“Los que mantenemos la ermita somos cada vez más mayores y nos va costando subir, pero no tenemos relevo”

Entrevista a Carlos Soria, secretario de la Asociación de Devotos de San Julián El Tranquilo

Hoy se celebra la festividad de San Julián, obispo de Cuenca. A pesar de que los cultos se celebran en tres templos: Catedral, Parroquia de San Julián (Fuente del Oro) y Ermita de San Julián el Tranquilo, es esta última localización la que quizá tenga un sabor más conquense, por bellísimo lugar donde está ubicada y por el esfuerzo casi penitencial que hay que realizar para subir a la ermita, bien por el camino de la cantera o bien por el famoso escalerón de acceso desde la Hoz del Júcar. Carlos Soria es el secretario de la asociación y una de las personas, junto con unos cuantos entusiastas que se encargan de mantener en buen estado una zona de gran valor tradicional en el acervo conquense.

Lo primero que me gustaría preguntarle es si son Hermandad o Asociación de devotos de San Julián el Tranquilo. 

Las dos cosas, cualquiera que ponga está bien.

¿Para quién no lo sepa cuáles son los fines de su asociación?

Somos unos doscientos miembros, casi todos amigos, que nos dedicamos a mantener el culto a San Julián en la ermita de San Julián el Tranquilo y mantener en buen estado tanto la ermita como las zonas de alrededor. A pesar de que no tenemos muchos medios hace unos años hicimos nuevo todo el tejado de la ermita con onduline y teja nueva y hace cuatro años hicimos lo mismo con el porche. En fin, nos ocupamos de todas las reformas que se hacen allí y del mantenimiento de la zona.

Me dice que son unas doscientas personas las que componen la hermandad.

Sí, pero los que subimos habitualmente somos entre 30 y 40, más o menos esa es la cifra de personas que nos solemos juntar allí los domingos.

San Julián tiene más de un lugar de culto, el altar del transparente de la Catedral, la ermita y la parroquia de la Fuente del Oro, que está consagrada al Santo. ¿Por qué está situada allí la ermita?

La ermita está ahí porque cuenta la tradición que cuando San Julián era obispo de Cuenca subía allí y, como en la cueva sale agua, se dedicaba a hacer cestos de mimbre que mojaba en el agua de la cueva, que luego vendía y lo que sacaba lo utilizaba para dar de comer a los pobres. Por eso se construyó allí la ermita, porque era el paraje donde iba San Julián y le llamaba “el lugar de mi tranquilo día”.

Somos unos doscientos miembros, casi todos amigos, que nos dedicamos a mantener el culto a San Julián en la ermita de San Julián el Tranquilo y mantener en buen estado tanto la ermita como las zonas de alrededor”

Es un paraje poco accesible al que no se puede llegar en coche.

Gracias a Dios, porque si allí subiesen los coches iría mucha más gente y estaría destrozado.

Yo recuerdo que hace años, si había que hacer alguna pequeña obra o reparación, se dejaba el material en bolsas abajo del escalerón y la gente que iba los subía. ¿Eso se sigue haciendo así?

Igual, eso se sigue haciendo así porque es la única manera de subir las cosas. Eso cuando lo que hay que hacer es cosa de poco, si la obra es de más enjundia se llama a un albañil para que lo haga.

¿El santuario de quién es propiedad?

Del Obispado, tanto la ermita como la finca, que tiene unas 17 hectáreas de monte.

¿Ustedes son los que hace esos pequeños trabajos?

Sí, gente que le gusta colaborar y que echan una mano para que San Julián el Tranquilo esté lo más adecentado posible.

¿La edad media de los que colaboran con la hermandad es alta o hay gente joven que está involucrada?

Es alta, ese es otro problema, que los que nos encargamos de esto somos cada vez más mayores y nos cuesta más trabajo subir, tenemos más de setenta años casi todos. Yo mismo tengo que subir con una muleta y me cuesta incluso más bajar que subir. 

¿Cómo fue que se hizo cargo usted del santuario?

Hace años había un sacerdote llamado D. Rafael Rodrigo Pavo que era el que se encargaba de la ermita. Cuando cayó enfermo con un cáncer me pidió, porque él sabía que le quedaba poco y que ya no iba a volver, que me hiciera cargo yo y desde entonces estoy yo al frente de la hermandad y de la ermita. Para D. Rafael la ermita de San Julián era su pasión, como anécdota le digo que tenía hecho un presupuesto de 200 millones de pesetas para hace un puente desde San Isidro a San Julián, y le echaba a la primitiva todas las semanas para ver si le tocaba y lo podía hacer.

– ¿Qué cultos se celebran en la ermita?

Allí se celebra misa todos los domingos, pero el problema grave que tenemos ahora es que desde el día 18 de diciembre no tenemos sacerdote y no se oficia la misa del domingo. Antes, al terminar la misa, sacábamos unos porroncitos y algo de picar y estábamos un rato departiendo.

¿El domingo es el único día que se abre la ermita?

Sí, los domingos cuando se decía misa abríamos y luego si subimos a hacer algo y estamos por allí también abrimos la ermita por si hay alguien que sube y quiere rezarle a San Julián.

¿Para este año qué cultos y actividades tienen preparadas?

Este año volvemos a retomar las actividades en la ermita con motivo de la festividad de San Julián, porque los dos años anteriores no hemos tenido nada por causa de la pandemia. Tendremos las tres misas que son tradicionales, a las 11, 12 y 13 horas, tendremos también una pequeña procesión cuando acabe la última misa y por supuesto repartiremos los panecillos de la caridad de San Julián como es tradición

¿Dónde se reparten los panecillos?

Los repartimos en los dos accesos que hay para subir al santuario, tanto en el acceso de la cantera como en el del escalerón.

¿Cuántos panecillos hacen?

Antes hacíamos 10.000, pero como ha subido todo sólo vamos a hacer 9.000.

Hay un dicho en Cuenca que dice que «por San Julián de enero se hiela el agua en el puchero» por el frío que hace en Cuenca en esa época, pero aun así antes subía mucha gente a almorzar o a comerse unas gachas el día del Santo. ¿Se conserva esta costumbre?

Desde que no se pueden utilizar las barbacoas menos, pero sí que sube gente a almorzar o a comer, sobre todo gente joven, lo que pasa es que luego nos toca a nosotros recoger la basura. Menos mal que vienen los barrenderos ahora a echarnos una mano, porque el último año que tuvimos misas, en 2020, sacamos al día siguiente 95 bolsas de basura grandes.

En ocasiones se han denunciado actos de vandalismo, porque al ser un lugar muy apartado se puede actuar sin ser visto.

Nos han robado ya dos veces, la última vez se llevaron una motosierra, un aparato para soldar, una desbrozadora, cables, casi todo lo que había por allí. Fuimos a limpiar y a ordenar un poco aquello y dejamos unas cosas y a la noche siguiente volvieron a entrar y se llevaron lo que quedaba.

¿En qué estado de conservación se encuentra ahora la ermita y la cueva?

Ahora la ermita está divinamente, da gusto estar allí. El problema es que estos domingos que hemos tenido misa ya se notaba que las papeleras estaban sucias. El problema es que si no hay misa los domingos se va a convertir en un vertedero y lo van a destrozar.

Ahora la ermita está divinamente, da gusto estar allí. El problema es que estos domingos que hemos tenido misa ya se notaba que las papeleras estaban sucias”

¿Del mantenimiento de la ermita se ocupa exclusivamente la hermandad?

Sí, la hermandad solamente.

¿Y económicamente cómo subsisten ustedes?

Pues con el dinero que recaudamos en el cepillo de los domingos y sobre todo el día de San Julián que es el que más gente viene a la ermita. Además, aunque son los panecillos son gratis siempre ponemos unos cestillos por si la gente quiere dejar un donativo que nos ayude a mantener el santuario durante el año. También hay alguna empresa que colabora con nosotros, por ejemplo Chapela, que nos hacen los panecillos y nos hacen muy buen precio, Extransa o Flores Las Camelias, pero mayormente los ingresos vienen de lo que le decía los donativos de la gente que viene el día del Santo y los domingos.

¿Pagan cuota los hermanos?

Sí, cuatro euros, pero eso no da para mucho.

¿Las instituciones les ayudan en algo?

Antes el Ayuntamiento nos pagaba los panecillos pero cuando cambió la corporación dejaron de pagarlos, aunque este año nos van a dar 1.000 euros. 

¿Sube mucha gente el día de San Julián?

Antes de la pandemia sí, subía mucha gente, y con lo que recaudábamos teníamos cubiertos los gastos del año, esperamos que este año siga subiendo la gente como antes del Covid. Lo que hace falta es que no llueva ni nieve, aunque haga frío la gente sube. Normalmente repartimos todos los panecillos y eso que sólo damos uno o como mucho dos por persona. Confiamos en que la gente vuelva después de estos años de parón.

¿Y a las misas?

Sí, también, la explanada está a reventar en todas las misas, es algo que a mucha gente le gusta porque es una tradición de muchos años y que ha pasado de padres a hijos. Pero estamos preocupados porque no tenemos sacerdote desde el día 18 de diciembre, yo sé que es difícil porque hay muy pocos, pero sin misas los domingos no se puede mantener aquello, yo al menos si no hay misa lo dejaré. Yo comprendo que hay mucha escasez de sacerdotes pero es una hora a la semana subir, decir misa y bajar. 

Cuando yo era chico el paraje de San Julián el Tranquilo era un lugar al que se iba mucho de excursión, se subía a comer o a pasar un rato allí. ¿Eso se sigue haciendo?

Sí, pero no tanto como antes, porque ya no se puede utilizar las barbacoas y viene menos la gente. Nosotros el día de San Julián subimos la merienda, comemos allí y pasamos el día, pero ya tanta gente como antes no viene. 

¿Antes también había misa del gallo?

Sí, nos juntábamos doscientas o trescientas personas a pesar del frío. Un año a Don León Chicote se le helaron las vinajeras en la mesa del frío que hacía. 

¿Cuándo se empezó a hacer?

La puso en marcha D. Rafael en el año 1995.

¿Y por qué se ha dejado de celebrar?

Pues por lo mismo, porque no hay sacerdote para oficiarla.

¿Tienen más actos a lo largo del año?

Sí, en el mes de junio hacemos la bendición de los campos y una pequeña procesión por la senda hasta donde se ve Cuenca y desde allí se bendicen los campos. Es el último domingo de junio.

Hay polémica estos últimos años sobre si el día de San Julián debe o no ser festivo. ¿Qué opinan ustedes?

Hombre, nosotros queremos que sea festivo. Es el patrón de Cuenca, siempre ha sido día de fiesta. En todos sitios el día del patrón es festivo pero aquí ahora unos años es fiesta y otros no.

¿Se sienten un poco marginados, al menos en lo que se refiere al culto en la ermita?

La verdad es que sí, es el patrón de Cuenca y siempre ha tenido mucha devoción pero ahora se nos ayuda poco.

¿Tiene futuro el culto en San Julián el Tranquilo?

No lo creo, no soy muy optimista, en el momento en que los ocho o diez que subimos allí dejemos de hacerlo no veo yo que haya gente con ganas de relevarnos.