La cantante y trompetista Andrea Motis llegó a Cuenca con un trocito de Copacabana en los pulmones y contribuyó con su inspiración a refrescar una noche calurosa en el Parador de Cuenca, donde se celebró una nueva cita de Estival Cuenca, dedicada en esta ocasión a la música vocal.
Era la segunda participación de Motis en el festival conquense, al que también volvían sus compañeros Joan Chamorro y Josep Traver, pero en esta ocasión se subió al escenario Solán de Cabras con un repertorio más inclinado a la música brasileña que al swing, en la línea marcada por su disco ‘Do outro lado do azul’, que incluye composiciones de este país y canciones de origen geográfico istinto, pero que también han recibido un baño de samba, choro y bossanova. La artista nacida en Barcelona actuó además arropada por parte de su familia, originaria de El Pozuelo, un aliciente que aprovechó para demostrar nuevamente su nivel junto a esos dos grandes escuderos. con los que conforma un mecanismo perfectamente engrasado.
Siempre hay en la música brasileña una cierta cantidad de saudade, vocablo portugués que ha sido definido como “bien que se padece y mal que se disfruta”. Andrea Motis no solamente entiende el sentido de este término, sino que lo interpreta con los dos instrumentos que maneja para traducirlo de manera precisa a los espectadores. Y lo hace en cualquier idioma, porque hasta cuatro lenguas diferentes desplegó la cantante en su repertorio en el Parador. Por su parte, la guitarra de Josep Traver cabalga con soltura en las partituras cariocas y Joan Chamoro, un sensacional contrabajista que sabe exprimir al máximo todas las posibilidades sonoras del instrumento, invita en todo momento al juego a sus compañeros y coge el timón con firmeza cuando es necesario.
A pesar del protagonismo de los ritmos brasileños, Andrea Motis desplegó en Estival Cuenca un repertorio políedrico. El trío derrochó elegancia en sus incursiones por el territorio swing, con canciones de artistas como Fats Waller y Lillian Hardin Armstrong, pero también se aproximó al pop con una versión de los mallorquines Antònia Font y al terreno de los cantautores al interpretar ‘Rabo de nube’ de Silvio Rodríguez y ‘Mediterráneo’ de Serrat, tema que Motis elevó con uno de los mejores solos de trompeta de la noche. Los músicos aportaron además algunas piezas propias, entre ellas un ‘Six to five’ compuesto por Traver en el que nuevamente Motis, en un espectáculo en el que el papel protagonista había sido para su capacidad vocal, derrochaba fuerza con el instrumento de viento. Tras regalar a un espectador que se la había pedido la interpretación de ‘Antonico’, que no estaba incluida en el programa, el trío redondeó su concierto con una versión de ‘Bésame mucho’.
Antes del concierto de Andrea Motis actuó en el escenario Solán de Cabras la jovencísima cantautora conquense Paula Serrano, que a sus veinte años agradó al público de Estival Cuenca con un repertorio compuesto mayoritariamente de composiciones propias, con varios cantos de desamor nacidos de conversaciones en el cuarto con su guitarra.
Serrano, acompañada en algunas canciones por sus compañeros Dani y Mateo a la percusión y al violoncello, respectivamente, ofreció también alguna versión de Coque Malla, Fito y de Jarabe de Palo, como homenaje al recientemente fallecido Pau Donés y culminó su recital con ‘Cuando nos volvamos a ver’, una canción escrita durante los días de confinamiento que los músicos interpretaron con la mascarilla puesta, como agradecimiento al público que nuevamente aceptó, sin poner una pega, disfrutar de estos conciertos sin quitarse en ningún momento la protección y manteniendo la distancia de seguridad entre los asientos.
Este miércoles se celebra, también en el Parador, el ya tradicional Estival Gastronómico, una cena-concierto amenizada con la música de The Heart-Swingers.