La parroquia de San Esteban de la capital conquense tiene previsto inspeccionar sus singulares cubiertas transcurridos más de 50 años desde la apertura del actual templo. De momento, está en marcha el proceso para la rehabilitación de los salones parroquiales, constituidos por planta baja y dos planteas para actualizar los espacios disponibles y adaptarlos a la legislación actual.
El vicario general de la Diócesis y párroco de San Esteban, Antonio Fernández, ha precisado que «el año de la pandemia, desgraciadamente coincidía con los 50 años de la inauguración del templo parroquial. Los salones parroquiales, en un primer momento, fueron la vivienda de los sacerdotes. Al cabo de más de 50 años, indudablemente, los edificios se resienten y hay que actualizarlos en muchos sentidos y sobre todo para prestar un mejor servicio, no solo a los feligreses de la parroquia de San Esteban, sino a la ciudad. Porque la parroquia de San Esteban sigue siendo siempre como un lugar muy céntrico, donde no solamente presta un servicio a las necesidades propias de la parroquia, sino que otras muchas delegaciones diocesanas, grupos de la diocesis o de la ciudad».
Fernández apunta que «aparte de eso, también nos estamos planteando con el Consejo de Asuntos Económicos de la Parroquia, quizá aprovechar también para darle una vuelta, por así decirlo, a las cubiertas del templo parroquial. Es que son muy singulares, identifican mucho al templo de San Esteban y que también después de más de 50 años necesitarían una revisión esas cubiertas».
Reestructuración y origen
Los salones parroquiales están constituidos por planta baja y dos plantas superiores. «Se trata de una reestructuración, tanto exterior como interior, para ganar espacio y para que salgan como salones más amplios e incluso se introduciría un ascensor. Todas estas cosas que la legislación vigente ya exige y que en un edificio tienen que estar».
El 10 de mayo de 1960 se produjo el fallo del concurso en el que se eligió el proyecto del Arquitecto Antonio Camuñas Paredes para el actual templo parroquial. Comenzaron así diez años de obras. El día 21 de marzo de 1970, víspera del Domingo de Ramos, el obispo de Cuenca, Inocencio Rodríguez, dedicaba el nuevo templo siendo cura ecónomo Manuel Cañas Soria. Del nuevo templo llaman también poderosamente la atencion las vidrieras, obra del artista Rafael H. de Caviedes.