La lucha de María José Saiz por la memoria de las víctimas del COVID-19: «Nunca aceptaremos el olvido»

María José Saiz, presidenta de la Plataforma de Afectados por COVID de Castilla-La Mancha, exige justicia a cinco años de la pandemia

La presidenta de la Plataforma de Afectados por COVID-19 de Castilla-La Mancha.

La presidenta de la Plataforma de Afectados por COVID-19 en Castilla-La Mancha, María José Saiz, atiende la llamada de Voces de Cuenca con la voz temblorosa y la emoción a flor de piel. Se cumplen cinco años de la pandemia que se llevó la vida de su padre y de millones de personas de todo el mundo. Al poco de fallecer él, decidió crear la Plataforma de Afectados y Familiares por COVID-19 en Castilla-La Mancha, cuyo objetivo principal es reivindicar justicia, especialmente en relación con la gestión sanitaria durante la pandemia, y exigir una comisión de investigación que aclare las circunstancias de los fallecimientos.

María José habla con la determinación inquebrantable de quien ha decidido hacer frente al dolor para que no se olvide. Cada palabra suya es como un grito mudo de desesperación por aquellos que se fueron sin despedidas, sin el consuelo de un adiós. La plataforma que ella representa, ha organizado un acto de homenaje que tendrá lugar este domingo y que pretende rendir homenaje a las víctimas del COVID-19, especialmente aquellas que fallecieron en circunstancias difíciles, sin poder despedirse de sus familiares.

«Queremos honrar la memoria de los fallecidos mediante gestos simbólicos, como homenajes, nombramientos públicos de los afectados (con nombre y apellidos) y actos de recuerdo. Queremos tratar mitigar el dolor de las familias, brindándoles un espacio donde pueden compartir su sufrimiento, expresar sus sentimientos y, a través de estos actos, mantener viva la memoria de nuestros seres queridos», relata con la voz quebrada.

La memoria es un refugio, un homenaje constante, y este acto, que prepara la plataforma para honrar a las víctimas del COVID-19, se convierte en un símbolo de resistencia frente al olvido. «Queremos seguir recordando», dice con firmeza, «de manera simbólica, pero también muy real, porque no son números, son vidas, son personas con nombres y apellidos».

El acto del domingo: Un olivo, una placa y un rincón especial

El acto de este domingo será diferente, único en su esencia, reivindica María José. Un olivo, una placa, un rincón especial al que se le ha dado nueva vida, como si de alguna manera, el dolor también pudiera encontrar un resquicio de esperanza. María José explica cómo, por circunstancias imprevistas, el primer olivo plantado en memoria de las víctimas se secó, pero el símbolo permanece. «El nuevo árbol, joven y lleno de vida, simboliza la memoria que sigue viva, pese al dolor. La placa, que lleva grabados los nombres de quienes ya no están, es un recordatorio palpable, tangible, de lo que ocurrió. Y ahí, en ese acto simbólico, habrá un violinista, música que, aunque no pueda calmar el sufrimiento, ofrece un consuelo emocional en un momento tan desgarrador».

El acto no se limita solo a la memoria colectiva, también invita a cada familiar a participar en el duelo. «Cada uno podrá depositar una carta, una flor, una foto. Queremos que quienes se quedaron puedan sentir que siguen presentes», dice María José, mientras su voz se quiebra levemente al hablar de su propio padre. Él también fue una de las víctimas, y su partida, tan temprana y tan injusta, marcó el origen de esta plataforma. «Mi padre murió el 24 de marzo de 2020, en medio del caos, de la confusión. Nos dijeron que no había UCI para él. Lo vivimos en carne propia», narra, con la fuerza de quien ha tenido que tragarse su dolor y transformarlo en lucha.

Las palabras no pueden describir lo que se vive al perder a un ser querido en esas circunstancias, pero María José lo explica de una manera que cala hondo. «No te puedes despedir de él. Te entregan una caja, y ya está. El dolor, la impotencia… eso no se olvida». La herida sigue abierta, cinco años después, y aunque el tiempo ha pasado, la sensación de abandono por parte de las autoridades persiste. La gestión de la crisis sanitaria, según María José, fue un fracaso monumental: «Nunca nos pidieron disculpas, nunca reconocieron su incapacidad. La falta de medios y la desatención fueron el caldo de cultivo para esta tragedia».

Pero a pesar del dolor, a pesar de la rabia que aún arde en su pecho, María José no se rinde. La plataforma sigue viva, creciendo, luchando por la justicia. Exigen una comisión de investigación, para que lo ocurrido no quede en el olvido, para que se reconozca el horror vivido por miles de personas. «El reconocimiento es un acto de dignidad, no solo para los que se fueron, sino para todos», sentencia con una claridad absoluta.

La plataforma cuenta con más de 1.200 miembros, entre los que se encuentran familiares de víctimas de toda Castilla-La Mancha y, curiosamente, incluso de fuera de la región. «El dolor no entiende de fronteras», dice María José. En todos sus homenajes, lo que se subraya una y otra vez es que no son números, no son estadísticas: son personas. Son vidas que dejaron un vacío imposible de llenar. Y con cada homenaje, con cada acto simbólico, se sigue luchando contra el tiempo y el olvido.

María José Saiz, con su fortaleza y su vulnerabilidad, es la voz de todos esos miles de familiares que, como ella, buscan justicia y dignidad. «Nunca aceptaremos el olvido», afirma. Mientras la plataforma sigue creciendo y luchando, los recuerdos siguen siendo más vivos que nunca.

El homenaje será este domingo, 16 de marzo, a las 11,30 horas en el Museo Paleontológico de Castilla-La Mancha.