Enrique Buleo es otro producto de la inagotable factoría de talento artístico que es Villanueva de la Jara. Licenciado en Bellas Artes por la Facultad de Cuenca (otra cantera perenne de artistas), “Bule”, como le llamamos sus amigos, ha compaginado estos últimos años su trabajo como profesor de secundaria con una incipiente carrera como director de cortos que culminó el viernes con el estreno en 30 salas de toda España de “Bodegón con fantasmas”, su primer largo. La película ha sido aclamada por la crítica de los festivales en los que se ha presentado por su mirada ácida, y al mismo tiempo entrañable, de unos personajes que aúnan los sentimientos más humanos, vergüenza, soledad, pérdida, deseo, trufados de un humor que sólo los que provienen del mundo rural atesoran. Termino con un consejo que suele ser inusual en estas entrevistas pero que no me resisto a darles, vayan a ver la peli, no se arrepentirán, se lo aseguro.
– El viernes se estrenó tu primer largometraje. ¿Cuando empezaste a experimentar en el cine y a hacer tus primeros trabajos pensaste qué podía llegar este día?
Pues la verdad es que no. Cuando empecé a hacer cortos, al mismo tiempo que aspiraba a hacer un día un largo, era consciente de que era muy complicado viniendo de donde venía, de una familia humilde y de un pueblo alejado de cualquier entorno cultural. Era una sensación de conformarme con lo que podía hacer e intentar disfrutarlo, porque sabía que el mundo del cine es un entorno casi para privilegiados y que gente como yo tenía muy difícil llegar ahí.
– ¿Y qué supone para ti ver la película anunciada en los carteles de los cines comerciales?
Tengo una sensación extraña, como si no fuera conmigo la cosa. También es verdad que como todo ha ido saliendo tan poco a poco y hemos ido dando muchos pequeños pasos no tengo sensación de sorpresa ni de vértigo. Si lo miras con perspectiva es alucinante pero como he ido tan poco a poco creo que la sensación de sorpresa se pierde algo.
– Tú estudiaste en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. ¿Entonces ya tenías en mente hacer cine o fue algo que surgió luego?
En La Jara, cuando éramos adolescentes, con la videocámara de algún amigo empezamos a hacer cortos, pero sin más intención que pasarlo bien, pero sí que es verdad que era una cosa que me interesaba mucho. Bellas Artes está más enfocado a otras disciplinas más plásticas y yo intenté coger las asignaturas que tenían más que ver con lo audiovisual, pero aun así pude cursar muy pocas. Sí que era una cosa que me interesaba pero muy difícil de conseguir para mí.
– Esta es la culminación de un proceso muy largo. Cuéntanos cuál ha sido tu trayectoria hasta llegar al estreno de la película.
Yo iba haciendo cortometrajes y cada uno funcionaba un poco mejor que el anterior, me seleccionaban en festivales de mayor prestigio o conseguía mejores premios, así que poco a poco fui creyendo que a lo mejor era posible hacer un largo y en la pandemia me puse a escribirlo, la verdad es que casi por matar el tiempo haciendo algo que me hiciera sentir bien. Fue escribir casi pensando que no iba a llegar a nada y creo que eso fue bueno, no meterme la presión de escribir algo que se va a ver seguro en las salas me hizo disfrutar. Más adelante nos cogieron en un programa de desarrollo de Europa Creativa que había en Valencia, después en la incubadora de la Escuela de Cine de Madrid (ECAM), luego fuimos al Festival de Cannes invitados con el proyecto del largo y también al Festival de Toronto, aunque allí no pude ir por la pandemia. Más tarde entraron los productores de «Cuidado con el perro» y empezaron a buscar la financiación. Lo que pasa es que dábamos dos pasos para adelante y uno para atrás, por eso el proceso ha durado años y cuando llega el logro no lo vives con tanta sorpresa.
“Poco a poco fui creyendo que a lo mejor era posible hacer un largo y en la pandemia me puse a escribirlo”
– Vamos a hablar de la peli. «Bodegón con fantasmas», me parece un nombre muy chulo. ¿Cómo se te ocurrió?
Fíjate, estaba buscando un título que defendiera ese punto de costumbrismo que me gusta y que tiene la peli. Yo soy muy obsesivo y escribí más de trescientos títulos, que fui descartando hasta que pensé que la película es una especie de retrato costumbrista grupal, porque es una película episódica con cinco historias sobre fantasmas, así que pensé que es un bodegón. Como yo tengo formación en bellas artes el hecho de ponerle un nombre pictórico me hacía mucha gracia y así elegí el título, que era el que me más me gustaba y el que resultaba más abierto, más dado a posibles interpretaciones.
– He flipado con que sea una producción hispano-serbia, eso mola un montón.
Sí, sí (risas). Eso fue porque en uno de los doscientos programas en los que hemos estado fuimos a Trieste, en Italia, y allí contactamos con una productora serbia que se interesó muchísimo por el proyecto porque le recordaba mucho al entorno rural de su país. Siendo una película muy local al mismo tiempo la gente que conoce zonas rurales en sus países conecta con ella, nos ha pasado con varios países. Le gustó mucho el proyecto y entraron en la producción.
– Ya sé que esto es un tópico, pero me gustaría que definieras la película.
Creo que es una tragicomedia rural absurda, para mí es la definición que mejor le va, aunque hace unos días un crítico me dijo que estaba harto de escuchar comentarios sobre mi película pero que nadie la había definido como lo que es, un western espectral. La verdad es que esa definición está muy bien, porque a mí los westerns me fascinan y “Bodegón con fantasmas” tiene ese punto árido que tienen los westerns, salvando las distancias, lo que pasa es que si digo eso en las entrevistas voy a quedar muy snob.
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– Está ambientada en un pueblo pequeño de La Manchuela conquense y aunque no se nombra a todos nos viene a la cabeza Villanueva de la Jara, tu pueblo.
Claro, además está rodada en gran parte en La Jara, junto con Casasimarro, Iniesta, El Picazo, El Peral, Almodóvar del Pinar y algunas cosas en Valencia y Castellón. Para mí era un paso natural, yo soy de La Jara, viví allí hasta los 18 años y voy todo lo que puedo, así que para mí es natural que cuando imagino algo lo haga en La Jara. No se me ocurre ninguna historia en ciudades, siempre se me ocurre en pueblos y sobre todo en La Jara. A los productores les dije que lo natural y lo mejor sería rodarla en mi pueblo, porque ha sido fuente de inspiración para la película y aunque no fue fácil hacerla allí al final se consiguió.
– ¿Estás cansado de decir que esta no es una película sobre el mundo rural o sobre la España vaciada?
Sí, porque cuando la estrenamos en Sitges yo no esperaba que la gente hiciera ese tipo de comentarios porque cuando ven una película que transcurre en una ciudad nadie dice que trata de la vida urbana. Sin embargo, empecé a escuchar comentarios de que era otra mirada sobre la España vaciada o de la vida en el pueblo, pero de eso nada, transcurre en un pueblo, pero otra cosa es que sea el retrato de un pueblo, como mucho es el retrato del ser humano. Al final lo que les pasa a los protagonistas tienen que ver con cosas universales: la soledad, la vergüenza, la pérdida, no son cosas que les pasen sólo a la gente de pueblo, por eso me molestaron bastante esos comentarios y desde entonces lo intentó aclarar en todos los sitios.
“Empecé a escuchar comentarios de que era otra mirada sobre la España vaciada o de la vida en el pueblo, pero de eso nada, transcurre en un pueblo, pero otra cosa es que sea el retrato de un pueblo, como mucho es el retrato del ser humano”
– Has dicho durante la entrevista que veías muy difícil hacer una película siendo de un pueblo pequeño alejado de las grandes actividades culturales, pero tú naciste y creciste en Villanueva de la Jara, que es en sí mismo un foco cultural, y tienes un grupo de amigos desde muy pequeño en el que hay músicos, actores, diseñadores, y gente que aunque no haga nada de eso tiene unos gustos artísticos poco usuales en pueblos de ese tamaño. ¿De qué manera ha influido ese entorno en ti y en lo que has hecho?
Ha sido clave encontrar gente con la que compartir gustos e inquietudes. Es cierto que he nacido en un pueblo pequeño, pero he tenido la suerte de encontrar gente con intereses artísticos muy parecidos a los míos que nos hemos ido ayudando y hemos crecido juntos. Eso ha paliado otras cosas que podía tener. En mi pueblo me resulta muy curioso que siempre hay alguien estudiando Bellas Artes desde hace más de 20 años, ahora puede haber 30 ó 40 licenciados en Bellas Artes en La Jara.
– ¿Cuando uno hace una peli con bajo presupuesto como ésta tiene que aguzar mucho el ingenio?
Sí, bastante, porque tienes que paliar todos los déficits materiales que tienes con imaginación. Yo soy muy de reescribir, pero no había hecho tantas versiones de nada en mi vida, posiblemente he hecho más de veinticinco versiones del guion. No teníamos grandes medios, así que intenté aprovecharme y convertirlo en virtudes para la peli. Eso me hizo pensar mucho las cosas hasta sacarle todo el partido a los medios con los que contaba. Estuve escribiendo desde el confinamiento hasta dos semanas antes de empezar el rodaje y llegué a pensar que empezaría a rodar y seguiría cambiando cosas.
– La película ha tenido muy buenas críticas en los festivales, pero ahora viene la prueba definitiva, el estreno en salas comerciales. ¿Estás satisfecho con la distribución que tiene?
Hemos pasado por tantos momentos durante el proceso que el hecho de que se estrene en salas ya me parece un logro, porque cuando estás fuera de la industria del cine todo te parece fácil, pero luego te das cuenta de los escollos que hay hasta que se estrena en una sala, escollos de financiación, de distribución, de buscar un hueco en una parrilla que cada fin de semana está petadísima de estrenos, con dos o tres blockbusters que hacen que tu película no pueda estar en muchas salas; luego los exhibidores, que la mayoría son de grandes cadenas, no quieren estrenar películas independientes aunque tengan buenas críticas. Nosotros creemos que si la gente consigue ver la película va a conectar con ella, porque en los festivales en los que hemos estado ha sido así. Yo estoy expectante, porque en los festivales llevábamos al público ganado y quiero ver cómo responde el de las salas comerciales.
– ¿Cuáles son tus gustos cinematográficos?
Soy súper ecléctico, me encantan directores como John Ford, Nicholas Ray, Hitchcock, Woody Allen, Almodóvar, Berlanga, pero me gustan también directores más independientes como Kaurismäki, o como Haneke u otros austríacos muy heavies como Ulrich Seidl o Jessica Hausner. Hay muchos cineastas que me gustan, pero son muy dispares, me gusta mucho Carpenter y Woody Allen, que no tienen nada que ver. Intento tener los mínimos prejuicios posibles. Me gusta mucho Rodrigo García, el hijo de García Márquez, que hace dramas intimistas como Nueve vidas, que fue un germen para esta película.
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– ¿Esos gustos han influido en Bodegón?
Sí, yo creo que sí, pero, fíjate, he acabado haciendo una especie de comedia, aunque creo que es más una tragicomedia, sin ser un espectador muy interesado en ese género. Cuando voy al cine, por lo general, el último género en el que me fijo es en la comedia, me gusta más el drama, el thriller, el terror o el western. Si veo un thriller y no me tensa se lo perdono, pero si voy a ver una comedia y no me hace reír salgo de mala leche. Por eso digo que he terminado haciendo una comedia aunque mis gustos como espectador no tengan mucho que ver con lo que he hecho.
“He terminado haciendo una comedia aunque mis gustos como espectador no tengan mucho que ver con lo que he hecho”
– ¿Qué proyectos tienes en mente?
Cuando estuve escribiendo Bodegón con fantasmas trabajaba al mismo tiempo de profesor de secundaria y el tiempo que tenía libre lo dedicaba a escribir. Cuando me bloqueaba o necesitaba alejarme del guión para coger perspectiva no tenía otro proyecto y me tiraba a lo mejor quince días sin escribir nada, así que ahora lo que estoy haciendo es ir trabajando en varios proyectos a la vez y estoy con cuatro ideas de largo. Ya tengo dos más avanzados y estoy pensando a ver cómo empezar a moverlos.
– ¿Tu objetivo cuando sería rodar la nueva peli, en el 26?
Sí, yo diría que el 26.
– La última, Bule. Tú eres un poco underground, para qué nos vamos a engañar. Pero dime la verdad, ¿te gustaría rodar una peli con un pastón de presupuesto y estrellones en el reparto?
Sí, esa idea me encanta, yo soy underground porque no me queda otra (risas). Me gustaría hacer una peli de alto presupuesto pero sólo si esa producción me va a dejar libertad creativa. Nunca he ido yo muy de íntegro, pero me he dado cuenta que valoro muchísimo poder tener el máximo control creativo sobre lo que hago. Yo sé que eso, por lo general, es inversamente proporcional al presupuesto que tienes, a no ser que seas una súper estrella que tienes el corte final y no te tose nadie. Así que, si tener una peli de 10 millones me va a obligar a hacer algo que no me guste, prefiero rodar una de un millón y contar las cosas como yo quiera.