Ola de hurtos en peluquerías y otros pequeños comercios de Cuenca capital

Desde principios de año hasta seis negocios de la capital han sido víctimas de hurtos de menos de 400 euros de valor entre productos y efectivo, utilizando la misma estrategia

Desde el mes de enero se han sucedido diferentes hurtos en pequeños comercios de la capital, especialmente en peluquerías y centros de estética. Han sido los propietarios de estos negocios quienes han dado la voz de alarma e informado a este medio de comunicación de una situación que califican como «insostenible». Los propietarios han reclamado la necesidad de medidas efectivas para una circunstancia que «se lleva viviendo desde hace varios meses» y señalan la importancia de aumentar la presencia policial como medida disuasoria «contra la delincuencia y la inseguridad que estamos viviendo».

Según ha podido saber Voces de Cuenca, serían seis los negocios afectados por los presuntos delincuentes. Dichos negocios se localizan en distintos barrios de la ciudad como el Siglo XXI, San Fernando y, especialmente, la zona centro de la capital. Los bienes sustraídos son huchas de propinas, productos de belleza, ropa y zapatos según han asegurado los propietarios de los negocios afectados. En todos los casos la cantidad sustraída no supera los 400 euros, por lo que según el artículo 234.1 del Código Penal se califica como hurto y se pena con una sanción económica. Los establecimientos han referido que el sentimiento generalizado es de «rabia e impotencia», pues «aunque no son cosas de gran valor económico, son productos que hemos pagado nosotros y nos cuestan nuestro dinero».

El modus operandi en todos los casos ha sido el mismo, una mujer de mediana edad entra al negocio para solicitar una cita, dejando un nombre y teléfono de contacto. Días después regresa al local solicitando cambiar su cita o pidiendo a los profesionales que le muestren diferentes productos del negocio. Cuando los trabajadores están reasignando la cita o buscando los productos solicitados, la presunta autora de los hechos aprovecharía para «llevarse las huchas de las propinas o los productos de las estanterías más cercanas», según afirman los trabajadores. En todos los casos, los propietarios de los negocios han descrito a la presunta culpable como «una mujer educada, que se mostraba muy nerviosa». Los propietarios han señalado que «hubo algo en su apariencia que nos hizo ver que había alguna intención oculta».

La Peluquería Color (calle Federico García Lorca, 8), ha sido el último local víctima de esta situación. Trabajadores del centro estético han señalado que «la mujer había venido días antes cuando estábamos todas las trabajadoras en el centro». Según han afirmado «la mujer entró con una de nuestras clientas habituales cuando solo había una trabajadora en el centro y aprovechó que ella fue a cambiarse para meter en una bolsa diferentes productos de las estanterías más cercanas a la puerta». Este centro contaba con cámaras de seguridad con las que pudieron grabar el momento del hurto e identificar a la presunta autora de los hechos, al igual que ha sucedido en otros de los locales afectados. Desde Peluquería Color aseguran que han presentado denuncia y facilitarán las imágenes a la Policía Nacional. Esta peluquería señala la importancia de que los locales que hayan vivido esta situación «presenten denuncia», porque «es el modo de hacer fuerza y que se tome una determinación contra estas situaciones».

Muchos locales no han presentado denuncia por la poca cuantía de los objetos, como es el caso de Peluquería Cristina Buedo (calle Ortega y Gasset, 4). Cristina Buedo, su propietaria comenta que «nos robaron una hucha de cerámica que teníamos con las propinas, y justo coincidió que una compañera la había vaciado para cambiar las monedas, cuando nos dimos cuenta salimos y la vimos reventada unos metros más hacia delante, suponemos que fue porque le dio rabia que estaba vacía».

La solución que han tomado los propietarios ha sido establecer comunicación entre ellos y advertirse unos a otros de la situación «para evitar que caigan más personas en el engaño y les roben lo que es suyo», afirma Buedo. Tras la voz de alarma han sido los trabajadores de los centros quienes han optado por cambiar el sistema de entrada al negocio, «manteniendo cerrada la puerta y filtrando a quién se le deja pasar y a quién no». Otros locales han optado directamente por confrontar a la presunta autora de los hechos cuando intentaba entrar a sus negocios, es el caso del Salón de Belleza Raíces (calle Cervantes, 1). Virginia Hernansaiz, una trabajadora de este centro ha afirmado que «esta señora entró con muchas zapatillas nuevas en las manos, pidiéndonos una bolsa y mientras nos estaba hablando intentó hacerse con el bote de las propinas, la vimos y le increpamos, por lo que se marchó; luego supimos que las zapatillas las había robado de un negocio de ropa de la misma calle».

Según ha podido saber este medio, la presunta autora de los hechos ha pasado en numerosas ocasiones por comisaría, pues los agentes de la Policía Nacional la localizaban, detenían y pasaban a disposición judicial, sin embargo la presunta acusada se declaraba insolvente. Al tratarse de un hurto sin intimidación ni violencia la presunta autora de los hechos únicamente se enfrentaba a una sanción económica que, en caso de ser un comportamiento reiterado podría desembocar en penas privativas de la libertad. La pena por hurto reiterado puede ser de 1 a 3 años de cárcel, calculándose con base en el delito continuado, sin importar las penas por otras acciones.