Tambores y clarines han vuelto a sonar en este Viernes Santo desde los balcones de la ciudad de Cuenca, por segundo año consecutivo y siguiendo la invitación de la Junta Regidora de Las Turbas de Cuenca.
A las 12:00 horas ha sonado el Miserere en el reloj de la Torre de Mangana y una vez terminado los integrantes de Las Turbas han hecho sonar sus instrumentos.
Con las procesiones suspendidas por la pandemia, desde Las Turbas de Cuenca han querido hacer un tributo «en memoria de todos los fallecidos de esta pandemia y como mensaje de apoyo para todos los que están sufriendo por esta terrible enfermedad».
También en señal de apoyo y gratitud a todos los que están trabajando sin descanso para que podamos sobrellevar esta pandemia «y por nuestros trabajadores de la sanidad, héroes anónimos, que siguen luchando para salvar nuestras vidas poniendo en riesgo las suyas propias, aunque algunas veces no se lo pongamos nada fácil».