Adrián Arias, el conquense en Estados Unidos que está detrás del videojuego ‘Prince of Cuenca’

El creador de este videojuego no cierra la puerta a una segunda parte: "Puede que haga una secuela en el pueblo de mi padre, Fuertescusa, si tengo tiempo quizá lo haga".

Imagine por un momento un videojuego en el que Cuenca es el escenario de una historia. Que el rey Alfonso VIII te indica hacia dónde debes ir y que una de las zonas por las que pasa un determinado personaje es el Casco Antiguo. Más que una imaginación, se trata del videojuego ‘Prince of Cuenca’, que ha diseñado recientemente el conquense Adrián Arias para convertirlo en un videojuego que ha logrado captar a cientos de curiosos a través de Internet tras los dos días posteriores a su lanzamiento.

Arias reside en Estados Unidos. Trabaja con tecnología puntera la Universidad de Maine, en Orono. Y paralalamente imparte clases de desarrollo de videojuegos en un pueblo llamando Veazie, ambos puntos localizados en la geografía del Estado de Maine. Desde allí ha creado una atrayente versión del videojuego que tiene como protagonista a la ciudad desde donde partió y a la que vuelve cada año.

«Ahora se hacen todos los juegos en 3D, con muchos recursos… eso es lo que hago en mi día a día por mi trabajo porque hacemos tecnología accesible para personas con discapacidad visual. Por la tarde doy una clase de desarrollo de videojuego en una escuela, entonces, para no agobiar con tanta tecnología a los niños, lo hacemos con tecnología ‘retro’. Con cosas pixeladas, poca resolución, que ocupan muy poco espacio pero que es muy sencillo subirlas a una web o incluso que sea sencillo jugar desde una Game Boy de hace cuarenta años», señala a este medio Adrián Arias.

«La razón por la que hice Prince of Cuenca fue principalmente porque soy de Cuenca, tengo una vinculación afectiva muy grande, sigo yendo todos los años y les enseñé a unos amigos un videojuego que había hecho antes, se trataba de una parodia de Metroid que había hecho con mis niños. En aquel momento uno de mis amigos, Javier García, que está muy implicado con la ciudad, me propuso hacer un juego ambientado en Cuenca y me hizo gracia al principio», recuerda Arias.

Proceso de diseño de ‘Prince of Cuenca’. Fotografía: Adrián Arias.

Resoli, el Museo de Arte Abstracto, la Ciudad Encantada son solo algunos de los productos y localizaciones que aparecen reflejados en este trabajo. «No se trata de un juego de plataformas en el que tienes que luchar con una espada contra los malos. Es un más un tipo de juego de rol en el que eres un chico con un sueño en el que Alfonso VIII le encomienda una misión para convertirse en el príncipe de Cuenca. Para ello tiene que buscar un tesoro y para encontrarlo tiene que buscar en diferentes sitios de Cuenca la combinación de una caja fuerte que se encuentra en la Caja Rural, también muy de allí. Es un juego muy lineal en el que queda muy claro lo que tienes que hacer en cada momento. Está pensado para que pueda jugar cualquier persona, no solo un friki de los videojuegos y que sea más bien algo narrativo con lo que te puedas reír un poco», argumenta el conquense Adrián Arias.

‘Prince of Cuenca’ en una Gameboy del año 1989.

Jugar con este trabajo ‘made in’ Cuenca resulta muy sencillo. Se puede hacer prácticamente desde cualquier dispositivo, incluido los más añejos. «También se puede jugar desde el móvil y es como si como convirtieras a tu smartphone en una pequeña Game Boy». Los usuarios que lo deseen, pueden comprobar sus habilidades a través de este enlace.

Tras este videojuego se ocultan las muchas horas de trabajo, basadas principalmente en el diseño y planificación de este proyecto. «Tardé un par de meses aprovechando los ratos muertos por las tardes, y quizá lo más díficil ha sido ajustarme a los límites de una Game Boy para que se pueda jugar en esta consola. Ahora los juegos pesan mucho y hay cosas como las escenas, donde aparecen la Catedral, las Casas Colgados o algunos cuadros del Museo de Arte Abstracto no puede haber ningún tipo de interacción del jugador porque entonces la memoria de este aparato no daría para más. Se trata de ajustar la programación y el arte de videojuego para que no se vaya más allá».

Sobre una segunda parte de este videojuego, Adrián Arias no cierra la puerta a esta opción, sin embargo, «puede que haga una secuela en el pueblo de mi padre, Fuertescusa, si tengo tiempo quizá lo haga».

La acogida que ha tenido este proyecto en las últimas 40 horas ha sido sinónimo de éxito: «Han jugado unas 500 personas desde que lo colgué, que no está mal para ser un juego muy específico y en español en una plataforma estadounidense».