en los primeros días de la pandemia. En él, rememoraba un día que pasó, en 2017, en la localidad ucraniana de Ivano-Frankivsk, en la que había nacido su abuelo paterno. “Ahora que la invasión rusa de Ucrania ha entrado en su segundo mes, desatando horrores y devastación a una escala que no se había visto nunca en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, considero este pequeño ensayo como una premonición de los que estaba por venir”, afirmó el escritor.
En ese artículo, titulado Los lobos de Stanislav, Auster reflexiona sobre los horrores de la guerra y la devastación que conlleva, y plantea una cuestión que parece crucial en nuestros días: qué debemos creer cuando no podemos estar seguros de si un supuesto hecho es cierto o no. “¿Acaso es necesario –se pregunta el escritor– que un hecho sea cierto para que se acepte como cierto, o la fe en la veracidad de un hecho ya lo convierte en verdadero, aunque el hecho que supuestamente ocurrió no haya sucedido? Es más, si la historia resulta ser tan asombrosa y apasionante que nos deja boquiabiertos y consideramos que ha cambiado o profundizado nuestra comprensión del mundo, ¿importa o no que sea cierta?”. Una pregunta para la que, según reconoció, no tiene una respuesta.
Investidura de Richard. L Kagan
Al término del discurso de Auster se procedió a la investidura del historiador, profesor y ensayista Richard L. Kagan. El profesor Antonio Ávarez Ossorio, catedrático del departamento de Historia Moderna, pronunció el discurso de presentación del candidato, un hispanista especializado en la España de los Austrias con una larga trayectoria docente e investigadora. “Con este solemne acto de investidura, la universidad quiere reconocer la contribución esencial del hispanismo al análisis de nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro”.
Al inicio de su intervención Ossorio recordó cómo los Kagan dejaron Ucrania poco antes de que las grandes guerras y el totalitarismo asolasen buena parte de Europa durante décadas, un éxodo familiar que puede haber influido “en la forma de comprender los procesos sociales y el análisis por parte del profesor, así como su particular sensibilidad con los grupos estigmatizados y perseguidos en diferentes formas de dominación a lo largo de los siglos”, conjeturó Ossorio.
Licenciado en la Columbia University, Kagan se doctoró en Cambridge University con una tesis que fue supervisada por el historiador John H. Elliot. Kagan, que obtuvo su doctorado y comenzó su carrera académica en el mismo año en que se fundó la UAM, es profesor de la John Hopkins University. Desde su cátedra ha sido agente esencial en el cambio de visión de las universidades norteamericanas sobre la historia de España y el mundo hispánico. Con una intensa y dilatada vinculación a la UAM, en 2017 fue nombrado miembro del Comité Internacional de Asesoramiento Científico del Madrid Institute for Advanced Study (MIAS). A lo largo de su carrera ha supervisado más de dos decenas de tesis doctorales y ha publicado numerosas obras, entre las que destacan Los sueños de Lucrecia, Imágenes urbanas del mundo hispánico y Los cronistas y la corona. “Como nos enseña la obra de Kagan –subrayó Ossorio– no se combate la leyenda negra con una leyenda blanca, sino con la capacidad analítica de comprender otras cosmovisiones y otros mundos pretéritos”.
Repitiendo el protocolo desarrollado con su predecesor, tras recibir de manos de la rectora el título y los símbolos que le acompañan, Kagan recibió la medalla de doctor y la bienvenida al colegio de Doctores y Doctoras de la Universidad Autónoma de Madrid.
El discurso de investidura del profesor Kagan giró en torno a un capítulo de la historia de Filadelfia, en la que ésta estuvo especialmente entrelazada con la historia de España: los años de las grandes revoluciones atlánticas. Así, el historiador exploró brevemente el papel que esta ciudad –en la que reside desde 2013– desempeñó en mundo hispánico durante la época revolucionaria. En aquel momento, gracias a diversos ingredientes como la libertad de prensa, Filadelfia era una urbe próspera, de aire cosmopolita y con una esfera pública abierta y liberal. “No es de sorprender que funcionase como una encrucijada y al mismo tiempo como un enorme imán que atraía a toda clase de personas inmigrantes europeas en busca de una nueva vida en América del Norte”, afirmó Kagan. Porque más allá de su ubicación, en un plano metafórico, Filadelfia era “un símbolo de la democracia que los hispanoamericanos allí refugiados querían trasplantar a sus propios rincones de aquel gran mundo”, concluyó.