Del 19 al 25 de abril se diagnosticaron en la ciudad de Cuenca 44 nuevos casos de coronavirus, nueve menos que en la semana anterior, según el listado difundido este jueves por la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha. Es la segunda bajada consecutiva tras el pico de la denominada cuarta ola que -a tenor de su magnitud y por usar la terminología de Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias- fue más bien «olita» en el municipio capitalino.
El descenso no es tan acusado como el reflejado en el informe anterior (se pasó de 153 a 53) y apunta a una situación de estabilización, más si se tiene en cuenta que se trata de datos previsionales que se suelen actualizar al alza. Una suerte de pequeña meseta con un volumen de infecciones muy similar al de las segundas semanas de septiembre y enero.
Si el análisis se guía por la trayectoria que ha seguido el virus en fechas anteriores, lo previsible es que esta curva descendente o estancada continúe durante unas cuatro o cinco semanas más hasta que se reinicie un repunte. Es el patrón que ha dibujado las experiencias previas pero que, no obstante, puede variar por factores inéditos como el avance del proceso de vacunación, los cambios en las medidas y la llegada de un tiempo más caluroso y seco que invite a hacer más vida en exteriores.
Con dos semanas seguidas de descenso los datos de incidencia acumulada a 4 días por cada 100.000 habitantes se desploman hasta referencias propias de marzo. Se sitúa en 177,36 frente a los 371,17 de la semana anterior, reduciéndose más de la mitad. Son números todavía de «riesgo alto» es la escala del Ministerio de Sanidad, pero ya próximos al escalón inferior, el que supone «riesgo medio».
A siete días la incidencia es de 80,4 casos por 100.000 habitantes, lo que se traduce en riesgo medio. El segundo de los cuatro niveles de alerta existentes.