Este viernes por la mañana el alcalde Darío Dolz y el Concejal de la Delegación de Cultura y Deportes, Miguel Ángel Valero, han anunciado el anteproyecto con el que abrirán el ojo del puente de la Trinidad, esto es, la conexión peatonal que unirá el río Júcar y Huécar. El trabajo se realizará, como apunta el concejal, teniendo en cuenta los valores patrimonial, histórico y medioambiental; así como la minimización del impacto visual de un enclave en el que se juntan elementos de varios siglos. Al acto también han asistido el presidente de la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ), Miguel Polo, el delegado del Gobierno de España en Castilla-La Mancha, Francisco Tierraseca, y el subdelegado en Cuenca, Juan Rodríguez Cantos.
El alcalde expone que la construcción del proyecto comenzará en un corto plazo aunque no lo tratarán como una cuestión de urgencia; «a lo largo de los próximos meses se empezará a trabajar haciendo la conexión de los dos cauces del río del Júcar y Huécar accesible», señalaba. El proyecto, previsto en el Plan Especial del Casco Antiguo, ya ha sido aprobado por la CHJ y el servicio de Patrimonio de la Junta; además, se han puesto en marcha los trámites de contratación por parte del Consorcio.
El proyecto para el que «se analizaron hasta seis posibles soluciones técnicas para abordarlo», como subraya el primer edil, está pensado con el objetivo de generar acceso a las personas minusválidas. Según Dolz, la idea del anteproyecto es «conectar el paseo existente con la bajada de la puerta de San Juan para que también sea accesible y que alguien en silla de ruedas pueda ir desde el Auditorio al Recreo Peral». Asimismo, la conexión, bajo el puente de la Trinidad, se realizará por medio de dos rampas de entrada y salida que permitirán la entrada de todos los peatones y que, además, también cumplirá la función de respetar un aliviadero del siglo XVI que quedará debajo de la construcción. Rampas que, como apunta Valero, «serán transparentes para que cuando la gente pase pueda ver el arco del XVI del aliviadero en la parte inferior».
Con el objetivo de mantener los elementos históricos del enclave que, como señalaba el concejal de cultura, constituye el lugar donde se encontraba «una antigua laguna artificial que había en época islámica»; los arcos de entrada y salida de la conexión tendrán alturas diferentes ya que pertenecen a los siglos XVI y XIX respectivamente. «Tenemos un arco cegado desde el punto de vista histórico que se correspondía al puente original, ejecutado en el siglo XVI y que se amplió en los siglos XIX y XX por necesidades del tráfico», explica el concejal. De esta forma, uno de los accesos tendrá una altura de 2,5 x 2,5 metros y el contiguo de 4 x 4,20 metros el cual, según expone Valero, «servirá de emboquillado». El concejal subraya que este proyecto se traduce en una demanda que «muchísimas generaciones habían pedido retomar pero que, a lo mejor, no se había abordado de una manera estructural, sino coyuntural».