El día 9 de noviembre se celebra desde hace años el Día del Inventor Internacional, en honor a la actriz e ingeniera Hedy Lamarr. Esa mezcla de profesiones ya contradice la idea preconcebida de lo que puede ser un inventor.
Sin ir más lejos, en nuestra provincia hay inventos y patentes registrados desde, al menos, el año 1908. Y no por ser inventor ya se es famoso, al contrario, la mayoría de estos ejemplos son de personas desconocidas para el público general.
Por ejemplo, a Adrián Ayala y Óscar Herranz, que cuentan en su haber con dos patentes a su nombre, les cuesta identificarse como tal: «Es una mezcla de las dos cosas, yo soy ingeniero electrónico y mi socio de mecánica. Pero, oye, somos inventores, no hemos descubierto la rueda pero al menos hemos encontrado y diseñado algo».
Su patente más reciente, concedida hace apenas unas semanas, consiste en un humidificador de ultrasonidos para cabinas de pintura. Más ligero, compacto y barato que cualquier aparato parecido en el mercado. Lo común es necesitar dos personas para instalar uno de estos aparatos, pero este lo puede hacer una sola persona. Además, afirman, todas las piezas necesarias para su construcción se consiguen en España, por lo que el coste de ensamblaje y mantenimiento también sería menor.
No es su primera patente, ya que, en 2020, Herrnaz y Ayala patentaron un generador de ozono a raíz de la pandemia que puede adaptarse para utilización industrial. En este proyecto, además, obtuvieron la financiación del Plan Integra22.
Estos ingenieros e inventores tienen muy claras las circunstancias para patentar una idea: la necesidad y ver un hueco en el mercado. «Evidentemente, estar en el mundillo ayuda. Nosotros trabajamos con cabinas de pintura y sabíamos lo que nos hace falta, si hubiésemos pensado un aspa para helicópteros sería mucho más difícil», comenta Herranz. Con estas dos cosas en mente se han registrado más patentes en la provincia.
Inventos conquenses
Por ejemplo, Miguel González Ribagorda, natural de Alarcón, registró en 1908 unos zapatos para el ejército de la marca «Ribagorda». Ese mismo año, el conquense Fermín Romero Moranchel patentó un «electrodivisor», del que ni siquiera se han conservado las imágenes.
Ya a finales de siglo, en 1992, Miguel Ángel Rubio García pensó algo: «¿Por qué hay que estar pendiente de que la colchoneta no se me vuele en la playa mientras estoy en el agua?» Y así lo hizo. Patentó una colchoneta «perfeccionada» para campo y playa anclable al suelo. Incluso, al ser estable, se planteaba la opción de tener serigrafiados tableros para jugar al parchís o la oca en la propia colchoneta.
Por otro tipo de necesidades, en 1995 Ángel Caballero Calleja, de Villamayor de Santiago, patentó un dispositivo extensible para inmovilizar los huesos de las extremidades. Un aparato que se utilizó durante algunos años en el sector médico.
Aunque hay muchos más inventos e inventores conquenses que están registrados oficialmente, podemos ver los más recientes para comprobar cómo han evolucionado los sectores y las necesidades.
Por ejemplo, los sectores de la informática y de la construcción no dejan de evolucionar. Son los casos de Ángel Navarro Arteaga y Jesús del Villar Carrey, respectivamente. Ambos con inventos registrados en 2022.
Navarro ha diseñado un sistema para calibrar gráficos a través de la inteligencia artificial que coordina las abcisas y ordenadas de varios gráficos para compararlos, facilitando el trabajo del análisis de datos.
Por su parte, del Villar es el dueño de la patente de un sistema estructural de pilares y vigas a través de varillas y conectores. Con este sistema, apto para todo tipo de construcciones, se pretende disminuir el tiempo de ejecución de las obras, universalizar la técnica y evitar utilizar grandes sistemas de izado, entre otras cosas.
Otro sector muy presente en la provincia es el del vino, por lo que no es de extrañar que se haya inventado un dispositivo relacionado con su elaboración. Más concretamente, un equipo para elaborar vino en entornos domésticos, ideado por Pascual González Garrido, que lleva dedicándose al sector enológico desde hace casi una década.
Y, este año, además del ya citado humidificador por ultrasonidos (en el que ya se han interesado varias empresas por todo el mundo), se ha concedido otra patente. Curiosamente, regresando a las necesidades referidas a las vacaciones y las visitas a la playa.
Pues Rafael López Lázaro ha patentado recientemente unas chanclas de playa convertibles en sandalias a través de un sistema de correas que pasan de sujetar la parte anterior del pie a hacerlo por el talón. Eso sí, aunque el diseño esté patentado, por lo pronto no va a comenzar con su fabricación.
Vivir como inventor
Ayala y Herranz tampoco eluden una cuestión importante: se patenta para poder ganar dinero con el invento. Puede que no sea mucho, puede que tarde en llegar, pero la idea es que llegue.
«Nosotros tenemos la idea de fabricar el humidificador por nuestra cuenta, pero si de repente llega una empresa grande y nos ofrece mucho dinero por la patente… pues lo mismo se llega a un acuerdo y lo seguimos fabricando, o lo hacemos a medias…», reconocen.
Lo que sí tienen claro es que la figura idílica del inventor que se dedica a pensar y diseñar constantemente no es posible. «Si fuésemos tíos con mucho dinero podríamos dedicarnos solo a esto y en seis meses estaría la máquina y fuera, y después te pones con la siguiente. Pero no podemos invertirle todo el tiempo que queremos porque tenemos que seguir trabajando para poder seguir viviendo. Si tuviésemos dinero seguramente el generador de ozono ya estaría en el mercado y no llevaríamos tres años con él», explica Adrián.
Por lo pronto, continuan trabajando con los prototipos de ambos inventos (con buenos resultados, por el momento) y en las próximas semanas comenzarán con las pruebas reales del humidificador de ultrasonidos. Aunque no pueden prever ninguna posible fecha, esperan que la fabricación y puesta en venta de ambos dispositivos comience «lo antes posible».