Al igual que sucediera ya en la jornada del viernes con el desfile de antorchas, la asistencia a la representación de la conquista de la ciudad ha sido multitudinaria. Cientos de personas se han congregado en la Plaza Mayor para contemplar cómo a las puertas de la Catedral se escenificaba, con algunas licencias teatrales y legendarias, la toma de Cuenca en 1177 por el rey Alfonso VIII para incorporarla a Castilla y a la Cristiandad. Tras dos años sin representarse a causa de la pandemia, el acto central de Cuenca Histórica no solamente mantiene el interés de los espectadores sino que lo acreciente. Otra cosa es la presencia de las diferentes peñas, donde se han contado muchas ausencias.
Desde el Arco de Bezudo han bajado las tropas cristianas y desde San Felipe lo han hecho las musulmanas ante un sol radiante y más calor que en los días previos. Programado para las seis y cuarto de la tarde, ha sido un espectáculo diurno y cálido que ha contado con humor, historia y algo de acción el episodio de entrega de las llaves de la ciudad por parte de Abu-Beka al monarca castellano. Engatos Teatro, Tiruraina y otros, particulares y grupos, han puesto su talento al servicio de la causa.
Antes, Cuenca Histórica había desplegado desde la mañana su oferta de música, danza y propuestas infantiles por el mercado medieval de la Plaza Mayor y las zonas aledañas. También se ha instalado debajo del Arco del Bezudo el demasiado desconocido por muchos campamento militar debajo del Arco del Bezudo, que pone en marcha la asociación medieval Conca en colaboración con otros grupos recreacionistas venidos de diferentes puntos de España.
Precisamente esos colectivos han sido los encargados de la ofrenda floral ante la estatua ecuestre de Alfonso VIII, donde se ha desarrollado previamente un homenaje poético-musical con versos de Raquel Carrascosa, melodías de Zarabanda y la semblanza de Concepción Rodríguez.
Fotos: Ayuntamiento de Cuenca