Se denomina lardum en latín a la grasa del cerdo, una tradición de origen cristiano celebrada el último jueves antes de la cuaresma, como una especie de preparación para la abstinencia que marcará los viernes. Pese a su origen ancestral, cada año se demuestra que el Jueves Lardero se encuentra vivo y asentado entre los conquenses. Esta festividad reúne a cientos de personas al aire libre, siendo un momento idóneo para juntarse familias y amigos y disfrutar de un día al aire libre con un menú tradicional con tortilla, chorizos y los panes redondos conocidos como “libretas”. A pesar de tener maneras muy diferentes de lardear, jóvenes y mayores disfrutan de las mismas delicias culinarias.
Compartir un día en familia
Acudiendo a los parques de la capital es común ver grupos de familias que despliegan sillas, mesas y todo tipo de comodidades para que los más pequeños vivan la festividad de la manera más tradicional. El Parque de los Ríos es uno de los más multitudinarios entre las familias de la capital, Rocío García es una de las madres que ha escogido este punto para congregarse. Ella se ha reunido con otras 15 familias de la clase de sus hijos para formar un grupo “en el que disfrutemos todos juntos”. Para ellos, Jueves Lardero “es un momento de tradición en el que nos juntamos padres, madres, abuelos y abuelas a prepararlo todo”. A pesar del trabajo que supone esta cita García apunta que “no fallamos ningún año porque es un modo de enseñar a nuestros hijos la festividad tal y como la hemos vivido nosotros, inculcándoles que no es necesario beber ni cometer excesos para pasar un buen rato con los tuyos”.

Cada vez es más raro ver a los niños jugando en las calles sin dispositivos electrónicos, a este respecto tradiciones como Jueves Lardero suponen un respiro respecto al día a día plagado de pantallas. Así lo cree Rocío García, señalando que “es un momento que es importante también porque los niños son realmente niños y disfrutan jugando con el balón, al pilla pilla o simplemente charlando”. Del mismo modo, esta madre resalta la importancia de estos ratos de socialización en la batalla contra las pantallas en el terreno del entretenimiento: “los móviles están tan metidos en el día a día, que a veces parece que no se puede disfrutar sin ellos”.
Noelia López es otra de las madres que viven Jueves Lardero en el Parque de los Ríos, en su grupo las edades oscilan entre los seis y los trece años y los progenitores se implican con los más pequeños para que pasen el día jugando. Pese a que en el parque se respira un ambiente relajado y familiar, López señala que se encuentran a escasos metros de las explanadas de los depósitos, frente a las urbanizaciones de Ars Natura, el eje central del Jueves Lardero para la gente más joven, donde llegadas ciertas horas de la noche el ambiente se vuelve poco recomendable.

Los grandes protagonistas de esta tradición entre las familias son los más pequeños. Lo que puede parecer un simple almuerzo al aire libre lleva implícito un factor educativo clave sobre el ocio responsable. Elena Pérez, Jimena Conejero, Irene Ibáñez y Marina Rabadán son cuatro niñas de once años que llevan desde que tienen memoria viviendo la festividad al modo tradicional, alejado de los excesos. Las niñas, que comparten clase comentan que “en el colegio no nos enseñan nada de Jueves Lardero, todo lo que hemos aprendido ha sido en casa, por nuestros padres”. Gracias a la labor didáctica que se ha llevado a cabo en sus familias las pequeñas apuntan que “esperamos este día con mucha ilusión, dos semanas antes ya estamos preparando todo, decidiendo dónde vamos a ir y las cosas que nos apetece comer además de la tortilla y el chorizo”. El entretenimiento en esta tarde al aire libre para las menores se centra en “jugar y hablar, pasar el rato las unas con las otras sin distracciones”.
Los jóvenes, innovar en la fiesta y entender el exceso

La concienciación es cada vez mayor entre los jóvenes, es el caso de Paula Buendía y Nerea Martín. Ellas fueron algunas de las jóvenes que se acercaron el pasado Domingo de Ramos al punto violeta que organizó el ayuntamiento. Allí les dieron unos cobertores para los vasos con el objetivo de evitar la sumisión química y han replicado este método haciendo vasos con tapa distinguidos con sus fotos para que la tradición no se malogre. Ellas comentan que “con este método nos aseguramos que sabemos lo que bebemos, que nadie altera la bebida y que podemos disfrutar de la fiesta seguras”. Las jóvenes señalan que “en casa hemos recibido mucha concienciación sobre este tema y hemos buscado nuestro método para que tanto nosotras como nuestros padres estemos tranquilos”.

Las explanadas de los depósitos, frente a las urbanizaciones de Ars Natura son el punto de encuentro más multitudinario para los jóvenes. Los grupos de chicos y chicas ascendiendo por la ladera cargados con bolsas, garrafas y botellas son una de las estampas más repetidas durante la festividad en la capital conquense. Sin embargo y, en un intento de dar un giro a un estereotipo extendido son varios los jóvenes que apelan a la prudencia y la mesura. Este es el caso de Eduardo Palomares y Rodrigo Dolz, dos chicos de 17 años que afirman que es posible divertirse sin incurrir en el exceso: “nosotros subimos a vivir la fiesta con los amigos y con conocidos que nos encontramos aquí, pero siempre con cabeza y sabiendo lo que hacemos”. Una estampa particular que se ha producido este año ha sido la presencia de un DJ con un equipo a todo lujo animando la fiesta con música. DJ Raxx es el joven villamayorense que se ha desplazado a la capital con su equipo porque encuentra “un espacio en el que publicitarme y convertir entornos rurales en focos culturales con eventos tradicionales multitudinarios que no están organizados, si no a los que acude la gente en masa”.
El control preventivo, una herramienta para disfrutar sin excesos
El control preventivo que ha previsto el ayuntamiento a través de diferentes dispositivos ha tenido un impacto muy positivo entre las familias que celebran la festividad al modo más clásico. García señala que “todo lo que suponga un control que evite los excesos y los accidentes es más que bienvenido”, mientras que López apunta que “aunque creamos que no, los niños con conscientes de todo, aunque estemos en el parque ellos ven lo que pasa en frente, ven a los servicios de emergencia y empiezan a hacer preguntas sobre por qué los mayores se ponen así y hay que sentarse con ellos y explicarles cómo se vive el ocio en Jueves Lardero y que el ocio no tiene por qué estar acompañado por el consumo y el abuso de alcohol y otras sustancias”. Este comentario de López queda evidenciado en las palabras de Elena Pérez, Jimena Conejero, Irene Ibáñez y Marina Rabadán. Las niñas señalan que “no nos gusta ver cómo bajan los mayores, que siempre haya tantas ambulancias”; además comentan que “cuando vemos cómo bajan y que tiene que venir la policía sabemos que pasan cosas malas en un día que puede disfrutarse tranquilamente”.