Vincent Ho. Senior Lecturer and clinical academic gastroenterologist, Western Sydney University (The Conversation)
Seguro que no le apetece lo más mínimo ir a trabajar cuando presenta todos los síntomas de la gastroenteritis, que incluyen náuseas, calambres abdominales, vómitos y diarrea. Pero, ¿y si se siente algo mejor? ¿Cuándo resulta seguro acercarse a sus compañeros o llevar a sus hijos al colegio o a la guardería?
En Australia, por ejemplo, el departamento de Salud recomienda permanecer en casa durante al menos 24 horas después del último vómito o la última visita al baño con diarrea. Sin embargo, el tiempo de contagio tras recuperarse de la gastroenteritis es un asunto completamente distinto.
¿Qué origina la gastroenteritis?
Para comprender de manera precisa cuánto se puede extender el periodo de contagio de la gastroenteritis, es necesario atender a sus diferentes variantes.
Los virus son la causa más común de gastroenteritis. El rotavirus es la causa principal en bebés y niños pequeños, mientras que el norovirus lo es en adultos. La gastroenteritis bacteriana también es habitual. Muchos casos encuentran su origen en infecciones por Escherichia coli (E. coli). Entre las demás bacterias que suelen provocar la gastroenteritis se incluyen la Salmonella, Shigella y el Campylobacter, a menudo presentes en carnes y pescados crudos o poco cocinados y en la leche no pasteurizada.
Asimismo, parásitos como Giardia lamblia, Entamoeba histolytica y Cryptosporidium son la causa de muchas enfermedades. Normalmente, la recuperación de la gastroenteritis parasitaria se produce con normalidad, pero puede suponer algún que otro problema para personas con sistemas inmunitarios debilitados.
La identificación del virus
La mayoría de los casos de diarrea son leves y no requieren de atención médica. No obstante, algunos precisan de análisis profundos, especialmente aquellos que se observan en viajeros, pacientes que han sufrido diarrea durante cuatro o cinco días (o más de uno con fiebre), personas que expulsan sangre con las heces, individuos que han consumido antibióticos recientemente y enfermos cuyo sistema inmunitario es deficiente.
La prueba más común consiste en un coprocultivo (cultivo de la materia fecal), que se realiza para identificar microorganismos surgidos a partir de heces sueltas o no formadas. El componente bacteriano de los cultivos suele ser bajo, pero si el resultado es positivo puede acarrear consecuencias importantes para la salud del paciente
Algunos de los organismos aislados en los cultivos deben ser comunicados a las autoridades sanitarias debido a su potencial para provocar enfermedades en grupos poblacionales vulnerables, como las personas de edad avanzada, los niños, las mujeres embarazadas y las personas con sistemas inmunitarios dañados.
Los departamentos de Salud deben ser informados de los cuadros de gastroenteritis provocados por Campylobacter, Cryptosporidium, Listeria, Salmonella, Shigella y determinados tipos de infección por E. Coli. Poner estos casos en conocimiento de las autoridades puede ayudar a identificar con precisión los brotes cuando suceden y permitir desplegar las medidas necesarias para controlarlo.
¿Se encuentra mejor? Pues sus heces…
Los virus se transmiten mediante la ruta fecal-oral, lo cual significa que la materia fecal debe entrar en contacto con la boca para que tenga lugar el contagio. En ocasiones, puede ocurrir cuando el agua potable es contaminada con materia fecal o durante la preparación de las comidas.
Sin embargo, lo más habitual es que tras ir al baño permanezcan en las manos diminutas partículas provenientes de las heces. La utilización de papel higiénico para limpiarse no evita, al menos en su totalidad, la contaminación de las manos, situación que se puede ver agravada en personas que sufren diarrea. Las partículas se depositan en la boca de otra persona durante la preparación de los alimentos o al tocar superficies contaminadas y, posteriormente, llevarse las manos a la boca.
Aunque los síntomas de la gastroenteritis hayan remitido por completo, los organismos infecciosos pueden ser propagados mediante las deposiciones. La presencia en la materia fecal de Campylobacter, la cepa de E. coli O157, Salmonella, Shigella, Cryptosporidium, Entamoeba, y Giardia puede prolongarse durante días o semanas. De hecho, algunas personas que se han recuperado de Salmonella han transmitido la bacteria mediante las heces 102 días después.
Los parásitos pueden permanecer vivos en el sistema digestivo durante un largo tiempo tras sufrir diarrea. Los ooquistes infecciosos de Cryptosporidium, por ejemplo, pueden estar presentes en las heces hasta 50 días después, y los ooquistes de Giardia pueden tardar aún más tiempo en ser excretados.
¿Cuánto tiempo debería permanecer de baja?
Gran parte de los consejos sobre cuándo volver al trabajo, el colegio o la guardería tras padecer gastroenteritis solo tienen en cuenta el virus más común, el norovirus, aunque pocos pacientes descubren cuál fue el que les afectó.
En el caso del norovirus, el porcentaje más alto de excreción viral a través de las heces se produce entre 24 y 48 horas después de que todos los síntomas hayan desaparecido, tiempo tras el cual los niveles comienzan a descender rápidamente. Así pues, volver al trabajo es seguro 48 horas después de que los síntomas hayan remitido.
Es cierto que la excreción viral a través de las heces puede prolongarse por encima de 48 horas, pero, dado que la infección por norovirus es tan común y su recuperación es tan rápida, no resulta práctico esperar a que las heces del paciente no presenten rastro alguno del virus antes de que regresen a su puesto de trabajo.
Si bien 24 horas son suficientes para la mayoría de la población, se adopta una regla específica de 48 horas de aislamiento en el caso de individuos que formen parte de una categoría de alto riesgo para el contagio de la gastroenteritis a otras personas, como pueden ser los manipuladores de alimentos, los trabajadores sanitarios y los niños menores de cinco años que van a la guardería o que juegan con sus amigos.
Si un coprocultivo da positivo en la presencia de algún organismo especialmente problemático, la situación podría cambiar drásticamente. Los manipuladores de alimentos, trabajadores sanitarios y cuidadores de guardería afectados por una verotoxina presente en una cepa de E. coli, por ejemplo, no pueden volver al trabajo hasta que los síntomas desaparezcan y el resultado de los análisis de dos coprocultivos realizados con al menos 24 horas de diferencia den negativo en la verotoxina. Como consecuencia, la baja laboral es mayor, llegando a abarcar varios días.
Cómo impedir el contagio
La manera más eficaz de prevenir el contagio del virus a los demás es lavarse las manos con agua y jabón.
En un estudio se depositaron 10.000 quistes de Giardia en la palma de una mano, de los cuales el 99 % fueron eliminados tras aplicar agua y jabón.
Para evitar que las personas que nos rodean enfermen, es recomendable desinfectar a fondo después de que alguien vomite o vaya al baño con diarrea. Limpie la superficie con agua y un detergente neutro, vistiendo guantes desechables, y utilice lejía que contenga una solución de hipoclorito de un 0,1 % para desinfectar la zona.