La inspección arqueológica comprueba que Cuenca tiene otros dos refugios antiaéreos aptos para ser visitables

Dos entradas de túneles de la Guerra Civil han vuelta a ser abiertas gracias al estudio encargado por el Ayuntamiento conquense.

Un estudio encargado por el Ayuntamiento de Cuenca para dar continuidad al proyecto de la Cuenca subterránea en la Guerra Civil ha redescubiertos dos túneles antiaéreos en la capital conquense. La investigación, que ha sido llevada a cabo por los arqueólogos conquenses Santiago David Domínguez Solera y Michel Muñoz, ha conseguido abrir de nuevo dos refugios que estaban tapiados por la zona de la iglesia de San Felipe Neri y la calle Andrés de Cabrera.

A principios de noviembre, el Consistorio conquense adjudicó a través de un contrato menor el estudio e investigación de la Cuenca subterránea en la Guerra Civil a través de la reapertura y la identificación de refugios antiaéreos en la ciudad. Un proyecto que está incluido dentro del Plan de Sostenibilidad Turística. Más de un mes después, Domínguez Solera resalta para Voces de Cuenca que la investigación ha sido «un éxito», pues los han descubiertos en muy buen estado de conservación y «están en la línea de los de Calderón de la Barca y Alfonso VIII» para ser musealizados.

Asimismo, incide en que han conseguido numerosa documentación de archivo, «aunque testimonios sobre estos túneles pocos». Esa información muestra cómo era el mantenimiento de estos espacios patrimoniales en los años 30 y 40, «mientras se construían y después de la Guerra, que se mantuvieron un tiempo», sostiene el arqueólogo. «También hemos conseguido quejas de los vecinos de que estos refugios les producían un problema de salubridad o grietas en sus casas». En general, dice Domínguez Solera, la gestión municipal de estos túneles, además de planos de otros pasajes «que tenía el arquitecto municipal Fernando Alcántara en su archivo personal».

Túnel de Alfonso VIII

El trabajo de los arqueólogos ha consistido en reabrir esas dos entradas de las que ya conocían su existencia, pero que no sabían en qué condiciones iban a estar. Domínguez Solera manifiesta que se han estudiado, realizado planimetrías, se han digitalizado y han construido un cierre provisional hasta que se puedan rehabilitar. Destaca que las labores han sido «duras», sobre todo conseguir documentación, además de por el tiempo, pues la licitación les daba hasta final de año para presentar el estudio.

El próximo objetivo de este proyecto es ampliar la exposición de estos nuevos refugios antiaéreos con el de la calle Alfonso VIII, pues ambas entradas se encuentran arriba y abajo de este último, y conectarlos con el de Calderón de la Barca para hacer una visita completa de la Cuenca en Guerra. El arqueólogo destaca que tienen bastantes ideas de musealización para estos dos nuevos espacios «y habrá que ver cómo las implementamos».