16 palabras. 110 caracteres que cabrían holgadamente en un tuit. «El Gobierno trabaja de forma permanente para evitar que se produzcan afectaciones a los servicios ferroviarios». Es la escueta respuesta que el Ejecutivo que preside Pedro Sánchez ha ofrecido a la pregunta parlamentaria del senador de Compromís, Carles Mulet, en la que le inquiría sobre las continuas incidencias producidas en la línea de tren convencional Madrid-Cuenca-Valencia durante el pasado verano.
El político valencianista se hacía eco de unas declaraciones a Voces de Cuenca de Francisco de los Cobos, portavoz de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril Público y Social, en las que revelaba que durante la semana del 27 de julio al 2 de agosto todos los días hubo alguna incidencia (problema que supone un retraso de media hora o más) en los trenes de este corredor. La situación no fue excepcional y ha sido la constante durante semanas, con especial incidencia en el estío.
De los Cobos achacaba estas demoras y averías recurrentes a la antigüedad de los vehículos y al mal estado de las vías, remarcando que los viajeros están huyendo de este medio de transporte ante la multiplicación de molestias.
Desde Compromís habían preguntado precisamente al Gobierno central si este «caos» respondía a una estrategia «para desmantelar el servicio ferroviario una vez derrotada la paciencia de las personas usuarias». También le pedían que indicase las medidas que iba a adoptar para evitar la situación y que cuantificase y enumerase (detallando tipo y causas) cuantas incidencias ha sufrido la red convencional que vertebra de Oeste a Este la provincia conquense. Ninguna de estas cuestiones han sido abordadas por el Ejecutivo de coalición PSOE-Podemos, que se ha despachado con un frase en la que no aparece el nombre de la línea, obvia aclarar motivos y no ofrece cifra ni datos concretos. Se limita a afirmar que trabaja «permanentemente» para que no haya afección.