La presencia a las puertas de la Virgen de la Luz y de la Catedral de un grupo de mujeres con las nalgas al aire y arrodilladas ante otra disfrazada con los atributos de la iconografía mariana ha sobresaltado este lunes a la ciudad de Cuenca. Una performance que ha indignado a muchos de sus habitantes, especialmente a los católicos, tal como muestran numerosos comentarios en las redes sociales. Y que se encuadra en la estética y los planteamientos de ‘Yeguada Latinoamericana’, un «proyecto artístico» que desarrolla la creadora chilena Cherlil Linett.
Según la biografía publicada en la web del Instituto Goethe, Linett nació en 1988 y se define como artista de performance e investigadora escénica. Es licenciada en Teatro con mención Intérprete por la la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, un centro privado con sede en Santiago de Chile. Inició su trabajo artístico el 2015, participando en encuentros, festivales y, principalmente, realizando performance de manera independiente en espacios públicos. Ha creado y dirigido numerosas obras, agrupadas en series de performance como Coreografía de Succión, Poética de las Aguas, Vertiente Fúnebre y Casa.
El proyecto Yeguada Latinoamericana nació en 2017. «La artista convoca a mujeres y disidencias sexuales a participar en acciones en espacios públicos, utilizando la cola de yegua como prótesis contra-sexual. El objetivo es subvertir y desafiar los regímenes clasistas, patriarcales, coloniales y especistas, por medio de la performance como lenguaje», explica la web Registro Contracultural.
Las mujeres muestran sus culos en las que han colocado una suerte de colas de yegua postizas. Y lo hacen, dicen, como una manera de «cuestionar el proceso histórico de colonización, el rol jugado por la Iglesia y «todas las instituciones que han perpetuado la violencia hacia los pueblos, por medio de su poder». La apuesta alude a la llegada de los conquistadores «con equinos como armas de guerra».
«A través de intervenciones en el espacio público, enfocadas en pervertir la memoria oficial de las instituciones y los símbolos del estado-nación, trabajan en la búsqueda de nuevos imaginarios de protesta y micropolítica desde el cuerpo. Cada creación explora el cuerpo estratégico de exceso y desborde, contra toda clausura y contra todo ideal», señalan en un su carta de presentación.
A lo largo de su trayectoria, la yeguada, que también se denomina «hermandad artística feminista», ha protagonizado acciones como una irrupción en la Sala de la Cámara de Diputados de Chile inclinándose para mostrar sus conocidas colas de caballo para declararse abortistas. También participaron en la marcha contra la visita del papa Francisco a su país, se han enfrentado a policías y militares en marchas LGTBI+ y con coronas de flores escribieron la palabra «Violadores» ante el monumento a los mártires de carabineros frente a la Iglesia San Francisco de Borja en Santiago de Chile.
El periódico chileno El Mostrador avanzaba a finales de abril que Cherlil Linett y sus compañeras se iban a desplazar a España con motivo de una exposición «Del cuerpo a la carne» que el Museo La Neomudéjar en Madrid va a dedicar a sus intervenciones. En la noticia se informaba también de que la chilena iba a desarrollar alguna de sus performances en la capital madrileña «y para realizar una residencia en las instalaciones de Kárstica en Cuenca».
Kárstica es el nombre de la subsede que La Neomudéjar tiene en el municipio conquense de Cañada del Hoyo. Es un espacio de residencia artística con viviendas y estudios en el mismo edificio, la antigua estación ferroviaria de la localidad. En su página web se detalla que del 6 al 23 de mayo Linett y su equipo están allí participando en una residencia artística que cuenta con financiación del Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes de Chile.
El equipo, según la misma fuente está compuesto también por Fernanda Vargas, Esperanza Vega, Paulina Valdenegro, Ivón Figueroa, Gabriela Maldonado, Mariella Silva, Lorenza Quezada y Daniela Céspedes.