La Santa Iglesia Catedral Basílica de Cuenca ha acogido este domingo, a partir de las 20:00 horas, la misa-funeral en recuerdo y homenaje de las víctimas de la COVID-19 en la provincia de Cuenca. El acto, que se ha prolongado durante algo menos de una hora, también ha servido para reconocer la labor realizada por los trabajadores de servicios esenciales que han combatido a la pandemia en primera línea.
La celebración de la eucaristía ha estado presidida por José María Yanguas Sanz, pbispo de Cuenca, en la que ha ofrecido eterno descanso de todos los difuntos y el consuelo y esperanza de sus familiares. Asimismo, ha agradecido el trabajo y el sacrificio realizado por tantas personas durante el tiempo de la pandemia y se ha recordado de una manera especial por los mayores y las residencias de ancianos. Esta celebración ha trasladado asimismo la solidaridad y compromiso ante la crisis social y económica provocada por la pandemia y el confinamiento.
El oficio religioso ha estado marcado por las condiciones de seguridad sanitaria impuestas por la pandemia. Así, sólo ha estado presente un representante de cada institución, administración o colectivo y el aforo máximo ha quedado limitado a 200 personas. También ha quedado marcado un itinerario diferenciado de salida y entrada al templo que ha recibido una nutrida representación de ciudadanos han querido participar e n este acto de recuerdo y reconocimiento.
Se trata de una propuesta de la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal a las Diócesis españolas. La fecha elegida en la Diócesis de Cuenca ha sido el domingo 26 de julio, fiesta de San Joaquín y Santa Ana, patronos de los ancianos, el grupo social más golpeado por la enfermedad. La jornada coincide, asimismo, con el Día Mundial de los Abuelos. El funeral se ha celebrado, prácticamente de forma simultánea, en todas las parroquias de la Diócesis.