A partir de este miércoles, 22 de julio, toda Castilla-La Mancha tiene que llevar mascarilla. Así lo ha aprobado, mediante decreto, el Gobierno regional. Esta decisión se ha tomado en base a la aparición de algunos brotes en la comunidad autónoma. En cuanto a la provincia de Cuenca, cabe recordar que, aunque de momento no haya habido ningún brote, los 17 jóvenes de Villamayor de Santiago están a la espera de los resultados de los PCR y también está el caso del almacén de Las Pedroñeras.
A principios de este mes, el Ministerio de Sanidad publicó que el 92,9% de los ciudadanos de la provincia de Cuenca llevaban mascarilla. Un porcentaje también aplicable a la capital, en la que antes de que se hiciera obligatorio el uso de mascarillas, el porcentaje de gente que la llevaba era muy elevado, exceptuando los casos de personas sentadas en terrazas de bares y gente que circulaba en vehículos privados.
Voces de Cuenca ha salido a la calle a hablar con los conquenses sobre si creen que la implantación de la obligatoriedad de la mascarilla va a ser algo que la gente se tome en serio o por el contrario, se va a seguir viendo gente sin mascarilla en la capital.
Pilar Garrido cree que siempre «es bueno que nos pongamos la mascarilla» y que «estamos bastante concienciados de que hay que ponérsela, excepto algunas excepciones, pero ahora hay que ponérsela con más motivo porque si no te sancionan». Además, añade que «con la concienciación la gente ya se la ponía, pero es verdad que con esta medida la gente se obligue a ponérsela».
Amelia García, por su parte, considera que «siempre habrá gente que no se la ponga» y añade que «aunque hay gente concienciada con la situación también hay personas que no lo están, por lo que me parece bien que se multe. Ah, y las narices tapadas». También ha querido expresar su opinión de las mascarillas de válvula, de las que ha dicho que «deberían estar prohibidas, porque la gente que la lleva puesta te está echando todos los virus, si los tienen. Porque con ellas se protege la persona que la lleva, pero el resto no. Entonces, ¿de qué me vale a mí llevar mi mascarilla si tú me estás echando los virus?».
Por otro lado, Ángel Bonilla, piensa que «la gente va a seguir haciendo lo que quiere aunque sea obligatorio llevar mascarilla, porque somos unos irresponsables». Destaca que él trabaja en un bar «y los clientes no se la ponen»: «La gente te pide sin mascarilla, no se lavan las manos todo el rato, te pagan con dinero en metálico». El ciudadano conquense opina que en los bares «siempre hay que ir con mascarilla. Bebiendo puedes beber y ponértela después, pero comiendo es distinto. Comiendo, sí que permitiría que no la tuviera puesta la gente porque es una cosa más constante». Por último añade que «el tema de las discotecas es una vergüenza».