La entrada en vigor de las medidas especiales nivel 3 en Cuenca, incorporando nuevas restricciones como la prohibición de servir en el interior de bares, restaurantes y otros establecimientos de hostelería, ha supuesto una vuelta de tuerca más en la delicada situación de la hotelería conquense. Las consecuencias se han materializado el día después en el cierre de restaurantes como La Venta o Pits, el refuerzo del servicio de terraza en la Bodeguita Capuz, mantener abierto para disponer de unos ingresos aunque sean mínimos en La Edad de Oro o la prolongación de un cierre que ya se produjo semanas atrás como en Bicio.
Manuel Moya, propietario del restaurante La Venta, asegura que «esto no puede ser así. No podemos ir alegremente cerrando los negocios y cebándonos con la hostelería. La faena es gorda porque te quedas sin ingresos pero el banco llega todos los meses, los impuestos los tienes que pagar todos los meses, y así suma y sigue. Somos seis en el restaurante. Una verdadera ruina, un caos. Y aquí nadie pone nada».
Este empresario pone de relieve que estas medidas extremas supone el «remate» a unos meses críticos para el sector. «Si arrastras lo que viene de atrás más esto…que alguien me lo explique porque quien decide esto cobra todos los meses y tienen el pan en la mesa. No sabe uno qué va a ser peor. Si la pandemia o que haya personas que van a perder sus negocios, ahorros, su casa…que te embarguen. Y eso va a llegar y nos van a ver en la puerta de Correos a por las notificaciones. No vamos a ser uno, vamos a ser muchos». Estas mismas fuentes sostiene que el cierre interior puede suponer la puntilla para muchos negocios. «Sé de muchos compañeros que no van a poder volver a abrir. Está claro. Y el que tiene una terraza no gana suficiente. Tienes que dar un servicio para un 50% que no genera ingresos suficientes».
«No sé cómo va a acabar esto»
El restaurante Pits, ubicado en la calle Fermín Caballero, es otro de los establecimientos que ha echado el cierre este miércoles. Su gerente, Isabel López, precisa que «nosotros estamos cerrados porque no tenemos terraza. Estamos fatal, hechos polvo. Hasta ahora hemos tenida abierta La Playa pero no hemos podido hacer bodas ni eventos. Ahora está cerrada. De momentos en Pits vamos a aguantar los diez días cerrados y después quiero reunirme con cocina y poner en marcha algo nuevo como la comida para llevar. Aunque esa línea de negocio no sé si puede funcionar en una ciudad como Cuenca con las distancias tan cortas. Y como las ayudas son humo…».
Tras una amplia y dilatada experiencia en la hostelería conquense, Isabel López, reconoce que «la verdad es que estoy súper preocupada porque después de tantos años de trabajo, no sé cómo va a acabar eso. Ves a históricos como Zalacaín cerrando después de 80 años»
Al joven empresario Pedro Valiente el problema del cierre interior le afecta por partida doble como responsable de Las Tortugas y de la Bodeguita Capuz. «Las Tortugas lo hemos cerrado porque es inviable. Tenemos terraza en la Plaza Mayor pero es complicado en Cuenca estar a las seis de la tarde en una terraza en noviembre, anochece pronto, hay limitaciones a la movilidad para el turismo….Y en La Bodeguita Capuz pues aguantamos como podemos con la terraza. Es un negocio familiar y ahí estamos todos. Ahora la hemos acondicionado con estufas, toldos…para poder seguir funcionando».
«Seguimos abiertos porque no tenemos ningún ingreso en caso de cierre«
Julio Sánchez, co-propietario del pub La Edad Oro, expresa su queja de forma contundente. «Esto lo que ha supuesto es destruir empleo. En nuestro caso, terrazas y noviembre en Cuenca es un cóctel que no cuaja. Hemos tenido que meter a todos los trabajadores en un ERTE al 100%, cinco o seis, y quedarnos abiertos con los dos socios. Como los autónomos no tenemos ayudas en este caso pues tendremos que estar trabajando con la terraza, hagamos lo que hagamos de caja»
Asegura que «seguimos abiertos porque hay dos familias de los dos autónomos que no generamos ningún ingreso en caso de cierre. Si hacemos 40 euros de caja, pues buenos son. Más de lo que haces en el sofá y de la ayuda que te puedan dar. Se habla mucho de Ingreso Mínimo Vital pues los autónomos también lo necesitamos. Esto es una auténtica tomadura de pelo».
Por su parte, José Manuel Jiménez del Bar Bicio, indica que el cierre interior viene a prolongar una situación que inició recientemente. «Hace dos semanas ya cerramos. Nuestro local es muy pequeño, estuvimos calculando aforos y tenemos terraza pero decidimos cerrar porque no era rentable. Echamos número y tomamos la decisión. La terraza los días que haga bueno, bien pero los que haga malo pues muy mal. A las cinco de la tarde ya empieza a refrescar y tener el personal para hacer el 20% de la caja habitual, no compensa».
Este empresario afirma que, de momento, no se plantea una apertura del negocio a corto plazo. «Hasta que no permitan un aforo en el interior del 50 ó 60% no abriremos porque en un bar pequeño como el nuestro…Es como el caso de mi tío en La Ponderosa, si no puedes tener más de 20 personas es absurdo abrir».