Arte y espectáculo con mayúsculas

Ara Malikian e Iván "Melon" Lewis trascienden el virtuosismo técnico para alcanzar el terreno de la emoción y de la magia sobre el escenario del Auditorio

Foto: Teatro-Auditorio de Cuenca

Un concierto de Ara Malikian e Ivan «Melon» Lewis va más allá de una experiencia musical. Mucho más. Ambos intérpretes se apoyan en una magistral ejecución de sus respectivos instrumentos para llevar al espectador mucho más lejos. Allí donde un Fa sostenido un Si bemol dejan de ser notas musicales para convertirse en algo más, algo que consigue poner al espectador la piel de gallina.

Ara Malikian, además, no es sólo un soberbio y extrardinario intérprete de violín. Es un auténtico ‘showman’ sobre el escenario. Un artista que con saltos, carreras y gestos sobre el escenario es capaz de transmitir sentimientos al público y añadir ‘valor añadido’ a un recital musical. A ello hay que añadir la ‘vis cómica’ que le acompaña. Teniendo en cuenta que es un fenómeno violinista, gran parte del atractivo de espectáculo viene dado por los monólogos que ofrece entre las diferentes piezas que integran el repertorio. En este caso, la complejidad técnica que acompaña su interpretación con el violín se transforma en una agradable sencillez, mecida por su tenue tono de voz, que consigue provocar las risas del público en retiradas ocasiones, como sin querer. Si como violista es bueno, como monologuista…también.

‘Le Petit Garage’, la gira que le ha traido de nuevo a la capital conquense, supone un baño total de mestizaje y diversidad. Bendito mestizaje. El propio Malikian avisa al principio que el concierto supone un viaje por diferentes países, estilos musicales y épocas históricas. Y supone, asimismo, un viaje por la trayectoria vital del artista. Desde sus primeros días en un barrio armenio de Líbano, su estancia en Alemania amenizando bodas judías, su llegada a la Orquesta Sinfónica de Madrid, el recuerdo a su madre, la referencia al ‘desconocido’ Alfredo Ravioli, competidor de los grandes luthieres italianos del siglo XVIII como Stradivari y Guarneri; o su época más reciente con la composición»Nana arrugada» en homenaje a los afectados por la pandemia y, en especial, a quienes han fallecido en soledad.

Con Malikian y Melon Lewis. No te aburres. No hace falta que te guste la música clásica. Es lo que ocurre en estos casos. Durante el tiempo que dura el recital, los sonidos trasladan al espectador desde la sonoridad de Bohemia, hasta la musicalidad hebrea, pasando por referencias árabes y desembocando en un vals de Tchaikovski. Todo ello aderezado con una versión sorprendente de «Life on Mars» de David Bowie y otra de la cantante y compositora islandesa Bjork. No limits.

La despedida del público conquense, puesto en pie y aplaudiendo durante varios minutos, da idea de la impresión que el recital causó en el respetable. Agotar las entradas en cuatro conciertos, aunque sea con el aforo reducido motivado por la crisis sanitaria, no está al alcance de cualquiera. El público, por norma general, sabe lo que quiere.

(Foto: Teatro-Auditorio de Cuenca)