Medievo y barroco para clausurar unas SMR que recuperan su esencia

La Semana de Música Religiosa ha recuperado la esencia que jamás debió perder y ha conseguido unos resultados artísticos sobresalientes con un presupuesto mucho más reducido del que se disponía hace una década

Manuel Millán de las Heras

El fin de semana ha supuesto es sprint final de una 60 edición que marca un buen camino para los próximos años. Hay aspectos logísticos para mejorar, pero esta primera piedra del director Andoni Sierra tiene muchísimas más luces que sombras y sobre ella se puede construir un futuro solvente, con proyección y, lo que es más importante, personalidad. La SMR ha recuperado la esencia que jamás debió perder y ha conseguido unos resultados artísticos sobresalientes con un presupuesto mucho más reducido del que se disponía hace una década.

El festival viajó el Sábado Santo y Domingo de Resurrección desde la iglesia románica de Arcas al Teatro Auditorio y, para finalizar, el Espacio Torner.

Las Cantigas de Santa María

La iglesia románica de Arcas siempre acoge un concierto con sello característico. En este caso, la apuesta corrió a cargo del Ensemble Alfonsí, dirigido por el madrileño Jota Martínez, un músico polivalente del que hemos podido disfrutar anteriormente en nuestra ciudad como componente de las agrupaciones Xácara y L´Allegrezza. Las cantigas de Santa María son uno de los mayores monumentos de toda la Edad Media y su escritura no solo posee valor por sus notaciones musicales, sino por los fabulosos dibujos de instrumentos, gracias a lo cual el Ensemble Alfonsí ha recuperado gran parte de ellos con notable éxito por los resultados obtenidos. El concierto fue una continua degustación de colores sonoros en la interesantísima selección de cantigas ofrecida. Las voces eran naturales, sin impostación, en sintonía con la sabiduría del siglo XIII.

Barroco italiano desde Sevilla

La Orquesta Barroca de Sevilla no visitaba nuestro festival desde la edición de 2011. En esta década se ha afianzado como una de las agrupaciones mejor especializadas en ese periodo histórico en nuestro país. En el concierto del domingo se centró en el barroco italiano –además de Haendel—, desde los orígenes del mismo con Claudio Monteverdi (1567-1643) hasta los albores del clasicismo con Giovanni Battista Ferrnadini (1710-1791). La formación dirigida desde el concertino por Enrico Onofri se mantuvo vibrante y luminosa. La voz de la contralto Giuseppina Bridelli fue de menos a más. Se mantuvo tenue y algo hierática en la adaptación religiosa de su celebérrimo Lamento di Arianna, pero finalizó de manera enérgica y poderosa en Il pianto de Maria de Ferrandini. En el bellísimo bis de Vivaldi se sumergió en la más exquisita sutilidad.

Bachcelona Conssort y Solistas Salvat Beca Bach. Un buen descubrimiento

El grupo residente del festival ‘Bachcelona’ era una apuesta arriesgada por joven y escasa trayectoria. El elenco se completaba con los ganadores de la Salvat Beca Bach de 2023 –la soprano Maëlys Ronimme, la contralto Gabriella Noble y el bajo Timothy Edlin— y uno de los ganadores de la misma beca en 2017, el tenor Matthew Thomson. La Resurrección de Cristo se celebró con las inmensas cantatas bachianas BWV 4, 249, 31 y 131 junto con música de Jan Dimas Zelenka y Antonio Lotti. La agrupación, dirigida desde el órgano por Daniel Tarrida, interpretó con un perfecto estilo y en versión OVPP (una voz por parte) en el coro. El Regina Caeli final inundó de optimismo y esperanza al público. Domingo de Resurrección y ese sentimiento catártico se pudo sentir. Hay futuro.