Un grupo de enfermeras del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca se alzaron con el primer premio nacional de investigación de Enfermería de Cirugía Ortopédica y Traumatología durante la celebración, en Cáceres, de las 39 Jornadas Nacionales de Enfermería en Traumatología. Fueron reconocidas por su investigación en la que se presentan los resultados de la implantación de buenas prácticas en la Unidad de Traumatología del Hospital conquense para disminuir el dolor a través de la evidencia. Pero, ¿cómo funciona?
«La evidencia dice muchas cosas», señala Beatriz Cervera, responsable de enfermería del área de docencia y formación y líder del programa de centros comprometidos con la excelencia en cuidados en la gerencia de atención y tratamiento. «Lo primero que dice la evidencia es que si tú no preguntas a la persona si tiene dolor, no lo vas a manejar. Por tanto, el primer paso es detectar el dolor en los pacientes«.
Otra cosa que dice la evidencia es que una vez que tú has detectado el dolor, «tienes que hacer algo si la persona tiene dolor. Y si no, también. Si no, lo tienes que volver a reevaluar. Entonces, se hacen reevaluaciones por turno del dolor para personas que no tienen dolor. Y para personas que tienen dolor se programan unos planes de cuidados individualizados en función de las características del dolor de la persona, de la localización y de las posibilidades de actuación que hay con ese dolor», cuenta Cervera. Es decir, llevan un registro del nivel de dolor de cada paciente para que se evalúe a lo largo de su ingreso.
«Otra cosa muy importante que dice la evidencia es que hay que valorar el dolor con herramientas que de verdad valoren el dolor. Lo que llamamos las escalas validadas. Para las personas que se pueden expresar, utilizamos la escala verbal numérica del 0 al 10, siendo 0 el mínimo dolor y 10 el máximo. Las personas que no pueden expresarse, porque tienen deterioro cognitivo, algún déficit, utilizamos una escala que es la PINAP, que valora una serie de ítems, entre ellos la verbalización que hacen los pacientes, cómo se mueve, cómo está, un poco observando características del paciente».
El objetivo final de estas enfermeras con este proyecto de investigación era evaluar mensualmente «qué es lo que hacemos con los pacientes respecto al dolor. Por lo tanto podemos tener un seguimiento de cómo están los pacientes y cómo estamos las enfermeras haciendo las cosas».
El proceso de investigación
El proyecto nace en Canadá, donde un grupo de enfermeras sintetiza la evidencia sobre los cuidados en enfermería y quiere llevarla a la práctica de los profesionales. Para ello, desarrollan un programa que en España llaman Centros Comprometidos con la Excelencia en Cuidados. Las enfermeras conquenses presentaron su proyecto en la convocatoria de 2021.
Estas profesionales se comprometen a trabajar tres días de práctica clínica y llevarlo a todo el área de salud de la Gerencia de Cuenca. Una de esas guías es con la que consiguieron ese premio, la de valoración y manejo del dolor, «que la estamos poniendo en marcha en todas las plantas de hospitalización en el Hospital Virgen de la Luz». Empezaron en la unidad de traumatología porque «cuando decidimos formar equipo para trabajar este programa, enseguida en la unidad de traumatología (supervisoras, enfermeras…) se brindaron a formar equipo y empezamos aquí pilotando y ya continuamos con el resto de plantas», comenta Cervera.
Isabel Lloret, supervisora del área de Traumatología y líder de la guía del dolor, señala que «cuando ingresa el paciente hacemos la primera valoración, preguntamos qué nivel de dolor tiene, qué valor le dan ellos. Nosotros lo introducimos en el ordenador, en nuestras constantes y todos esos datos se vuelcan después en un Excel, que es el que nosotros vamos luego a valorar y a ver en las evaluaciones lo que hemos conseguido. Entonces, ¿qué era lo que pretendíamos o lo que más queríamos? Valorar el dolor que tenían nuestros pacientes cuando ingresaban después de una intervención. Establecíamos cada cuánto tiempo queríamos evaluarlo, reevaluar para después saber si lo que nosotros hemos puesto como medicación o lo que hemos hecho vale o no vale, o está siendo efectivo».
El resultado fue lo que esperaban. «Nuestros pacientes tenían un media de dolor muy elevada, de casi siete puntos, y después de un año de control hemos logrado bajarlo a tres. Para nosotros ha sido una bajada muy importante. Creemos que esto demuestra que el trabajo, la insistencia y el control continuo del dolor, al final se ha volcado precisamente en los pacientes que son los que han recibido lo mejor de nuestro cuidado», destaca Lloret.
Un trabajo en equipo
Esta guía premiada se está trabajando también en Albacete, que es un centro comprometido con la excelencia de cuidados. Pero lo que esperan estas enfermeras conquenses es «continuar con las que estamos implantando e ir incorporando alguna otra más a medida que vayamos avanzando».
Sin embargo, recalcan que «es un trabajo en equipo». «Todos los profesionales que trabajan en la planta, celadores que ayudan a cambios posturales, técnicos en cuidados auxiliares de enfermería que están pendientes de aplicación del frío y el calor, los médicos que colaboran en proporcionar los tratamientos farmacológicos… todos han colaborado para que estos resultados sean así».
Antes de que aplicara esta guía se valoraba igualmente el dolor y el cuidado de las enfermeras en los pacientes. Pero el beneficio de este proyecto es que les obliga «a trabajar todos igual, sin variabilidad. Que nos obliga a registrar, que es una cosa que a veces los profesionales no hacemos tanto como deberíamos». «Dejar constancia de ese trabajo beneficia al paciente, porque si tú dejas constancia de que al paciente le duele, todo el equipo se pone en marcha para aliviar ese dolor. Beneficios de este programa: mejora los procesos, las enfermedades, estamos trabajando mejor», destaca Cervera.
La satisfacción de ver mejorar a los pacientes
Para estas enfermeras premiadas, su mayor satisfacción con este proyecto es ver que los pacientes han pasado de tener unos niveles altos de dolor a tenerlos más tolerables gracias a los cuidados «que se han demostrado que sirven, porque ha disminuido en más de la mitad». Pero además, también están satisfechas de ver a los profesionales «contentos y felices», así como «poder colaborar con todos, hacer equipo, y que este premio sirva para reconocer el gran trabajo que hacen tanto en la planta tercera como en el resto de plantas y centros de salud de la Gerencia, que también se están implicando mucho con este programa», concluye Beatriz Cervera.
A partir de ahora, el trabajo de estas profesionales es seguir avanzando con el programa para que a finales de año les acrediten como Centro Comprometido con la Excelencia en Cuidados, «y una de las cosas que nos piden es que vayamos más allá. Puede ser que lo siguiente sea que traslademos esta manera de trabajar a la Atención Primaria, porque una vez que se da de alta al paciente, la enfermera responsable es la enfermera de Primaria».