Don Buesso, las brujas de Mangana, el Uñazas y otras criaturas mitológicas y legendarias de Cuenca

El comunicador Marcel Félix de San Andrés Sánchez recoge en dos libros algunas de las criaturas mitológicas menos conocidas de la región.

Brujas, ovnis, cocos o curanderos conforman el imaginario de los pueblos con sus leyendas e historias que han ido pasando de generación en generación hasta hoy en día. Algunas son muy conocidas, pero otras solo se han descubierto a través de una investigación exhausta recorriendo cada punta del territorio y con documentación exclusiva.

En la provincia de Cuenca son miles los mitos que en cada municipios existen y que se comparten unos y otros, también en toda la región. Así lo explica el diseñador gráfico, ilustrador y comunicador, Marcel Félix de San Andrés Sánchez en su libro «Brujas, duendes y otros mitos de Castilla-La Mancha», y el más reciente «Cocos, fantasmas y otros mitos de Castilla-La Mancha». En ambos reúne algunas de las criaturas mitológicas y leyendas más desconocidas del territorio conquense, que clasifica por categorías de mitos y creencias.

Eugenio Torralba, «el doctor de las maravillas»

El escritor destaca que la provincia de Cuenca tiene uno de los personajes mitológicos y supersticiosos «más interesantes de toda Castilla-La Mancha». Se trata de Eugenio Torralba, «el doctor de las maravillas» y pertenece a la categoría de los curanderos. Cuenta que es un personaje trasversal que aparece que distintas categorías. Ejercía la medicina el Cuenca capital en el siglo XVI, «pero lo más destacable es que se dice que tenia un pequeño duende a su servicio que se llama Ezequiel, que le aportó conocimiento para ejercer la medicina hasta tal punto que era frecuente en la Corte, e incluso aparece citado en párrafos del Quijote», destaca Sánchez. La compañía de Ezequiel le permitía volar y recorrer grandes distancias. «El propio Torralba contaba a sus conocidos que viajaba a ciudades italianas y en una hora se hacia el recorrido. Finalmente fue denunciado, juzgado y condenado por la Inquisición».

«San Cristobalito»

También dentro de la categoría del curanderismo, el escritor destaca a un personaje «realmente singular» que le apodaban «San Cristobalito». Este curandero empezó a ejercer esta práctica desde muy joven y lo llevaron a la Corte, donde «no parece que tuvieran mucho éxito los servicios que prestó a la Casa Real». Era de Villar del Águila (localidad que pertenece al municipio de Torrejoncillo del Rey) y Sánchez lo considera particular porque, según dice, siempre aparece como personaje relacionado con el curanderismo en la provincia de Cuenca. Asegura que este territorio es especial en esta categoría por el uso de las plantas, por el tamaño que ocupa la Serranía y la gran variedad etnobotánica de esa zona.

Las brujas de Mangana

El comunicador señala que a alguien se le acusaba de brujería por la denuncia de un vecino para ser juzgada por la Inquisición después de que no estuviera satisfecho por los servicios que se le había prestado, por celos o una enemistad. También denunciaban personajes relacionados con la Iglesia y la medicina científica. Una de las que se conoce en la provincia son las brujas de Mangana. En su momento, el escritor cuenta que las madres denunciaban a las brujas por matar a sus hijos con un hechizo, mientras que estas se excusaban diciendo que «el vino era muy barato y todo el mundo podía comprarlo, acusando a las madres de emborracharse y aplastar a sus hijos mientras dormían».

La Cañizares

«Quemé yo a tus abuelos sobre Cuenca, que sus polvos sirvan ya de salvaderas». Es una cita del escritor Francisco de Quevedo que Marcel San Feliz cita para referenciar a la brujería en la provincia. El autor también habla sobre otra bruja conocida este territorio, La Cañizares, un personaje de la novela de Cervantes «El coloquio de los perros». Coincide con que también es de uno de los pueblos de la Serranía conquense, de Cañizares, de donde también era María Badoca, «la bruja más temida de la provincia de Cuenca porque consideraban que los hechizos eran creíbles e infundía el miedo», según el escritor.

Don Buesso

Dentro de la categoría de enclaves mágicos en la mitología y las creencias, la cultura popular les atribuye algún carácter misterioso, sobrenatural o milagroso, según Sánchez. Existe un personaje llamado Don Buesso, «una especie de Barbazul manchego». Cuenta la leyenda, y el escritor, que en La Almarcha existe lo que se conoce como el Pozo Airón, «es un brazo de mar, una zona de aguas medicinales». En este enclave, Don Bueso se presentó en el pozo con 24 amantes y las fue arrojando una a una, hasta que la ultima lo engañó y terminó arrojándolo a él.

Asustaniños y cocos: La Serrana y el Uñazas

Son muchos los mitos y dichos que en los pueblos existen sobre el ‘coco’ con el fin de advertir a los pequeños de determinados riesgos. Existe la leyenda de La Serrana, una especia de ogra gigante; y el Uñazas, que «le describen como un hombre muy feo, de enorme manos y uñas con forma de garras».

Por ejemplo, existe una nana en Olmeda del Rey relacionado con el asuntaniños del lobo y la loba que dice: «A dormir que viene el lobo, y si no viene la loba preguntando en cada casa quién es el niño que llora», cuenta el escritor. En la provincia de Cuenca se comparten los cocos también con la vecina Guadalajara y Teruel, como por ejemplo ‘la cabra montesina’, ‘la caranjaina’ y ‘el hombre oso’, entre otros.

«Verónica»

Dentro del mundo de ultratumba, también se diferencia los personajes de fantasmas y ánimas benditas, que «creen fundamentalmente las personas mayores, pero los jóvenes conquenses tienen su propia creencia y mitología relacionada con el espiritismo», señala el comunicador. En el caso de la provincia de Cuenca, es muy popular el mito de ‘Verónica’, el juego de hacer espiritismo con un libro y unas tijeras.

Sobre estas almas, el escritor cuenta que existe un leyenda tradicional que se comparte en toda Castilla-La Mancha sobre no cocinar gachas si ha habido muerto en el pueblo, «porque se cree entonces que el espíritu del muerto remueve esa comida y se mete dentro». Destaca que esta leyenda está muy extendida por la zona de Mota del Cuervo, Belmonte, Las Pedroñeras, Los Hinojosos y Quintanar del Rey.

Alicántara

En el mundo de la herpetología y todo lo relacionado con culebras y lagartos, en la provincia se considera que los lagartos «son enemigos de las mujeres y amigos de los hombres, y las culebras al revés», según cuenta el escritor. En Cuenca, una de las leyendas más conocidas es la protagonizada por el ser mitológico Alicántara, «conocida por cualquier pueblo de la provincia». Se trata de una serpiente, «que a veces es enorme, es capaz de volar, incluso tiene pelo y, desde luego, es mortal», destaca Sánchez.

Igual que serpientes y lagartos, también se habla de dragones en esta zona. «Se le conoce como ‘El Saetón’, dicen que tiene un tamaño descomunal e incluso tiene alas y puedes volar», aclara el escritor.

El exorcista Fray Juan de Murcia

«Se decía que el diablo intentaría comprarte el alma ofreciéndote dinero a cambio», cuenta Marcel San Félix, y relacionado con el demonio y la antítesis del cristianismo, también había personajes que ejercían el exorcismo. Una de ellas, Juana García de Santafimia, ama de casa del clérigo de Villar de Olalla, que «pensó en suicidarse al sentirse culpable por haber caído en las garras del diablo». Finalmente, cuenta el escritor, un milagro en una cruz cercana en el paraje donde se iba a quitar la vida, se evita.

Sobre exorcismos también se conoce la historia de Fray Juan de Murcia y los conjuros que realizaba en los conventos de Moya y San Clemente.

El vidente Pedro Zapata

En el siglo XVI, Pedro Zapata era uno de esos videntes que tenían la capacidad de localizar y encontrar tesoros, según el escritor. Cuenta que el vidente «fue reclamado por los vecinos de San Clemente y de Belmonte para encontrar un fabuloso tesoro que se supone que estaba escondido en la ermita de Nuestra Señora de Rus». La leyenda cuenta que la población estuvo excavando varios días, incluso los alcaldes, pero «finalmente no encontraron nada».

Duendes

Marcel Félix de San Andrés asegura que existe un personaje en la provincia de Cuenca, «que incluso llegó a ser obispo en el año 1376, Nicolás de Viedna», del que se decía que tenia tres duendecillos que guardaba en una botella con los que también podía viajar a cualquier sitio, como el de el doctor Eugenio Torralba.

También existe la historia del hermano Solera. Trata sobre un agricultor de Las Pedroñeras, «cliente de los molinos de El Castillo en el río Záncara, al que el molinero le vendió por una cantidad de dinero unos duendecillos minúsculos que tenían un alfiletero, que según la leyenda se alimentaba de papel plata, pero por las noches ellos hacían todo el trabajo, eran inagotables, y los molinos se convertía en un negocio muy rentable y donde se ganaba mucho dinero».

Además, la última historia de duendes mas reciente y documentada es de 1953, conocido como los «gnomos de Villares del Saz», en la que la denuncia la presentó un pastor llamado Maximino Muñoz Herraiz, que dijo haberse encontrado en el monte como una especie de enanillos. «Según los documentos consultados, la Guardia Civil se presentó en el lugar donde Maximino dijo haber tenido el encuentro, y los efectivos dijeron haber encontrado huellas de pies diminutos, con lo que eso le daría bastante verosimilitud a este hecho», concluye el escritor.