No lo tuvo fácil en su generación para llegar hasta aquí y mucho menos para cosechar semejante éxito. «Me pilla con una edad que ya tengo los pies en la tierra», se ríe, y deja entrever que cuando pasas los cuarenta ya sabes que hoy puedes estar arriba y mañana abajo. «Es azaroso, hay valles y montañas, nunca se sabe», expresa con madurez.
Pero lo cierto es que ha tocado la cima junto a Carmen Machi, Bárbara Lennie y Victoria Luengo, sus compañeras de reparto. Conquense de nacimiento, se fue a Madrid a estudiar Ciencias Ambientales porque sus padres querían para ella un futuro, «que tuviera la vida solucionada», y se vuelve a reír. Pero les da las gracias por todo lo que le han enseñado y porque precisamente ellos serán testigos de su alegría el día de la presentación de su película, en los Multicines de Cuenca el sábado 9 a las 20 horas.
«Verano en diciembre» es una adaptación de la obra de Carolina África que tiene una segunda parte en la que Beatriz ya había colaborado, una obra de teatro llamada «Otoño en abril». Sin embargo, como bien lamenta, una cosa es el teatro y otra el cine. «Me parece revelador que haya esa barrera entre la actriz de cine y la del teatro, se tiene que poder ir desdibujando», reivindica con entusiasmo después de hacer esta adaptación.
Considera que lo que está viviendo «es un auténtico lujo», pues es su primera película, nunca antes había hecho nada audiovisual, y el proyecto le ha causado una mezcla de «ilusión, susto y nervios». Piensa que ha hecho un «viaje precioso» y todo un máster en interpretación, además de haber descubierto a unas «personas maravillosas».
Su personaje Alicia también dice mucho de ella y quizá hasta tenga algo de terapéutico. «Alicia es la artista de la familia y yo también lo soy, es una vocación que te late y no puedes dejar de perseguirla», explica desde el corazón. En la película mantiene una lucha personal con su madre, que es Carmen Machi, de la que necesitará apoyo y reconocimiento, «son dos mujeres muy pasionales».
A partir de ahora Beatriz, que no Alicia, ya no tendrá que llevar más una «doble vida», según confiesa que ha mantenido en los últimos 10 años.