Es uno de los desperfectos más visibles de la ciudad de Cuenca al encontrarse en un punto tan clave como el final de la Avenida República Argentina y el inicio de la A-40. El hundimiento de la calle San Ignacio de Loyola provocó primero el cierre de un carril de esta vía, para que finalmente se decidiese cortar el acceso a esa calle a través de la rotonda del Centro de Turistas, que además veía un carril cerrado.
Ahora, Darío Dolz, alcalde de Cuenca, ha disipado cualquier duda en torno al origen del hundimiento, ya que cabía pensar que el colector de Astrana Marín, ubicado a pocos metros, tuviera que ver en esta deformación del terreno. El primer edil ha confirmado que «por fortuna» la causa de esta deformación han sido «fugas en la red de riego», y que se está trabajando para la resolución de ese problema: «En un mes estará resuelto». «No sabemos desde hace cuánto tiempo porque hasta que no ha dado la cara no hemos tenido constancia, pero en los georradares que se han efectuado se ve perfectamente que son aguas superficiales a una profundidad lógica y coherente, y vienen derivadas de la red de agua y riego que hay en esa zona».
De la misma forma, Dolz ha explicado que sumado a estas fugas, también se encuentra la circunstancia de las características de ese suelo en el hundimiento. Desde los servicios del Ayuntamiento se han apoyado en la hemeroteca para comprobar como se encontraba la zona hace años. «Se puede ver que el talud de esa zona llegaba hasta el vial que ahora mismo se ha fracturado, y a partir de ahí, hasta el río Júcar, son todo tierras de relleno. De desmontajes de algún cerro que se hizo hace muchísimos años, en concreto, en la calle Princesa Zaida estaba el Cerro de Los Pinillos. Se desmontó y se aportó todo ese material a esa zona», ha finalizado.