Las autoridades regionales han lanzado un nuevo aviso este martes en el que informan de la mala calidad del aire en Cuenca. Se trata de la segunda advertencia en esta semana después de que se haya reportado una elevada presencia partículas en suspensión. En concreto, se trata de la presencia en el aire de partículas PM10.
El estado del aire en estos momentos, según el Índice Calidad de Aire (ICA) son desfavorable en la casi totalidad de la comunidad, debiendo a la presencia de partículas PM10, el peor de la categoría. Según los datos proporcionados por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
En la provincia de Cuenca, la presencia en el aire de esta partícula es de 74,1 µg/m³. Frente al Ozono (61 µg/m³), PM2.5 (33 µg/m³), Dióxido de nitrógeno (14 µg/m³) y Dióxido de azufre (µg/m³).
El origen de este episodio, según afirman desde la Dirección General, es debido a fuentes naturales por la intrusión de aire sahariano. Lo que puede provocar efectos negativos sobre la salud y sobre los grupos de riesgo, efectos mucho más serios. No obstante, en España son habituales las intrusiones de polvo sahariano, que provocan un incremento de los niveles de material particulado.
Los sensores locales no arrojan datos anómalos
Preguntada por esta cuestión, la concejal y portavoz del Gobierno local, Saray Portillo, ha afirmado este martes que actualmente la ciudad de Cuenca cumple con los estándares de normalidad. «Entendemos que en cualquier caso no se deberá por polución, sino por la propia temperatura o climatología que tenemos ahora mismo. Los sensores que tenemos instalados en diferentes puntos de la ciudad y que llevan a cabo este tipo de mediciones no nos arrojan ningún dato en este sentido», ha explicado.
En la misma línea, el concejal de de Urbanismo, Mantenimiento Urbano y Movilidad, Adrián Martínez Vicente, ha señalado que los sensores cumplen con los valores límites diarios después de comprobar que las cifras analizadas no alcanzan el límite máximo y se encuentran muy por debajo.
PM10
Según define el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, las PM10 son «aquellas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera, y cuyo diámetro varía entre 2,5 y 10 µm (1 micrómetro corresponde la milésima parte de 1 milímetro). Están formadas principalmente por compuestos inorgánicos como silicatos y aluminatos, metales pesados entre otros, y material orgánico asociado a partículas de carbono (hollín). Se caracterizan por poseer un pH básico debido a la combustión no controlada de materiales».
Las fuentes de emisión de estas partículas «pueden ser móviles o estacionarias, destacando que un 77,9% de la cantidad total emitida de PM10 procede del polvo resuspendido existente en la atmósfera. La industria, la construcción y el comercio con un 7,6% y el transporte rodado con un 6,5% representan otros focos de contaminación de especial relevancia».
Como fuentes minoritarias de contaminación, señalan desde el Ministerio que «el 3,7% del total procede de quemas agrícola y un 3,3% es de origen doméstico».
La exposición prolongada o repetitiva a las PM10 «puede provocar efectos nocivos en el sistema respiratorio de la persona, no obstante son menos perjudiciales que las PM2,5 ya que al tener un mayor tamaño, no logran atravesar los alveolos pulmonares, quedando retenidas en la mucosa que recubre las vías respiratorias superiores. La Directiva 2008/50/CE indica que para la protección de la salud no pueden superarse los 50 microgramos por metro cúbico durante 24 horas más de 35 veces por año civil».
La mayoría de éstas partículas se precipitan en la tierra, provocando una capa de polvo en la superficie que puede afectar seriamente a la salud tanto de los organismos terrestres como los organismos acuáticos.