La comunidad gitana en Cuenca quiere llevar su voz a espacios donde hasta ahora no ha estado. “Que vean qué posibilidades tienen dentro de la ciudad, y dónde quieren participar, y que sientan que tienen también el derecho como ciudadanos a participar”, defiende Samanta García, técnica de participación de la Fundación Secretariado Gitano de Cuenca, que junto a sus compañeros Sandra Cobo y Manuel Vargas, trabaja desde esta organización por la eliminación de la discriminación y la igualdad real de oportunidades.
La Fundación se estableció en Cuenca capital en el año 2003, y en la actualidad cuenta con diez trabajadores, con diferentes grados de dedicación, que este año han atendido a 269 personas en su departamento de empleo y a 35 familias con sus diferentes planes educativos. De cara al futuro, esperan expandir su atención más allá de la ciudad, y establecerse en otras localidades de la provincia.
En el desarrollo de su labor, centrada en dotar a los beneficiarios de oportunidades laborales y de fomentar el acceso a la educación, perciben que serían necesarios más recursos, especialmente en el ámbito académico, y se marcan como objetivo acercarse más “a las necesidades reales de la población gitana”. Y recuerdan que la Fundación está abierta a todo tipo de personas, gitanas y no gitanas, ya que es “una organización intercultural tanto en sus trabajadores como en los participantes”.
Tras casi dos décadas luchando por la inclusión en la ciudad, los profesionales de la Fundación defienden que se han dado pasos, aunque aún quede camino por recorrer. Manuel relata que cuando llegaron, en el año 2003, sus compañeras “intentaban evitar la palabra gitano”. Ahora no lo omiten, pero señalan que a la hora de buscar empleo “si va con el respaldo de la Fundación no es igual”, puesto que si “una persona va sola y entrega su currículum probablemente tenga menos éxito a la hora de que lo contraten”.
Una tendencia que va cambiando gracias los proyectos de empleabilidad de la propia organización, que han posibilitado la contratación de multitud de trabajadores, además de que sean las propias empresas las que acudan a ellos en busca de perfiles. “A nivel de inclusión, si a mis compañeras que empezaron el año 2003 le dices que ahora en el año 2022 van a tener a gente trabajando en tiendas como Cortefiel, Alcampo, Carrefour y demás, a ellas hace tantos años les parecería una locura”, recuerda Manuel.
Además del laboral, el otro gran frente de batalla por la igualdad es la educación. “Hay datos que están ahí, que son datos que son ciertos, que seis de cada diez niños gitanos no terminen la secundaria es un dato cierto, mientras que en el resto de la sociedad mayoritaria es un 20%, más o menos”, lamenta el orientador de la Fundación, que añade que “todavía no me he encontrado ninguna familia gitana que no quiera que el niño estudie”. Pone el foco en la falta de recursos y en la necesidad de un cambio generacional, ya que “un niño que se ha mantenido en el sistema hasta segundo o tercero de secundaria” ya ha estado en el sistema educativo más que sus padres, “y a su hijo probablemente lo mantenga en el sistema más tiempo del que él ha estado”.
Educación y trabajo, dos ámbitos fundamentales al que añaden un tercero: la participación de la comunidad en espacios que hasta ahora le son ajenos. Manuel explica que se busca “a gente que es afín a ti, con la que te sientes a gusto, gente que te entiende, y más en una situación en la que nos encontramos en el día a día de discriminación”, y que esto puede provocar que se produzca “un estado de getificación”, es decir, de formación de guetos o barrios habitados por personas con un mismo origen, pero indica que “en Cuenca no es tanto como en otras localidades”. Samanta también lo interpreta como “otra forma también de resistencia” y manifiesta que es igualmente necesaria esta sensibilización por parte del resto de la sociedad.
“Lo que se detecta es una baja participación de la población gitana en otros ámbitos que no tengan que ver con la población gitana” subraya la técnica de la Fundación, que apuesta por la inclusión en el asociacionismo de la ciudad y en sus múltiples espacios culturales, “que los vayan haciendo suyos también”. “A veces hemos sentido que ese espacio no era para nosotros, y creo que hay que gitanizar un poco esos espacios para que también sean para nosotros”, concluye.
En Cuenca hay racismo y gitanofobia “igual que en cualquier otra localidad”, afirman los profesionales de la organización, que rememoran varias anécdotas en las que se pone el foco sobre los gitanos en situaciones que serían cotidianas para el resto. Las más habituales, el señalamiento de los acompañantes del paciente en el hospital, o el mal trato por parte de algunos funcionarios en el desarrollo de gestiones administrativas. Unos prejuicios que también aparecen en los comercios, denuncia Manuel:
“Sí tenemos problema de gente a la que se le persigue en los supermercados o centros comerciales y le hace abrir el bolso, porque ha robado, cuando no ha robado, o guardias de seguridad que están justo detrás, o códigos secretos de los propios trabajadores para cuando entra una persona gitana en algún comercio”.
En cuanto al apoyo que reciben por parte de las administraciones públicas, lo analizan positivamente y lo concretan en el apartado de la financiación, que les llega principalmente a través del Fondo Social Europeo. “Tanto de Diputación como de la Junta tenemos proyectos que aquí se están haciendo, y por parte del Ayuntamiento igual, además a la hora de la concesión de espacios cuando tenemos algún tipo de actividad, cuando necesitamos alguna sala, siempre están dispuestos a ayudarnos”, indica el orientador.
A modo de receta contra los prejuicios, desde la Fundación recuerdan que las familias gitanas de Cuenca son muy diversas, “desde familias que están en riesgo de exclusión, dependiendo de Servicios Sociales y administraciones públicas a familias que no necesitan ningún tipo de recurso y que si vienen aquí es porque a lo mejor necesitan orientación”. Manuel lo resume en una frase: “Doce millones de gitanos que hay en el mundo, son doce millones de formas distintas de ser gitanos”.
Programas del FSG Cuenca
Acceder: Proyecto destinado a la inserción laboral de la comunidad gitana. Se hace un diagnóstico inicial de la persona que acude a la FSG para saber cuál es su perfil laboral y sus necesidades, a partir de ahí se le hace un plan individualizado de trabajo, que facilite la orientación, bien sea laboral o de formación. También se trabaja con las empresas, a través de formaciones en función de las ofertas de empleo y del perfil que soliciten.
Promociona y Pre-PromocionaT: Proyectos educativos destinados a mejorar las tasas de éxito educativo de la comunidad gitana, se trabaja con centros educativos de la localidad, familias y alumnos y alumnas desde infantil hasta 4ºESO.
Calí: Proyecto destinado a la mejora de la integración socio-laboral de las mujeres gitanas a través de la igualdad de oportunidades, de género y la lucha contra toda forma de discriminación, con especial atención a la discriminación múltiple que sufren las mujeres gitanas.
Radio Ecca: Programa destinado a jóvenes en garantía juvenil entre los 18 y 30 años para la obtención del Graduado en ESO.
X=: Proyecto de sensibilización destinado a los alumnos y alumnas de los centros educativos, donde se trabaja la diversidad y la discriminación a través de dinámicas y talleres.
Y un programa Estatal para la promoción de la ciudadanía gitana, en especial de la población joven, que promueve la participación social y política de la población gitana para que sus voces sean tenidas en cuenta en distintos espacios.