Tras siete semanas consecutivas de descensos, la ciudad de Cuenca experimentó del 8 al 14 de marzo un leve repunte en el número de contagios por coronavirus, si bien continúa en niveles de incidencia muy bajos. Durante ese período se contabilizaron en la capital siete nuevos casos de COVID-19, cuatro más que en los detectados en los siete días previos, que habían marcado el dato más bajo desde mediados de agosto, cuando la Consejería de Sanidad comenzó a proporcionar cifras desglosadas por municipios.
Los números son tan bajos que cualquier oscilación no es significativa, al menos de momento, ni suficiente para advertir o constatar un cambio de tendencia.
Sí que es acierto que el análisis del dibujo de las gráficas revela un patrón temporal en la evolución de la pandemia. Las subidas y bajadas se agrupan en ciclos que van de cinco a siete semanas, aunque la cadencia de aceleración o desplome varía, con una velocidad muy superior en ambos casos en la denominada tercera ola, la que vino después de las la primavera pasada y la de otoño.
La incidencia acumulada a siete días se sitúa en 12,82 casos por 100.000 habitantes, lo que según el baremo del Ministerio de Sanidad se enmarca en el nivel de riesgo bajo, en el segundo grado de los cinco existentes. A catorce días la tasa es de 18,2 infecciones por 100.000 habitantes, lo que significa según el criterio ministerial que la ciudad se ubica en ese indicador en un nivel 0 de alerta, «de nueva normalidad». Es la cifra más baja desde que hay datos públicos municipales.